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Mercados

Las SPAC se convierten en un tsunami: 297 salidas a Bolsa hasta marzo

Se han recaudado unos 97.000 millones de dólares

REUTERS

Las salidas a bolsa de las SPAC (empresas sin actividad que salen al mercado para comprar después otra compañía) se han convertido en un tsunami y sobrepasan ya a las ofertas públicas de venta (OPV) tradicionales, puesto que solo en el primer trimestre se han contabilizado 297, un nuevo récord.

Según un informe de la gestora Schroders, entre 2003 y 2019, una media anual de 17 SPAC (empresas con un propósito especial de compra, según sus siglas en inglés) salieron a bolsa en EE UU, donde se han convertido en muy populares. En 2020, se registró un récord de 248 OPV de SPAC, más que en los 12 años anteriores juntos, pero este dato se ha superado en el presente ejercicio, ya que hasta marzo se han contabilizado 297.

La cantidad de dinero recaudada mediante estas operaciones también ha superado el récord del año pasado, con unos 97.000 millones de dólares (unos 81.000 millones de euros). Según el informe, el 79% de las OPV acometidas este año han sido realizadas por las SPAC y han recaudado el 69% del valor total.

Para el responsable de investigación y análisis de Schroders, Duncan Lamont, el resurgimiento de estas operaciones es bienvenido ya que EE UU lleva dos décadas en las que el número de empresas que salían a Bolsa se había reducido casi a la mitad.

Lamont explica que las SPAC no son empresas normales, ya que no tienen operaciones comerciales cuando salen a bolsa, y en su lugar, recaudan dinero con la intención de comprar una compañía en funcionamiento en un periodo de tiempo determinado, normalmente dos años.

Si no lo hacen, y no consiguen que los accionistas les concedan una prórroga, se liquidan y el dinero se devuelve a los inversores. Una SPAC es creada por un equipo directivo, que actúa como promotor, y capta dinero de los inversores en una OPV.

Por cada acción que se compra en las OPV, los inversores reciben un incentivo adicional, la posibilidad de comprar una fracción de acción de la empresa a un precio determinado en una fecha concreta del futuro.

Normalmente, esos derechos no pueden ejercerse hasta algún tiempo después de que se haya consumado una fusión. Sin embargo, pueden negociarse independientemente de las acciones y tendrán más valor si el precio de éstas sube.

No se sabe qué empresa puede ser adquirida (es un requisito regulatorio), aunque el folleto suele incluir algunas referencias al tipo de empresa o sector en el que pretende centrarse.

"Una de las características interesantes de una SPAC es que el dinero recaudado en la OPV se deposita en una cuenta fiduciaria y se invierte en letras del Tesoro. La cuenta fiduciaria sólo puede utilizarse para un número limitado de actividades, incluida la inversión en una adquisición", explica el analista, para quien esto proporciona cierto grado de garantía.

Otra ventaja es que estas operaciones dan más seguridad en el precio que una OPV y los inversores tienen una garantía de devolución del dinero. Según Schroders, también destaca su rapidez frente a la vía tradicional y que tiene menos carga regulatoria.

No obstante, el informe advierte de algunos puntos en contra, como el hecho de que invertir después de la OPV no es un gran negocio o que existe el riesgo de que la gente se deje engañar por nombres famosos que suelen respaldar estas operaciones.

También alerta sobre los costes de la OPV de una SPAC, que pueden ser "terriblemente elevados", y sobre su rentabilidad, ya que, según un estudio académico, la mayoría de ellas obtiene resultados inferiores a los del mercado después de cerrar una fusión.

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