El AVE de Texas busca su plácet definitivo mientras Renfe apunta a Europa del Este y México
La Administración del Ferrocarril de EE UU asienta el marco ambiental y de seguridad; resta el aprobado de la Junta Federal de Transportes
La promotora de la primera línea ferroviaria de alta velocidad con capital privado del mundo, diseñada entre Houston y Dallas, en Texas (EE UU), está a un paso de reunir todas las bendiciones para arrancar el proyecto.
Con Renfe como supervisor y futuro operador, la infraestructura espera el visto bueno de la Junta Federal de Transporte de Superficie (STB por sus siglas en inglés) una vez que la Administración Federal de Ferrocarriles (FRA) puso su sello la semana pasada en dos documentos clave: la Regla de Aplicabilidad Particular (RPA) y el Registro de Decisión (ROD), que fijan los marcos de seguridad y protección ambiental para el desarrollo de esta línea pionera en Estados Unidos.
La firma Texas Central debe ajustarse ahora a la RPA tanto en los trabajos de diseño y construcción, como en lo que toca a los sistemas de señalización, comunicaciones, material rodante y mantenimiento. La compañía ha resaltado que la RPA supone una vuelta de tuerca a la normativa de seguridad que hasta ahora regía para el sector ferroviario en EE UU.
Contratistas a la espera
Texas Central cuenta con un ramillete de empresas cruzando los dedos para que el proyecto del tren bala salga adelante. Salini Impregilo y Lane Construction (consorcio Webuild) fueron las elegidas para el diseño y ejecución de la estrucura. La supervisión del proyecto ha sido encargado a Bechtel. De la superestructura se encargarán Kiewit y Mass Electric Constructio, mientras que la parte tecnológica corresponderá a la nipona JRC. Los trenes serán de Team Shinkansen United (TSU). Y el diseño y construcción de las estaciones han sido confiadas a Matthews Southwest (MSW) y Suffolk Construction.
El documento vela por la adaptación del sistema japonés Tokaido Shinkasen para su circulación en el país norteamericano. Respecto al ROD, culmina la tramitación ambiental tras la publicación de la Declaración Final de Impacto Ambiental a finales del mes de mayo, y da por aprobado el trazado de 386 kilómetros.
Renfe espera ingresar 6.000 millones de dólares (unos 5.150 millones de euros) durante la fase de operación, hasta 2042. Pero mientras se confirma esta oportunidad, ayer trascendió que ha sido invitada para operar el Tren Maya de México, con 1.525 kilómetros de vía en la Península de Yucatán, y la conexión ferroviaria de alta velocidad entre Estonia, Letonia y Lituania (Rail Báltica), según informa Europa Press.
Al parecer, la intención de Renfe es acudir a la pugna por estos contratos como shadow operator, figura que presta apoyo durante el periodo de construcción y está al frente de la definición de los requisitos de la operación y labores de mantenimiento.
En pie pese al Covid-19
El CEO de Texas Central, Carlos Aguilar, mantiene en todo lo alto la intención de lanzar la iniciativa, pero falta el examen de la financiación tras múltiples contactos con el mercado. La crisis del coronavirus pone a prueba una inversión que superará los 12.000 millones de dólares y que precisa al menos seis años de construcción. Citigroup y Mitsubishi UFJ Financial Group operan como asesores financieros. Y los primeros 300 millones para lanzar la iniciativa fueron prestados por las niponas Bank for International Cooperation y Japan Overseas Infrastructure.
Entre los hitos superados por la alta velocidad de Texas figuran una sentencia favorable del Tribunal estatal de Apelaciones, el 7 de mayo, que ratificó que el proyecto se atenía a la legislación local. Pocos días después, el 21 de mayo, el Cuerpo de Ingenieros de EE UU aseveró que el trazado seleccionado era el de menor impacto ambiental entre los posibles. El 17 de julio vio la luz la Declaración de Impacto Ambiental, y la semana pasada Texas Central obtuvo los citados FRA y ROD.
La promotora sigue negociando la compra de terrenos afectados por el paso de la línea, contando ya con 600 parcelas y el suelo necesario para las estaciones de Dallas, las del Valle de Brazos y Houston.
Texas Central habla del inicio de las obras “tan pronto como sea posible”, lo que debería contribuir a recuperar la economía del país. Se espera la creación de 17.000 puestos de trabajo directos y más de 20.000 indirectos. El impacto económico inmediato en Texas se ha cifrado en unos 10.000 millones de dólares.