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Cos exige a los políticos consenso para impulsar con urgencia reformas estructurales duraderas

Reclama para España una reforma laboral y una revisión integral de gastos e ingresos y defiende un rediseño de las reglas fiscales europeas y un objetivo fijo de inflación del 2%

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.Efe
Juande Portillo

El Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha recordado este jueves a la clase política que “los retos de la economía española son de carácter estructural y los retos estructurales exigen respuestas estructurales” que han de impulsarse con “urgencia” y a partir de “consensos amplios” para que “puedan tener vocación de permanencia y resulten creíbles”.

En el discurso pronunciado con motivo de la publicación del Informe Anual del Banco de España, Cos establece que en el contexto actual “la acción de política económica deberá combinar tres objetivos: mantener el apoyo a la economía en el corto plazo, facilitar los ajustes estructurales causados por la pandemia” y la puesta en marcha de reformas estructurales que solucionen problemas históricos que “limitan nuestra capacidad de crecimiento y la mejora del bienestar de los ciudadanos”.

Los retos de España

En el caso español, dice el gobernador, ya antes de la pandemia estaba pendiente actuar para mejorar el potencial de crecimiento de la economía, acabar con disfuncionalidades como las del mercado laboral, reforzar la sostenibilidad de las cuentas públicas, y encarar los retos del envejecimiento poblacional, la desigualdad y el cambio climático, enumera.

La crisis del Covid, alerta, “ha aumentado la envergadura de algunos de estos retos”. Cos destaca que “las deficiencias de nuestro mercado de trabajo, que hacen recaer el grueso del ajuste durante las recesiones en los colectivos de trabajadores más vulnerables”; lo que eleva la brecha de desigualdad; y que costear la pandemia ha disparado los desequilibrios de las cuentas públicas.

“La profunda transformación estructural que necesita la economía española exige el diseño de una estrategia integral”, defiende, apostando por aprovechar las ayudas europeas en ciernes para poner en marcha soluciones de calado.

En primer lugar, insta a los políticos a “definir e implementar sin demora una estrategia integral de reformas estructurales” que incluyan mejoras de la productividad laboral y la formación; “reducir la elevada dualidad entre trabajadores temporales e indefinidos”, para lo que el Banco de España promueve la implantación de la mochil austriaca”; abordar el envejecimiento poblacional y el coste de las pensiones; mitigar la despoblación; promover una economía más sostenible y medioambiental; revisar la efectividad de medidas como el ingreso mínimo vital o actuar para facilitar una oferta de vivienda en alquiler.

De otro lado, el programa de ayudas europeo debe utilizarse para maximizar el crecimiento económico, apostando por los ámbitos digital y medioambiental; asegurando que los fondos sean utilizados con agilidad y efectividad; y cubriendo con ellos parte de la factura de impulsar las medidas antes citadas, como es el caso de la mochila austriaca.

Finalmente, la asistencia comunitaria debe ayudar a reequilibrar las cuentas públicas, favoreciendo la reducción del déficit público y la deuda, campo en el que Cos reclama una estrategia de consolidación fiscal a medio plazo que de credibilidad a la política económica española. “Para ello es fundamental revisar integralmente el sistema impositivo español y el grado de eficiencia de todas las partidas de gasto público”, defiende.

El desafío europeo

En el ámbito europeo, el gobernador apuesta por seguir reforzando la construcción del proyecto europeo dando un paso más allá del fondo Next Generation y estableciendo “un mecanismo de estabilización macroeconómica” de “carácter permanente y dotación suficiente, y capacidad impositiva y de endeudamiento”.

En este terreno, Cos asume que será necesario un debate para reformar las reglas fiscales de la UE y alinearlas con las transformaciones económicas estructurales actuales “Es posible que la mayoría de los países de mayor tamaño del área del euro, aun siguiendo las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, carezcan del colchón fiscal necesario para enfrentarse a una recesión en la próxima década. Así pues, se hace necesario un nuevo marco en el que las autoridades fiscales nacionales y supranacionales se complementen entre sí”, aduce.

