La fiebre de las materias primas complica el dilema de las mineras
Apostar por los metales verdes es un riesgo, pero la demanda de hierro puede caer si baja la de acero
La galopante subida de los precios de las materias primas debería de ser una luz verde para las mineras mundiales. A 10.000 y 200 dólares la tonelada, el cobre y el mineral de hierro están muy por encima de los niveles en los que tiene sentido comercial que BHP, Rio Tinto y otros empiecen a cavar nuevos agujeros. Sin embargo, los planes de inversión del sector siguen siendo obstinadamente inferiores a lo que se necesita para descarbonizar la economía mundial.
Restringir el calentamiento global a menos de 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales va a requerir un aumento épico de la oferta de metales utilizados en las baterías de los vehículos eléctricos, las redes eléctricas y las turbinas eólicas.
Según la consultora Wood Mackenzie, en el caso del cobre, sin contar lo demás, las mineras necesitan aumentar la capacidad en 23 millones de toneladas, aproximadamente el doble de los niveles actuales. Calcula que la inversión necesaria asciende a 22.900 dólares por tonelada, o 526.000 millones (434.000 millones de euros).
Si añadimos el níquel, el aluminio, el cobalto y el litio, la diferencia entre los planes de gasto actuales de las mineras y lo que la transición energética requiere en los próximos 15 años es de casi 2 billones de dólares (1,7 billones de euros).
El jefe de BHP, Mike Henry, y el consejero delegado de Rio, Jakob Stausholm, podrían invertir más. JP Morgan estima que los beneficios de las mineras europeas este año superarán cómodamente incluso los niveles inflados de 2011. BHP tiene una deuda neta mínima y Rio dispone de efectivo neto. Y la cantidad de oferta fresca necesaria significa que los precios podrían mantenerse altos incluso cuando se abran nuevas minas.
Pero los accionistas, y por tanto los ejecutivos, están en guardia. Después de perder miles de millones de dólares cuando estalló la burbuja de las materias primas después de 2011, Rio y otros han aplacado a los inversores con grandes dividendos.
Apuntar a la transición verde puede ponerlos en peligro, ya que todavía hay muchos escollos. Los avances tecnológicos pueden hacer superfluas algunas de las materias primas que ahora más se desean, y las mineras pueden tener que entrar en jurisdicciones de alto riesgo como la República Democrática del Congo.
Sin embargo, hay una razón más básica para que tanto los accionistas como los ejecutivos abracen la transición verde. La mayor parte del ebitda de BHP y Rio procede del mineral de hierro, ingrediente básico del acero. Si bien este tiene un papel a largo plazo, las medidas para descarbonizar la producción de acero pueden implicar una menor demanda.
Los altos precios actuales tienen que ver más con la recuperación a corto plazo tras la pandemia, que, como implicó la caída del 10% en los precios del mineral de hierro el jueves, puede estancarse si los bancos centrales y los Gobiernos empiezan a asustarse por la inflación. Visto así, diversificar en metales más verdes no parece un riesgo tan grande.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías