Las telecos afrontan en 2021 el desafío tecnológico y financiero del 5G
El despliegue en España absorberá entre 5.000 y 6.000 millones de euros Las operadoras acometerán las subastas de espectro en distintos países
A lo largo de los últimos años, analistas y directivos del sector de las telecomunicaciones han coincidido en que 2021 sería el año en el que se iniciaría la verdadera revolución de la nueva telefonía móvil 5G. Ya está aquí. El nuevo ejercicio empieza, y las miradas se concentran plenamente en el despegue de la nueva tecnología móvil, por su impacto en el propio sector de las telecomunicaciones, pero también en el conjunto de la economía, mundial y española, dada su capacidad para transmitir datos a una velocidad 20 veces superior a las actuales redes.
Para empezar, uno de los primeros pasos será el desafío financiero que va a suponer para las operadoras el afrontar las subastas de espectro para 5G, con el posterior despliegue de las infraestructuras.
Algunos países ya han llevado a cabo las licitaciones de frecuencias para 5G, pero otros, como consecuencia del impacto de la crisis generada por el contagio del coronavirus Covid-19, tuvieron que retrasar la licitación de las frecuencias. Si no hay contratiempos, será en las próximas semanas. Este es el caso de países como Reino Unido o España, en las que participarán grupos como Telefónica y Vodafone. En el caso de España se subastará el espectro de 700 MHz, procedente del segundo dividendo digital.
La intención del Gobierno es realizar la subasta en el primer trimestre y, con ese objetivo, abrió hace pocos días la consulta pública sobre la licitación. En el proceso se subastarán ocho bloques de frecuencias con un precio total de salida de 1.170 millones de euros, por un periodo de 20 años. El precio final dependerá de la dinámica de la licitación, si bien, el Gobierno ha introducido en el proyecto de los presupuestos generales del estado de 2021 una previsión de 2.100 millones.
En este caso, se ha fijado un pago único para las adjudicaciones espectro, frente a la anterior subasta que se hizo en España en 2018, de las bandas de 3,6 y 3,8 GHz, también para el 5G, para la que se estableció un pago anual.
Del coste final de la subasta, tal y como han advertido algunos operadores, dependerá la velocidad del despliegue de redes. De momento, las telecos deberán afrontar algunas obligaciones, como la de dotar de cobertura del 100% a las poblaciones de más de 20.000 habitantes en un periodo de tres años, así como a autopistas, autovías y carreteras multicarril, además de estaciones de viajeros de líneas de alta velocidad.
Además, deberán proporcionar cobertura en esta banda de frecuencias a todas las poblaciones de más de 50.000 habitantes, alcanzando el 50% de estas poblaciones en el primer año de vigencia de la concesión, el 75% el segundo año de vigencia, y el 100% el tercer año de vigencia.
Las operadoras, en las últimas semanas, han lanzado previsiones sobre cuál puede ser el coste de despliegue de la red 5G en España. El presidente de Vodafone España, Antonio Coimbra, señaló que las telecos deberán hacer una inversión superior a 5.000 millones de euros para extender la cobertura de 5G al mismo nivel que el 4G. incluye la cobertura para el coche autónomo, la inversión sería de 10.000 millones. Coimbra dijo que la tecnología sin propósito no tiene sentido, y añadió que este momento es una oportunidad única para invertir en infraestructuras de telecomunicaciones. “Si lo hacemos bien, daremos un salto como país para situarnos a la cabeza y ser competitivos”, aseguró.
El presidente de Telefónica España, Emilio Gayo, por su parte, señaló que el despliegue de la nueva tecnología móvil 5G en el país obligará a las operadoras a invertir más de 6.000 millones de euros, solo en infraestructuras. El ejecutivo destacó el impacto global de esta nueva tecnología, y advirtió también de que por cada euro destinado por los operadores a las redes de 5G, el conjunto del ecosistema invertirá otros tres euros.
Inversión en redes
En términos globales, la GSMA, patronal de las telecos, estableció una previsión de capex del conjunto de las operadoras en todo el mundo de 1,1 billones de dólares entre 2020 y 2025, de los que tres cuartas partes tendrían como destino el 5G.
En este sentido, el desarrollo del 5G, junto con el despliegue de la fibra, va a suponer que las telecos tengan que acelerar el ritmo inversor en los próximos años. La agencia Moody’s prevé que, en 2021, el ratio de capex frente a ingresos en las operadoras europeas suba al 18%, frente al 17% de estos últimos años. Sin duda, un amplio esfuerzo financiero. Moody’s mantiene la perspectiva negativa para el conjunto del sector de las telecos en Europa para 2021, en un escenario marcado por la fuerte inversión, el crecimiento marginal de los ingresos y la dura competencia.
En España, los despliegues de las redes de 5G van a contar con el respaldo de los fondos de recuperación europeos, canalizados a través de los presupuestos generales del estado. Así, el Gobierno lanzó el plan de Estrategia de Impulso al 5G, en el que se invertirán 2.000 millones de euros en cinco años. Este programa nace vinculado al Plan para la Conectividad y las Infraestructuras Digitales, que prevé una inversión de 2.320 millones hasta 2025, para alcanzar una cobertura del 100% de la población con redes de banda ancha fija de alta velocidad.
