_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Empresarios heterodoxos

Una nueva generación de empresarios jóvenes está tratando de generar valor social y tienen empresarios reconocidos donde mirarse

Hay una nueva generación de empresarios jóvenes que están tratando de generar valor social. Están impulsando las empresas B, las inversiones de impacto, las metas ASG. Buscan empresarios reconocidos que les sirvan de inspiración. Los hay.

Pocos conocían a Chuk Fenney (89 años) porque eligió el anonimato, hasta que hace poco fue descubierto por los medios. Creó las tiendas de duty free en los aeropuertos. Acumuló una fortuna de 8.000 millones de dólares. Fue el pionero de la idea de “dar en vida”. Se propuso entregar todo para causas de interés público. En septiembre de 2020, logró completar su meta. Creía en inversiones de riesgo de alto impacto. Entre sus emprendimientos: el logro de la paz en Irlanda, la modernización del sistema de salud en Vietnam (100 millones de habitantes, exitoso con la pandemia), la abolición de la pena de muerte, la conversión de la marginada Isla Roosevelt en un parque tecnológico, destinó 870 millones a defensa de los derechos humanos y cambio social, 3.700 millones a mejora de la educación, 700 millones a salud pública. Llevó una vida austera. Volaba en clase turista. No gastaba en él.

Warren Buffett (90 años) es considerado el inversor más exitoso de la historia de Wall Street. Desarrolló el gigantesco Fondo Berkshire, que produjo a sus millones de ahorradores elevadas ganancias. Es uno de los hombres más ricos del orbe. En 2006 anunció que donaba el 99% a la Fundación Gates, doblando su capital y convirtiéndola en la mayor que haya existido. Explicó que él y su familia pensaban que ni su felicidad ni su bienestar aumentarían si tenían más del 1%, y en cambio donando el 99% podrían mejorar la vida de muchos. Resaltó que no era “dar”, sino “devolver” a la sociedad que con su esfuerzo hizo posible sus logros. Efectivamente, la Fundación Gates lleva invertidos más de 50.000 millones de dólares para luchar contra la malaria, la tuberculosis, el sida y vacunaciones masivas de niños en países pobres, lucha contra la pandemia, y otros y salvó millones de vidas. Buffett apoyó asimismo el aumento de los impuestos a los muy ricos, el incremento del impuesto a la herencia, y creó con Gates el “compromiso de dar” que exige a los muy ricos aportar el 50% de sus bienes para proyectos sociales.

En ambos casos, no se trató de palabras sino de hechos. Sus casos y otros muestran caminos, en un mundo en tumulto, para profundizar el compromiso de las empresas con ayudar a repararlo.

Archivado En

_
_