La UE y el Reino Unido investigarán la compra de ARM por Nvidia
La principal preocupación es que la firma estadounidense aproveche la operación para impulsar su propia tecnología y que ARM deje de ser "neutral"
La UE y el Reino Unido están preparados para abrir sendas investigaciones en profundidad sobre la adquisición del diseñador de chips ARM por parte de Nvidia por 40.000 millones de dólares, después de que sus rivales solicitaran bloquear la operación, según reveló ayer el Financial Times. Según este medio, funcionarios y asesores tanto de Bruselas como del Reino Unido ven necesario un escrutinio serio del acuerdo debido a la creciente importancia de los diseños de ARM, que se utilizan en casi todos los procesadores de los smartphones y de otros dispositivos que precisan chips de bajo consumo.
Una fuente con conocimiento director de la situación aseguró al FT que “la adquisición será investigada a fondo y el escrutinio puede llevar hasta la prohibición”. Otras fuentes señalaron que el acuerdo aún podría aprobarse incondicionalmente o con concesiones.
La adquisición fue anunciada el pasado septiembre y ya entonces se preveía que la operación enfrentara obstáculos por parte de los reguladores pues esta venta de ARM, propiedad de SoftBank, pone a un proveedor básico para Apple y otros grandes fabricantes de la industria bajo el control de un solo operador, Nvidia. Ambos socios señalaron entonces que esperaban que la operación se completara en un plazo de 18 meses.
Según detalla el FT, las investigaciones en marcha se encuentran en una etapa preliminar. Al parecer, la Autoridad de Mercados y Competencia del Reino Unido ha invitado a los agentes del mercado a presentar sus observaciones y se ha comprometido a abrir una investigación formal en los próximos meses. La documentación aún no se ha presentado formalmente en Bruselas.
En una carta al citado periódico, el CEO de Nvidia, Jensen Huang, asegura que puede “afirmar inequívocamente que Nvidia mantendrá el modelo de licencia abierta de ARM. No tenemos la intención de estrangular o negar el suministro a ningún cliente”. Pero sus palabras no parecen convencer a muchas empresas, que temen una pérdida de neutralidad, y aproveche la operación para impulsar su tecnología.