De todas maneras, no se parte de cero. Las grandes operadoras españolas, que llevan muchos años trabajando en el desarrollo de esta nueva tecnología, ya han lanzado los servicios de 5G. Vodafone España fue la primera, en la primavera de 2019, y posteriormente se han unido sus competidoras.
Telefónica, por ejemplo, ya ha cubierto más de 1.200 poblaciones con la nueva tecnología móvil 5G, lo que supone dar cobertura al 76% de la población española, ligeramente por encima de los objetivos establecidos. La teleco, al igual que otras competidoras, está utilizando las frecuencias de 3,5 GHz, única banda 5G ya licenciada a los operadores, y las bandas medias (1800 - 2100 MHz), donde actualmente opera el 4G.
Orange también anunció el lanzamiento del 5G en España, señalando que no introduciría cambios en sus tarifas.
Además, las telecos han estado trabajando durante los últimos años en desarrollar casos de uso para 5G. Y es que esta tecnología no sólo constituye el nuevo paradigma de las comunicaciones móviles, sino que será el componente tecnológico esencial en la transformación digital con un efecto transversal sobre la sociedad y la economía en los países más avanzados durante la próxima década.
De hecho, en los últimos años han proliferado los proyectos de desarrollo del 5G en torno a los diferentes sectores económicos, de la mano de las operadoras, fabricantes de equipos, empresas tecnológicas, administraciones públicas, junto con las compañías de las propias áreas involucradas.
Así, por ejemplo, en julio pasado, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital adjudicó ocho nuevos proyectos piloto 5G, con un presupuesto agregado de casi 40 millones de euros. Los proyectos, cuyo desarrollo va a tener lugar entre 2020 y 2021, tienen su impulso en Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia y País Vasco.
Sectores
En estos pilotos se buscan casos de uso y aplicaciones de la tecnología 5G en 13 sectores diferentes, desde la seguridad y la defensa, hasta la educación y la industria, pasando por la agricultura, la energía, la sanidad, el turismo, los transportes, el vehículo automático, las ciudades inteligentes o la producción de televisión.
En este último caso, por ejemplo, Telefónica Alemania y Sky Sport Deutschland emitieron por primera vez en Europa un evento deportivo grabado con móviles 5G, en este caso, un partido de la Bundesliga de balonmano.
Otro de los desafíos para la rápida implantación del 5G será la disponibilidad de smartphones con esta tecnología, con precios asequibles para el gran público. La mayoría de los primeros terminales 5G se comercializaban a precios por encima de los 1.000 euros. En la actualidad, hay algunas decenas de terminales con 5G, de fabricantes como Samsung, LG, Huawei, Xiaomi, Lenovo, Realme, Honor, Oppo, Vivo y ZTE, entre otros.
Lo cierto es que el escenario de la telefonía móvil va a cambiar en los próximos años con la llegada del 5G. En todo el mundo, según el Ericsson Mobility Report, hay 220 millones de usuarios de 5G en la actualidad, y la previsión es llegar a 3.500 millones de suscriptores en 2026, el 40% del total de la población mundial.
La cifra prácticamente igualará al 4G, con un declive progresivo de las anteriores tecnologías móviles, que en los próximos años afrontarán el apagado de sus redes.
Impacto geopolítico de la nueva tecnología móvil
Europa. El 5G ha vuelto a poner de manifiesto las tensiones geopolíticas entre EE UU y China. De momento, ambas superpotencias parecen ir por delante de Europa en el desarrollo de esta tecnología. Los fondos de reconstrucción aprobados por la Comisión Europea, por importe de 750.000 millones de euros, podrían contribuir a reducir esa desventaja, y animar a las telecos europeas a acelerar la inversión en redes.
Fabricantes. De sus decisiones finales están pendientes los principales fabricantes de equipos de telecomunicaciones, Ericsson, Nokia y Huawei, que pugnan por los contratos. La fuerte presión ejercida en los últimos años por la administración Trump, forzando la restricción a la compra de equipos de Huawei, parece haber contribuido a frenar la expansión del fabricante chino.
Incógnitas. Precisamente, esas incertidumbres, unidas al impacto de la crisis generada por el Covid-19, que ha forzado a las telecos a paralizar inversiones para concentrarse en tareas esenciales en torno al mantenimiento de los servicios durante las épocas de confinamiento, han podido contribuir a frenar los despliegues en los últimos meses.
Regulación. De todas formas, las operadoras del Viejo Continente han insistido en pedir a la Comisión Europea cambios regulatorios que permitan impulsar la inversión. Especialmente, la principal petición de las compañías del sector es que se favorezca el proceso de consolidación para reducir el número de operadores, y atemperar la dura competencia que se vive en distintos mercados, que está provocando nuevas caídas de los precios. Estas guerras comerciales están erosionando la capacidad de las grandes telecos de registrar aumentos de ingresos.