El nuevo CEO de UBS, ante una odisea para recortar costes
Puede tener que recurrir a las fusiones, pero al menos está en posición de ventaja respecto a sus rivales
Ralph Hamers, que debuta como consejero delegado de UBS el 1 de noviembre, heredará un banco mucho mejor que el que recibió su predecesor, Sergio Ermotti, en 2011. Paradójicamente, eso hace que sea más difícil para el holandés distinguirse.
Ermotti anunció en 2012 una importante reestructuración para centrar el grupo suizo de 44.000 millones de dólares en la gestión de patrimonio en lugar de en el arriesgado negocio del trading. Funcionó: la banca de inversión representa ahora un tercio de sus activos ponderados por riesgo, frente a los tres cuartos de 2011.
UBS cotiza al 82% del valor contable tangible (una prima sobre el 55% de Credit Suisse) y obtuvo una alentadora rentabilidad del 12,9% sobre los fondos propios tangibles en los primeros nueve meses de 2020.
La tarea de Hamers es diferente. Tiene limitadas oportunidades de crecimiento a largo plazo dados los bajos tipos de interés. Reducir la base de costes anuales de UBS, de aproximadamente 23.000 millones de dólares, es, por lo tanto, una necesidad. Los gastos operativos consumirán el 78% de los ingresos el próximo año, usando las estimaciones medianas de Refinitiv (nivel más alto que el 76% de Credit Suisse y el 72% de Morgan Stanley).
La historia reciente de UBS sugiere que Ermotti ya ha encontrado la forma obvia de ahorrar. En 2012, cada dólar de recortes anuales vino con 54 centavos de cargos extraordinarios por reestructuración, según los analistas de Barclays. Esa proporción subió acumulativamente a 88 centavos en 2015 y a 1,01 dólares en 2017. La lección es que los futuros recortes incurrirán en grandes costes iniciales.
Hamers tendrá que ser creativo. Una opción es vender unidades de menor margen como la de gestión de patrimonio de EE UU, que está más cerca de un negocio de corretaje y no necesariamente encaja con el resto de UBS.
Y la banca de inversión, que actualmente disfruta de un impulso inducido por la volatilidad, requerirá atención. Hamers, que se ganó la reputación de ser un pensador digital espabilado al frente de ING, podría reemplazar a más empleados de los 5.000 de la división por algoritmos, en particular a los banqueros júnior que trabajan con hojas de cálculo. Los acuerdos de costes compartidos con los bancos de inversión rivales también podrían ahorrar dinero sin la molestia de una fusión.
En última instancia, sin embargo, los grandes ahorros pueden requerir grandes acuerdos. Una opción es la unión con Deutsche Bank, después de que haya completado su propia reestructuración. En ese frente, Ermotti le dejó un regalo a Hamers: el valor de mercado de UBS es prácticamente el mismo que a finales de 2011, mientras que los rivales han caído.
Por lo tanto, podría absorber a la mayoría de los pretendientes europeos, en lugar de ser un socio de fusión júnior. Eso pone a Hamers en el asiento de conducción para la concentración bancaria... incluso aunque sea en última instancia un logro de Ermotti.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías