Un recorte de la retribución a las eléctricas con muchas incógnitas
Todas las iniciativas para acelerar la generación verde y abaratar la factura deben considerarse, pero las empresas precisan de más previsibilidad para su negocio
El Gobierno lanzó ayer a consultas desde el Consejo de Ministros el anteproyecto de ley que pretende reducir la retribución del dividendo de carbono a las centrales no emisoras que están en funcionamiento desde 2005 y que, salvo alguna otra adicional, se limitan a las centrales nucleares y las de generación hidroeléctrica, todas ellas activadas con inversiones ya amortizadas y, por tanto, con elevadas rentabilidades. El plan del Gobierno, que se pone en marcha en un momento en el que los precios mayoristas de la electricidad se mueven en máximos por la imputación elevadísima que genera el gas, por muy pactado que estuviese entre PSOE y Podemos en su acuerdo político de legislatura, pretende reducir la remuneración a las citadas centrales en unos 1.000 millones de euros, y abaratar la factura de los consumidores entre un 4% y 5%.
Pero esta iniciativa, que surge de manera coyuntural para convertirse en estructural, tendrá que superar un buen número de obstáculos para poder aplicarse. En primer lugar, porque cualquier propuesta que ponga limitación a la remuneración de la generación con fuentes no emisoras de CO2, como es el caso de las centrales ahora señaladas, debe ser autorizada por Bruselas, que tendrá que valorar si acepta tal propuesta.
Por otra parte, el anteproyecto, que rompe de alguna forma la paz hasta ahora existente entre la Administración y las eléctricas, puede chocar con recursos de las distintas corporaciones, entre otras cuestiones porque rompe el compromiso para el cierre ordenado de las centrales nucleares, que se suponía mantendrían hasta el final una retribución estable en el mercado mayorista. De hecho, esta modificación de las condiciones de remuneración podría precipitar las decisiones de cierre, poniendo en riesgo la seguridad de suministro de forma puntual si el mix de generación precisase en determinados momentos de su concurso. La antigüedad de estas inversiones, en condiciones normales, garantiza la rentabilidad actual pese al recorte de la remuneración; pero supone una erosión notable a sus cuentas, tal como los inversores hicieron ver en las últimas sesiones bursátiles, con pérdidas muy apreciables de valoración.
Este proyecto, que precisa de un respaldo político no del todo garantizado todavía, se suma al Fondo Nacional de Sostenibilidad aprobado también ayer y que pretende sacar de la tarifa eléctrica otros 6.500 millones de subvención a las renovables más antiguas, a financiar por todas las fuentes de generación y que podría llevar la reducción de las tarifas finales hasta un 15%. Todas las iniciativas para acelerar la generación verde y abaratar la factura deben considerarse, pero las empresas precisan de más visibilidad y previsibilidad para su negocio, inmersas como están en una revolución del mismo.
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