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Richemont aplica la idea de vender sueños a las acciones

Su programa de "lealtad" para los accionistas es más elegante que sustancioso

Relojes de Cartier.
Relojes de Cartier.REUTERS

A Richemont le gusta vender cosas brillantes por más de lo que valen objetivamente. Con un espíritu similar, ha propuesto un plan de “lealtad” que da a los actuales accionistas warrants a tres años para compensar un recorte del 50% de los dividendos. Parece más elegancia que sustancia.

La pandemia ha sido dura para el dueño de Cartier. Se espera que el ebit sea un tercio más bajo en el año que termina en marzo de 2021 que dos años antes. Aunque el balance es sólido, con 2.400 millones de euros de tesorería neta, el presidente y accionista mayoritario, Johann Rupert, ha reducido el dividendo a la mitad, a 1 franco suizo por acción. Para la mayoría de empresas, eso sería todo. Pero Richemont hará algo más, o eso dice. Los actuales accionistas recibirán garantías para comprar títulos en 2023, a aproximadamente el precio de mercado de cuando se emitan los instrumentos, a finales de este año. Cada acción recibirá warrants por un valor equivalente a 2 francos suizos, por lo que la compañía podría terminar aumentando su número de acciones en un 3,5%, suponiendo que el precio de la acción en tres años esté por encima del nivel actual, unos 57 francos suizos.

Charles Revson, pionero en la venta de productos básicos con altos márgenes, dijo supuestamente: “No vendemos lápices de labios. Vendemos sueños”. Algo similar pasa aquí. Los warrants tendrán valor, porque los inversores están dispuestos a pagar por la posibilidad de comprar acciones con descuento dentro de tres años. Los warrants (que se pueden vender y comprar) podrían empezar valiendo hasta 6 francos suizos cada uno.

Sin embargo, esa ganancia potencial será la pérdida en potencia de los accionistas futuros. La economía es irónica, ya que la posible dilución causada por la emisión de warrants genera un pequeño incentivo para los actuales titulares optimistas sobre las perspectivas de Richemont, para que compren warrants de otros accionistas menos convencidos, o con restricciones legales. Por tanto, la idea podría denominarse con mayor precisión plan de deslealtad.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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