“Las autoridades fiscales nacionales deberían coordinarse en torno a los objetivos presupuestarios de medio plazo, con la sostenibilidad de la deuda pública como objetivo principal, y en afrontar perturbaciones asimétricas, mientras que las supranacionales responderían a los eventos de cola y ajustarían la orientación de la política fiscal a nivel agregado del área del euro para que la política monetaria disponga de más margen”, propone. La necesidad de contar con colchones fiscales para futuras crisis y de consolidar la unión bancaria real, con un fondo de garantía de depósitos común y plenamente mutualizado, son otros de los objetivos pendientes.

La salida de la crisis

En cuanto a la salida de la crisis, Cos advierte de que “la expectativa de recuperación es real, pero su rapidez y profundidad están sujetas a una elevada incertidumbre”. En el caso español, detalla, todo estará sujeto al ritmo de vacunación; al grado de recuperación del turismo y a la reactivación del consumo de los hogares a partir de la bolsa de ahorro acumulada en la pandemia. A largo plazo, habrá que calibrar la magnitud del daño sufrido por el tejido productivo, su incidencia en el sector financiero, y la efectividad de los fondos europeos.

El gobernador defiende que la política de estímulos públicos, tanto en el frente monetario como en el fiscal, debe “mantenerse hasta que la recuperación sea sólida, dado que una retirada prematura generaría el riesgo de hacer descarrilar la recuperación”.

En su discurso, Cos recuerda que el PIB sufrió un retroceso del PIB en 2020 fue de dos dígitos, “una magnitud sin precedentes en tiempos de paz”, con “un impacto muy desigual” tanto por sectores, con mayor daño para hostelería, ocio, comercio y transporte; como por geografías, con peor resultado para territorios insulares y costeros; por colectivos, con un coste mayor en el empleo de jóvenes, temporales y rentas bajas; y empresas, con una factura superior para las pymes.

“Los efectos adversos de la pandemia sobre el nivel de PIB, el empleo y las cuentas públicas pueden perdurar varios años”, alerta el gobernador, que reconoce que todo podría haber sido pero de no ser por “la rapidez y contundencia” de una actuación de política expansiva coordinada a escala global. En el conjunto del planeta, subraya, el Fondo Monetario Internacional estima “que la caída de la actividad en 2020 podría haber sido tres veces superior sin las medidas aplicadas”.

En el caso de España, Cos apunta que una importante lección de esta crisis es la necesidad de “mantener en todo momento una posición económica equilibrada y resistente”, pues en cualquier momento el país puede volver a ser golpeado por nuevas perturbaciones y “sus efectos dependen crucialmente de nuestra posición de partida, en términos de corrección de desequilibrios y de capacidad de resistencia”.

“En este sentido, las mejoras en la situación de solvencia del sector bancario o de la posición patrimonial de empresas y familias, tras el proceso de desapalancamiento desarrollado en la última década en España, han permitido capear mejor las consecuencias” de la pandemia, destaca, si bien recuerda que “la posición inicial de las finanzas públicas, caracterizada por un elevado endeudamiento y déficit estructural, ha condicionado la capacidad de reacción de la política económica durante la crisis y ha provocado que su impacto genere un aumento significativo de la vulnerabilidad de nuestra economía”.

Problemas en el horizonte

Uno de los principales riesgos que sobrevuela la incipiente recuperación económica es la que “el cierre de aquellas empresas que están atravesando una situación de dificultad, pero que siguen siendo viables, podría desencadenar la pérdida de empleos y la disrupción de algunas cadenas de producción, lo que redundaría en una evolución menos positiva de la actividad económica”. “Esta posibilidad representa también un riesgo para el sector bancario y para la estabilidad financiera, especialmente si viniese acompañada, en situaciones extremas, de una oleada de quiebras”, alerta Cos.

“Resulta crucial facilitar el ajuste de la economía a las nuevas realidades surgidas tras la pandemia, como ilustra la profundización en los procesos de digitalización y de teletrabajo en el último año”, agrega Cos, que insta a España a permitir impulsar los ajustes laborales oportunos. Potenciar la formación de los trabajadores y simplificar el mecanismo de reestructuración de deudas y liquidación de empresas inviables son otras de las prioridades, dice.

