El Gobierno debe escuchar la llamada de socorro de las pymes
Urge una estrategia a medida capaz de proporcionar oxígeno a miles de negocios que están en condiciones de salir adelante y de mantener el empleo
La patronal Cepyme hizo ayer un firme llamamiento dirigido al Gobierno en medio de la profunda crisis que vive España y que amenaza la supervivencia de una parte sustancial de las pequeñas y medianas empresas. Cepyme reclama al Ejecutivo un plan de choque “quirúrgico” adecuado a las características de la pequeña empresa, con el fin de identificar y ayudar a aquellas compañías que tienen problemas de liquidez o que están al borde de la insolvencia. La patronal reclama medidas extraordinarias y contundentes, pero que encajan en el marco de ayudas que la UE permite conceder a los Estados y se corresponden con la gravedad de la coyuntura que soporta este tipo de empresas. Es el caso de la condonación de préstamos con aval del ICO a negocios con problemas de solvencia hasta un máximo de 800.000 euros o el respaldo a inversiones público-privadas mediante inyecciones de capital o fondos mixtos. Para compensar la sequía de liquidez, los empresarios abogan por aumentar los préstamos, elevarlos en 20.000 millones, dar más partidas a las entidades financieras y valorar una ampliación de los plazos de amortización y de carencia. La patronal exige ayudas directas, de hasta un máximo de tres millones y medio de euros, a las empresas que hayan perdido hasta un 20% de su facturación en 2020, así como moratorias para las cotizaciones sociales durante 24 meses sin intereses ni recargos, y vacaciones fiscales durante 2021 para los negocios sin liquidez.
La necesidad de un plan de rescate de la extensión y contundencia que reclama Cepyme se justifica por tres grandes razones. La primera de ellas es la gravedad de una crisis que está golpeando de forma inmisericorde y con especial virulencia a sectores en los que abundan las pymes, como las actividades turísticas y las agencias de viajes, por ejemplo, que han cerrado el año con una caída de facturación del 90%. La segunda pasa por la composición del propio tejido empresarial español, que está mayoritariamente integrado por pequeñas compañías, lo que convierte cualquier plan de rescate dirigido a este segmento en una estrategia de choque de alcance casi general. Y la tercera, ligada directamente a lo anterior, es que la protección del empleo en esta crisis histórica está directamente unida a la protección de las pymes, que generan el grueso de los puestos de trabajo del mercado laboral. Urge por todo ello una estrategia a medida capaz de proporcionar oxígeno a miles de negocios que están en condiciones de salir adelante y de mantener el empleo como fórmula general e imprescindible para posibilitar la recuperación del conjunto de la economía española.