El sector exterior es clave para superar la crisis del Covid-19
Aunque muchos sigan dudando de la competitividad internacional de España, ha dejado de ser una debilidad
El impacto de la pandemia de Covid-19 se ha dejado sentir con gran intensidad en la evolución de las exportaciones españolas, como en el resto de la economía, aunque de una manera desigual por sectores y tipo de empresas. Los efectos adversos han sido muy acusados en las exportaciones de mercancías, en particular en vehículos y textil, e incluso en el comercio de servicios no turísticos, actividad en la que las empresas españolas mantiene altos niveles de competitividad. Pero donde se ha registrado el mayor descalabro es en el comercio de servicios turísticos.
En el ámbito de las mercancías, el deterioro se ha producido tanto en términos de valor de lo exportado como del número de empresas exportadoras. Así, entre enero y agosto de 2020 ha disminuido el valor de las exportaciones en un 14% en tasa interanual y en un 12,6% el número de empresas que realizan estas actividades.
Sin embargo, se ha mantenido el número de empresas exportadoras regulares (aquellas que exportan cuatro años consecutivos). En este colectivo, la mayor parte del ajuste se ha localizado en el margen intensivo (descendiendo el valor de lo exportado por empresa) y no en el extensivo (número de empresas), lo que permite albergar cierto optimismo de cara a la posterior recuperación, ya que no se ha destruido capacidad exportadora ni se han perdido destinos y clientes en el exterior de una manera generalizada.
En el turismo, como consecuencia del parón de la movilidad, el impacto ha sido especialmente acusado. A título de ejemplo, en julio abrió solo el 70% de los establecimientos hoteleros que lo habían hecho en el mismo mes del año anterior y solo se cubrió una tercera parte de las plazas ofertadas.
Las previsiones a corto plazo del sector exterior tampoco son favorables. El propio Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en el Escenario Macroeconómico 2020-2021, estima una caída de las exportaciones e importaciones españolas de bienes y servicios para el año 2020 del orden del 22,7% y del 20%, respectivamente.
En su conjunto, el ministerio pronostica una aportación negativa del sector exterior al crecimiento del PIB de 1,5 puntos porcentuales en el ejercicio 2020. No obstante, por el momento, los datos de la contabilidad trimestral del tercer trimestre de 2020 ponen de manifiesto que en volumen el descenso de las exportaciones es inferior al registrado por las importaciones. Además, existen numerosas incertidumbres en torno a la salida de esta crisis, dada su naturaleza. Como se puso de manifiesto en el II Encuentro de la Red de Investigadores en Internacionalización con el Banco de España, un evento organizado a comienzos de noviembre por la Cátedra Global Nebrija Santander en Internacionalización de Empresas y la Dirección General de Economía y Estadística del Banco de España, es difícil prever el impacto de esta pandemia sobre los desequilibrios exteriores a nivel mundial, así como sobre las grandes tendencias que ya se venían registrando desde inicios del siglo actual, como son el descenso del peso de las cadenas globales de valor, el aumento de medidas proteccionistas o la regionalización de la globalización.
La salida de esta crisis va a depender de muchos factores, tanto internos como externos. Desde las políticas económicas adoptadas y la capacidad presupuestaria de los países para afrontar con recursos públicos el parón temporal de la actividad, hasta la disponibilidad y uso de fondos europeos para facilitar las transformaciones que deben acometer las economías y las empresas para mejorar su competitividad de una manera sostenible y aprovechar las oportunidades que, sin duda, se presentarán.
Lo que sí parece meridianamente claro es que en España el sector exterior será determinante en esta etapa crítica, como ya ocurrió en la salida de la anterior crisis de origen financiero. La evolución reciente permite augurar que las exportaciones de bienes y de servicios no turísticos podrán recuperarse conforme mejore el contexto internacional. Donde quedan más dudas es en el turismo, actividad clave para la recuperación y el mantenimiento del saldo exterior de nuestra economía.
Aunque todavía muchos dudan sobre la solvencia del sector exterior español y de la competitividad internacional de las empresas españolas, en las últimas décadas España ha afrontado profundas reformas estructurales que le han permitido disponer de un sector exterior que, día tras día y crisis tan crisis, demuestra que, lejos de ser una debilidad, como solía ser antes, se ha convertido en una pieza básica para la recuperación y el desarrollo sostenible. No debemos olvidar esa lección, evitando la adopción de políticas que dificulten la internacionalización de las empresas españolas.
Gonzalo Solana / Raúl Mínguez son director / coordinador de la Cátedra Global Nebrija Santander en internacionalización de empresas