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Las zonas VIP se vuelven más higiénicas frente al Covid

Los eventos sustituyen las barras por camareros y atención individualizada

El Kissing Room de la pasada MBFWM.
El Kissing Room de la pasada MBFWM.

Bandejas de canapés moviéndose de una a otra esquina de la habitación, barras libres de champán y corrillos de gente hablando. Una imagen que hace un año era habitual en la sala vip de cualquier evento, ahora se ha tenido que transformar por completo para respetar las medidas de seguridad que exige la pandemia. Si bien estas zonas resultan más sencillas de controlar porque los aforos son más limitados, el nivel de servicios añadidos que en estas se ofrecen suponen un nuevo reto y obligan a crear nuevos conceptos para no tener que renunciar a nada.

Uno de los recintos que mejor se ha adaptado a la nueva situación es el WiZink Center de Madrid. Han establecido un asiento fijo para cada asistente, que debe estar a metro y medio de la persona más próxima. Así, el aforo se ha reducido al 40% y las barras libres de autoservicio se han sustituido por un servicio de camareros que llevan la comida y la bebida a cada espectador sin que este tenga que levantarse a por ello, ya que la movilidad está restringida. “Creo que hasta se ha mejorado el servicio porque ahora es mucho más personalizado. Antes era la colectividad de la mesa común, ahora tienes tu plato, lo que es mucho más higiénico”, comenta el director de seguridad del WiZink Center, Juan Carlos Ruiz, quien cree que algunas de estas medidas se mantendrán después de la pandemia para ofrecer un trato superior.

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En esta línea, el experto Eric Mottard defiende que, al reducirse tanto los aforos, todos los eventos que se celebran acaban siendo vip en su totalidad porque los asistentes se sienten más especiales. Evitar las aglomeraciones en el Kissing Room era también el objetivo de la directora de MBFWM, Nuria de Miguel. En esta última edición de la pasarela sustituyeron el habitual cóctel por mesas y sillas altas para que la gente pudiera sentarse de cuatro en cuatro. “Aunque el aforo ya estaba reducido al 25% durante los desfiles, en este espacio teníamos un reto añadido porque se servían bebidas, así que teníamos que cumplir la misma normativa que los restaurantes”, explica la responsable.

Gran parte de los esfuerzos que realizan desde la organización van destinados a transmitir un mensaje de tranquilidad. Ese es el objetivo también del nuevo programa del Teatro Real para sus abonados. “Consiste en un servicio de atención telefónica con asesores personales para responder todas las dudas. Nos comprometemos a que cualquier persona que llame por teléfono sea atendida en el mismo día y los emails sean respondidos en menos de 24 horas”, explica el director general de la institución, Ignacio García-Belenguer, convencido de que tan importante es ser un espacio seguro como que los espectadores lo sientan así.

Sistema de bandejas individuales de Life Gourmet.
Sistema de bandejas individuales de Life Gourmet.

La oferta gastronómica del Teatro Real ahora se sirve en unas cajas cerradas para garantizar la seguridad. “Es lo mismo que hacemos en los cócteles cuando alguna persona tiene una intolerancia”, explica Nacho Durbey, de Life Gourmet Catering, la compañía que la gestiona. Para otros eventos del catering han ideado un sistema mediante el cual los camareros llevan bandejas cubiertas y colocan cada aperitivo en una bandeja que lleva cada uno de los invitados anclada a la copa.

Por el contrario, hay quien prefiere limitar este tipo de opciones para aumentar la seguridad de los espectáculos. Es el caso de los Teatros del Canal, cuya cafetería solo funciona de forma testimonial. “Los teatros no tienen que tener barras porque hacen que los asistentes se quiten las mascarillas. Lo importante es que el público no nos falle y sigan pudiendo venir”, comenta el intendente del teatro, Jorge Culla.

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