Ana Botín ofrece a Ayuso la sede de Santander en Boadilla para vacunar.
El nuevo consejero delegado del banco en España prefiere que los directores del grupo y los de oficina trabajen sin corbata. Es más cercano
Antes de empezar a hablar del ofrecimiento de Ana Botín, presidenta de Banco Santander, a su homóloga en la Comunidad de Madrid, Isabel Natividad Díaz Ayuso, quiero hacer un apunte. La semana pasada una de las noticias más llamativas en el sector económico español fue la destitución del presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell, por parte del Gobierno, que controla el 18,7% del capital de la empresa tecnológica. Fue un despido inesperado. El objetivo del ejecutivo era colocar en su lugar a Marc Murtra, aunque la jugada parece que le salió a medias al Gobierno.
Tuvo que ceder y dejar el nombramiento de su candidato a medio gas. Se le ha nombrado presidente, pero sin poderes ejecutivos. De esta forma, parece que se frustran parte de los objetivos que tenía sobre la mesa el Gobierno de Pedro Sánchez de poder convertir Indra en un instrumento del Ejecutivo para poder adquirir empresas incorporadas al capital de la tecnológica dominada por la SEPI.
En definitiva, crear una SEPI dos, según apuntan varias fuentes económicas conocedoras de los planes del Gobierno.
Esta maniobra política se suma a la que últimamente está llevando a cabo en el sector financiero, en el que está presionando para que frenen los ERE y para que la dirección de estas entidades financieras reduzca los salarios de los directivos y del consejo de administración. Una labor que podría considerarse loable, si no fuera porque estas empresas son privadas.
Solo en CaixaBank, banco en el que el Estado controla el 16,1%, su presión podría tener sentido, aunque juega con ventaja. Es el segundo accionista y el que legisla.
El Gobierno cada vez se enreda más en la elección de las cúpulas en las empresas en las que participa en su capital. Independencia a medias
Pero por primera vez ha puesto en un brete a José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank y antes presidente de Bankia. El voto negativo a los sueldos del consejo del gigante bancario español en la junta de accionistas del banco el pasado 14 de mayo ha supuesto un duro golpe para Goirigolzarri y sus relaciones con el Gobierno socialista.
Con este acto, Economía ha querido dejar clara su influencia en CaixaBank, aunque al final el peso de otros accionistas, como la Fundación Bancaria La Caixa, con el 30% del capital, hace equilibrar la balance del voto en otra dirección. Así, los salarios del consejo de CaixaBank, entre los que se encuentran los de Gorigolzarri y los del consejero delegado, Gonzalo Gortázar, han sido aprobados por el resto de los accionistas, a excepción también de las participaciones que controlan los sindicatos en la entidad.
Lo dicho, el Gobierno ha decidido entrar hasta la cocina en las entidades financieras, y en los últimos días, en la de Indra. También lo ha hecho en Sareb, el banco malo en el que el Ejecutivo controla más del 45%, pero en el que en unos meses pasará a sumar el 100%, tras la compra de las participaciones que poseen los bancos en su capital. Ambas partes solo están a falta de que Economía encuentre la fórmula idónea para la compra de las participaciones de las entidades financieras.
La banquera pretende que la plataforma de pago PagoNxt desplace a PayPal en todo el mundo en unos años
En algún aspecto, me recuerda a las injerencias políticas que los diferentes Gobiernos autonómicos ejercían sobre las ya desaparecidas cajas de ahorros. Aunque entonces no se conformaban con la elección de los presidentes y consejeros. También, en muchos casos, reconducían la estrategia de inversiones de estas entidades.
Cambiando de tema. Ana Botín ha propuesto a la Comunidad de Madrid, encabezada por Ayuso, ceder la sede operativa del grupo Santander, para que sea utilizada para llevar a cabo las vacunaciones contra el Covid que está realizando el Gobierno regional. Ayuso, sin embargo, no ha respondido todavía a esta invitación. O, por lo menos, esas son las noticias que tiene este periódico desde el pasado viernes.
Botín, acompañada del nuevo consejero delegado de Santander España, António Simões, explicó el jueves pasado a un grupo de empleados del banco de forma telemática que el grupo tiene como objetivo estar más cerca del cliente, que es el protagonista de la nueva estrategia de la entidad. Ante ello, dijo que el hecho de que los directivos no llevaran corbata ni en las instalaciones del banco ni en las oficinas era una muestra de cercanía con el cliente, y puso como ejemplo al nuevo CEO, que no la lleva.
La banquera también bromeó al referirse a su propio atuendo, “y no llevo chaqueta”, explicó.
Pero a lo que más tiempo dedicó Botín en este encuentro, ahora denominado Town Hall (durante la pandemia las reuniones abiertas que mantenía la presidenta de Santander con la plantilla se denominaban Ask Ana), ya que asiste su número dos en España, fue a comentar la importancia estratégica que tiene para el grupo PagoNxt, la gran plataforma de pagos con la que quiere posicionarse en el mercado mundial en un sector del negocio bancario que mueve más de 500.000 millones de euros. Este es un servicio de transferencias internacionales de bajo coste, rápido y seguro.
La banquera aseguró ante la plantilla que el objetivo del grupo es situar a PagoNxt por encima de PayPal. Pretende que sea conocido internacionalmente y que todo el mundo, sea o no cliente de Santander, tenga instalado en su móvil esta aplicación para realizar transferencias en lugar de PayPal.
Insistió en el cambio de modelo que se está produciendo en el negocio bancario, con un cliente más digitalizado y que ahora prefiere realizar sus operaciones bancarias más cotidianas con el móvil, y acudir a la oficina solo a buscar asesoramiento.
De ahí, que el banco siga recortando el número de oficinas, y transformando algunas en Work Café. Ya cuenta con 14 sucursales de esta tipología en España. La última la abrió el pasado lunes en el campus de la Universidad de Vicálvaro. Desde allí, los estudiantes pueden trabajar, conectarse a internet, celebrar reuniones y asistir a eventos y talleres.
Botín aseguró el pasado jueves que la idea es que las sucursales pequeñas vayan desapareciendo y sus clientes sean absorbidos por los Work Café del banco.