El papel del BCE

El Banco de España alaba la labor del Banco Central Europeo, con su programa de compras de emergencia por un volumen de activos equivalentes al 6,7% del PIB de la zona euro, cubriendo “más del 90 % de las necesidades netas de financiación pública de los países del área del euro ese mismo año (y a casi el 30 % de las necesidades brutas)”, lo que ha evitado un encarecimiento de los costes de financiación. A su vez, destaca el esfuerzo en provisión de liquidez a la banca comercial. Una estrategia, esta última que ha “aumentado la solvencia de las entidades financieras y, de otro, han facilitado la concesión de crédito solvente a la economía”.

Más allá, la política monetaria, “en un entorno de inflación persistentemente por debajo de nuestro objetivo en la última década”, con tipos de interés natural real muy reducidos, el BCE ha iniciado un análisis de su estrategia en el que Cos ve fundamental observar el ejemplo de la Reserva Federa. “La revisión de su estrategia muestra las ventajas de permitir que se supere el objetivo de inflación de forma moderada y temporal en un entorno —como el que ha caracterizado al área del euro en los últimos años— en el que la inflación se sitúa persistentemente por debajo del objetivo y los tipos de interés nominales han alcanzado su límite inferior o están cerca de ese límite”, ilustra.

En el caso europeo, Cos considera “requisito previo para que la estrategia de permitir que la inflación se eleve por encima de su objetivo sea efectiva” que “exista un objetivo numérico de inflación claro” más allá del actual dogma de defender “una tasa de inflación en niveles inferiores, aunque próximos, al 2%” que considera que “no ayuda”. “El establecimiento de una tasa del 2 % como objetivo preciso y entendido de manera simétrica sería una buena opción en este sentido.

El rol de la banca

En la salida de la crisis, añade debe seguir siendo concertada e internacional, incluyendo el mantenimiento de los programas de apoyo del BCE para evitar un incremento de los costes de financiación; “el uso de los colchones de capital por parte de las entidades” para afrontar el deterioro del crédito y mantener el grifo abierto a familias y a empresas. “Las entidades tendrán tiempo suficiente para volver a cumplir con los requerimientos de capital. El proceso nunca se iniciará antes de que los principales efectos de la pandemia se hayan disipado”, tranquiliza el supervisor financiero.

A cambio de este margen, y sobre todo en el caso de entidades que han recibido respaldo público de algún tipo, el Banco de España insta a la banca a actuar “con extrema prudencia en las políticas de distribución de dividendos y remuneración variable”. También les pide que impulsen una política de anticipación del reconocimiento de deterioros que sirva como termómetro del riesgo.

Apuesta por el euro digital y las Fintech

El discurso del gobernador del Banco de España también supone una defensa del proyecto de creación de un “euro digital”, que dibuja como “una herramienta para estimular la innovación y actuar como catalizador de la competitividad y del crecimiento” que “constituiría un apoyo esencial para salvaguardar nuestra soberanía monetaria y podría, además incrementar el papel exterior de nuestra divisa y, por extensión, la capacidad de influencia más allá de nuestras fronteras”.

Pablo Hernández de Cos admite que se trata de un “enfoque ambicioso”, que exige “mentalidad abierta” y “las cautelas necesarias para garantizar que todas las dimensiones relevantes (como la estabilidad financiera, la política monetaria o la configuración y el papel de la industria financiera, que tan importantes son para la sociedad y, por supuesto, para un banco central) se tienen en cuenta adecuadamente”.

En el marco español, el gobernador reclama la puesta en marcha de un sandbox, o campo de pruebas, financiero que permita controlar el desarrollo de soluciones financieras innovadoras, a través de nuevas firmas tecnológicas, las Fintech.

Este espacio seguro permitiría a los reguladores y supervisores comprender mejor los nuevos modelos de negocio, evaluar sus oportunidades y riesgos y establecer las exigencias adecuadas al nuevo mercado financiero, en el que sería aconsejable establecer mecanismos prudenciales como los exigidos a la banca.

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