Seguros de hogar: menos robos pero más incidentes debido al aumento del tiempo en la vivienda
La situación derivada de la pandemia ha disparado las incidencias en la vivienda. Esto se debe al aumento del tiempo que se pasa en ésta, ya que en muchos casos se ha hecho del hogar el espacio de trabajo, de estudio e incluso de ocio
La situación derivada de la pandemia del coronavirus ha modificado los hábitos y el estilo de vida de las personas. Por ejemplo, desde el estallido de la crisis sanitaria los ciudadanos pasan mucho más tiempo en casa debido a las restricciones de movilidad y a recomendaciones como la implementación del teletrabajo siempre que sea posible y la reducción de los contactos más allá de la burbuja social.
La vacunación permite ver la luz al final del túnel y se prevé que las limitaciones para evitar los contagios se vayan reduciendo, pero la COVID-19 ha supuesto transformaciones que perdurarán en el tiempo.
Trabajar, comprar, estudiar o buscar entretenimiento online. Son muchas las acciones que se van a seguir haciendo desde la vivienda, uno de los bienes más preciados para quienes la tienen en propiedad. En este contexto, la protección del hogar cobra una especial relevancia. “El seguro está relacionado con la tranquilidad y está muy vinculado con la vida diaria de todos y la economía real; tiene un impacto personal y colectivo”, afirma María José Menéndez, socia directora del departamento de derecho mercantil y de seguros de Ashurst España, en el Podcast de Banco Sabadell.
“El 97% de los hogares tiene algún tipo de seguro, según los datos de Unespa [Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras], la patronal del sector. Los principales seguros son de automóviles y de hogar, una situación que se puede entender como la consecuencia de que el primero es obligatorio y el segundo está vinculado muchas veces a la contratación de la hipoteca”, añade la experta.
Tener asegurada la vivienda va más allá de la protección ante un robo. “El descenso de los robos [durante los meses de confinamiento estricto], según todos los indicios, se ha más que compensado con el incremento de otro tipo de percances, sobre todo los ligados al mantenimiento de las viviendas, que han sido usadas con mayor frecuencia e intensidad desde que se desató la crisis sanitaria del coronavirus”, señala el informe ‘Los robos en hogares asegurados’, elaborado por la Unespa. Entre enero y junio de 2020, las aseguradoras atendieron 3,6 millones de incidentes relacionados con el hogar, lo que significa un incremento del 5,6% con respecto al mismo periodo del año anterior.
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¿Qué cubre un seguro de hogar?
La cobertura ante un robo en la vivienda es la más popular entre la población. Pero un seguro de hogar va mucho más allá; puede responder ante daños causados por un incendio, averías eléctricas o fenómenos atmosféricos (como la rotura de tuberías que ocasionó la borrasca Filomena en algunas comunidades autónomas del país), un hurto personal en la calle, un fraude cometido con la tarjeta de crédito, o daños a un tercero, entre otros.
También puede incluir la cobertura de daños estéticos a la vivienda (pintura, cristales, cerradura de la entrada…), a la mascota, y servicios como bricolaje y mantenimiento, defensa jurídica, asistencia en viaje, borrado de huella digital, bloqueo de dispositivos móviles y asistencia informática. Las posibilidades son muy amplias y cada entidad tiene su propia oferta, y actuará ante un incidente de acuerdo con las condiciones que se hayan establecido en el contrato.
A la hora de contratar un seguro, Menéndez recomienda “comprobar la cobertura que se está ofreciendo, una cuestión importante ya que muchas veces se refiere a situaciones concretas”. “No porque tengas un seguro de daños va a responder a todos los daños que tengas en la vivienda. Hay que leer las cláusulas, la letra pequeña”, enfatiza.
Dos conceptos clave: el continente y el contenido
El primero se refiere a todos los elementos que conforman la estructura del inmueble, como el techo, las paredes, las puertas, las persianas, la instalación eléctrica y de agua. El segundo recoge los elementos que se han añadido en el interior: los electrodomésticos, la ropa, el mobiliario, los ordenadores, los elementos personales como las joyas, etc.
El valor que se dé a todos estos bienes será determinante en la cobertura del seguro.
La protección de la segunda vivienda
No se debe olvidar la seguridad de la segunda residencia. Durante la pandemia la probabilidad de robo aumentó de forma considerable ante la imposibilidad de realizar desplazamientos a este tipo de viviendas. El informe de la Unespa así lo recoge: “El confinamiento ha jugado claramente a favor de los territorios con mayores densidades urbanas, y ha penalizado, sin embargo, a aquellos con una elevada densidad de segundas viviendas que ni siquiera fueron ocupadas durante las jornadas vacacionales de Semana Santa”. Las zonas más expuestas a este tipo de situación fueron Cataluña, Murcia, Toledo y Huelva, “territorios bastante caracterizados por la existencia de un importante stock de segundas viviendas que permanecieron sin ocupar, en una gran mayoría, durante las semanas de confinamiento y aún durante la desescalada”, subraya el estudio de la patronal aseguradora.
Además, muchas de las segundas residencias en propiedad se destinan al alquiler. Una opción para la cual también es posible contratar un seguro de hogar. En estos casos, lo que más preocupa al propietario es el impago de las rentas mensuales, que la Unespa calcula en un riesgo medio de 3.000 euros frente a los 335 euros que ocasionan los daños.
La COVID-19 impulsa la personalización de los seguros
“Las aseguradoras van desarrollando la oferta en función de la demanda de los usuarios, y cuando observan que hay necesidad de dar cobertura a unos riesgos concretos, intentan establecer productos que den cobertura a dichos riesgos”, explica Menéndez.
El sector de los seguros ha cambiado notablemente en los últimos años. Un ejemplo sería la aparición de servicios especializados en la salud de la mujer. La tecnología, además, ha sido un pilar importante en el proceso y, precisamente, la llegada de la pandemia ha acentuado toda esta evolución y adaptación.
Tras el estallido de la crisis sanitaria, el Consejo de Innovación de la Unespa se planteó la necesidad de conocer las inquietudes de los consumidores con el objetivo de extraer las conclusiones pertinentes y enfocarlas a mejorar los servicios que presta el sector asegurador frente a la nueva realidad. Entre las conclusiones del estudio se recoge que los clientes no solo quieren proteger el hogar como tal, sino también el uso que se le está dando. “La vivienda ha pasado a ser el centro neurálgico de la vida de las personas. Un percance supone un ataque directo a la estabilidad” concluye la Unespa.