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Asesoría tecnológica

La CNMV contratará a una consultora para impulsar su digitalización

El supervisor lanza una oferta a dos años por 320.000 euros; la misión es “afrontar los retos tecnológicos” internos y externos

Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV.
Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV. Pablo Monge

La CNMV se dispone a fichar a una consultora para afrontar los retos de digitalización, tanto internos como externos. Ya lo anunció su presidente, Rodrigo Buenaventura, en el Congreso, cuando el 9 de diciembre fue examinada, y aprobada con todos los votos a favor, su idoneidad para el cargo. Ofrece un contrato por dos años por 320.000 euros ampliable por un año más, con el pago de 160.000 euros adicionales, para afrontar los retos tecnológicos.

Las consultoras con departamentos especializados en nuevas tecnologías tienen una oferta en la plataforma de contratación del sector público. La CNMV quiere asesoramiento para cumplir con tres objetivos. Primero, gestionar las iniciativas fintech, que conllevan un alto componente tecnológico y que requieren de capacidades específicas para su análisis y valoración. Segundo, impulsar la gestión adecuada de los peligros tecnológicos de las firmas que supervisa la CNMV. Y tercero, potenciar el proceso de transformación digital en el que la CNMV está inmersa. Tras el Gran Confinamiento, el organismo publicó que, después de las medidas anunciadas en el pico de la crisis sanitaria, pudo seguir desarrollando la actividad con normalidad, pero añadió que “es preciso continuar avanzando en la transformación digital de la institución”.

Ya en el plan de actividades del año pasado, el vigilante de los mercados se marcó como objetivo diseñar y poner en marcha un “plan integral de transformación digital”. Incluso contemplaba la creación de una oficina de transformación digital. Ya entonces apuntó la necesidad de contratar un proveedor externo especializado.

Una persona en exclusiva

La firma deberá crear una base de datos para el uso del supervisor

La licitación, una de las primeras de la CNMV del presente ejercicio, aterriza en qué consistirá esa transformación. En esencia, supone la contratación de una suerte de chief technology officer (CTO) externo para el vigilante de los mercados. Será un “especialista ejecutivo” que optimizará la información recibida, ofrecerá recomendaciones, asesoramiento y se erigirá en el canal de la comunicación con la CNMV. Deberá reunirse periódicamente con el personal de la CNMV y además tendrá disponibilidad prácticamente en tiempo real para consultas telefónicas o por correo electrónico.

Esta persona se encargará además de la formación en el uso de la base de datos que deberá crear la firma. Esta será una herramienta clave, que deberá permitir el acceso a información contrastada e independiente sobre productos, servicios y soluciones, así como herramientas de valoración. Esta herramienta deberá contener un número mínimo de referencias, habrá de ser personalizada y accesible desde dispositivos móviles a través de una aplicación.

El objetivo es que esa persona que liderará de manera externa la gestión de la base de datos y de la tecnología en la CNMV sea la misma durante la duración del contrato. Por supuesto, la información de la CNMV a la que tenga acceso no podrá ser utilizada para fines distintos a la prestación del servicio. Deberá garantizar la confidencialidad total.

Requisitos extras para el fichaje

 

Las exigencias para ganar el contrato de la CNMV son muy elevadas. La empresa debe contar al menos con 15 clientes activos del sector público, ha de tener presencia internacional en al menos 20 países diferentes y una cartera total de más de 1.500 clientes. Además, el número de analistas en tecnología de la firma deberá ser al menos de 100, “con el objetivo de disponer de suficientes especializaciones y capacidades en las diferentes materias solicitadas”. En la práctica, estas condiciones reducen el número de potenciales candidatos, y entre ellos destacan las big four: Deloitte, EY, PwC y KPMG. Su presencia internacional y su gran tamaño las convierte en elegibles, no así una pequeña firma, por experta que sea en tecnología de implantación exclusivamente española.

 

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