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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Convertir España en un imán para la inversión en el sector tecnológico

Se trata de un reto ambicioso, que exige reforzar la seguridad jurídica y normativa, así como ofrecer un marco fiscal estable y competitivo

CINCO DÍAS

El año 2020, que se recordará por el azote de la pandemia del Covid-19 y por el estallido de una crisis histórica en su intensidad, no ha sido un buen ejercicio en materia de financiación para las startups tecnológicas en España. La inversión privada en el sector ha descendido un 56% frente al año pasado, lo que supone pasar de algo más de 1.457 millones de dólares a únicamente unos 636, así como caer desde el octavo puesto en el top 10 de los países europeos con mayor financiación hasta el décimo lugar. Se trata de un brusco descenso de temperatura para un mercado que en España tiene una vitalidad creciente, con más de 3.500 compañías que responden a ese perfil y otras 20.000 empresas centradas en la innovación tecnológica, principalmente en sectores como el de la salud, turismo, fintech y seguros.

Los datos apuntan a que Estados Unidos sigue siendo el líder en inversión en el sector tecnológico, con un montante de 141.000 millones en 2020, frente a una Europa que, en líneas generales, ha resistido con fortaleza la tormenta del Covid y ha cerrado el año con una inversión privada prácticamente similar a la del año anterior, pero cuya capacidad de atraer financiación es sustancialmente menor que la estadounidense. Pese al descenso de los recursos, España se sitúa como el sexto destino mundial más popular para las empresas europeas del sector que buscan internacionalizarse mediante un hub tecnológico, lo que se explica, entre otras razones, por el coste menor del capital humano y el alto nivel de las escuelas de negocio y centros técnicos.

Aunque es cierto que existen diferentes fórmulas de apoyo al emprendimiento tecnológico, como aceleradoras, angels bussines y programas de estímulo, España necesita crear las condiciones necesarias para convertirse en un foco cada vez más potente de atracción de capital privado interesado en invertir en startups y otras compañías tecnológicas. Se trata de un reto ambicioso, que exige reforzar la seguridad jurídica y normativa, así como ofrecer un marco fiscal estable y competitivo que incentive la inversión, facilite la financiación de las compañías y estimule la creación de empresas con potencial suficiente como para crecer en el futuro. Europa ha situado el sector tecnológico como uno de los pilares fundamentales de la recuperación económica, lo que hace imprescindible aumentar el respaldo a a un segmento que cobra cada vez más visibilidad internacional y que está llamado a protagonizar la revolución tecnológica y la economía del futuro.

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