La importancia de que Europa cuente con una industria farmacéutica fuerte
La alianza firmada hace un año por el laboratorio Rovi con Moderna es un ejemplo de hacia dónde debería caminar la UE para garantizar una respuesta sanitaria a futuras crisis
Pese a que las campañas de inmunización en toda la UE avanzan ya a un ritmo razonable y sin grandes sobresaltos, los problemas relacionados con los contratos de suministro de las vacunas contra el Covid-19 pasarán a la historia de esta crisis sanitaria como una de las grandes deficiencias de la gestión europea, además de como una fuente de desconcierto y creciente desconfianza en las instituciones comunitarias por parte de la ciudadanía. Buena parte de los problemas de suministro de las vacunas tuvieron que ver la aparición de efectos secundarios graves y no previstos, pero también con la incapacidad de los laboratorios para cumplir los compromisos contractuales pactados con Bruselas. Aquellas tensiones evidenciaron que Europa no estaba preparada para dar una respuesta directa y eficaz a la crisis y mostraron su absoluta dependencia respecto a los grandes laboratorios farmacéuticos que lideraron la carrera por las vacunas –todos ellos de origen extracomunitario– así como el fuerte componente geopolítico que determinó la estrategia sanitaria de las principales economías del mundo contra la pandemia.
El contrato firmado hace un año por el laboratorio Rovi con Moderna es un ejemplo de hacia dónde debería caminar Europa para corregir esa debilidad estructural e impulsar un sector farmacéutico fuerte y con capacidad de reacción ante futuras crisis sanitarias. La compañía española reveló ayer que, como fruto de esa alianza, fabrica actualmente 600 millones de dosis de vacunas y que prevé alcanzar hasta 1.400 millones al año. Rovi, que produce el novedoso principio activo de la vacuna de Moderna, el ARN mensajero, ha desarrollado una estrategia de negocio oportuna e inteligente que le ha permitido convertirse en menos de un año en uno de las pocos laboratorios del mundo que fabrica este tipo de soluciones.
Además del salto cuantitativo que ha supuesto en términos de negocio – Rovi prevé que sus ingresos lleguen a los 600 millones de euros en 2023, el doble de lo que facturaba en 2018–, la alianza con Moderna debería servir a Europa de modelo para promover el crecimiento, la consolidación y la competitividad de los laboratorios europeos como medio de crear una industria capaz de hacer frente a futuros cisnes negros sanitarios. En ese sentido, la regulación comunitaria debería aspirar a facilitar y promover el desarrollo de un mercado estratégico del que depende no solo la salud de millones de europeos, sino también el futuro económico de Europa.
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