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Santander reconoce que cerrará el año con las primeras pérdidas de su historia

Su resultado recurrente será positivo, razón por lo que cree que podrá repartir dividendo con cargo a 2020 una vez que el BCE levante el veto

 El consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, junto a la presidenta, Ana Botin.
El consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, junto a la presidenta, Ana Botin.

Sorpresa y con mayúsculas. Santander registró una pérdida atribuida de 10.798 millones de euros en el primer semestre de este año tras registrar una actualización del fondo de comercio de sus inversiones históricas y de los activos fiscales diferidos (DTAs), lo que genera un cargo extraordinario sin efecto en caja de 12.600 millones de euros.

La previsión para el año del banco es cerrar el ejercicio en pérdidas contables, según ha reconocido el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez, aunque obtendrá beneficios recurrentes, lo que le permitirá, según asegura el número dos de la entidad, repartir dividendo a cargo de los resultados de 2020, una vez que el BCE levante el veto a la remuneración del accionista.

Santander obtuvo un beneficio ordinario de 1.908 millones de euros en el primer semestre, un 48% menos que en el mismo periodo del año anterior, por las mayores provisiones relacionadas con la pandemia del Covid-19. El banco, sin embargo, descarta nuevos saneamientos a lo largo del segundo semestre, y espera que el resultado ordinario crezca, una vez que el negocio empiece a recuperarse.

"Contablemente, ahora estamos en -10.800 millones de euros, y en los próximos trimestres no esperamos generar beneficios de ese monto, por lo tanto, contablemente habrá pérdidas. Lo que ocurre en términos recurrentes es que hemos generado 2.000 millones de euros en la primera parte y espero en la segunda parte más de 2.000 millones", ha explicado.

Resultados de Santander a junio de 2020

Basado en la "fortaleza de los resultados ordinarios", el consejo de administración tiene previsto proponer el pago de un dividendo correspondiente a 2019 en 'scrip' equivalente a 0,10 euros por acción que se pagaría este año, según ha reconocido Álvarez, que ha explicado que esta vía de remunerar al accionista no está incluido en el veto del BCE.

Álvarez, espera que el BCE haga una mayor discriminación entre entidades a la hora de recomendar que los bancos no distribuyan dividendos en efectivo, en función de la situación y capacidad de generar resultados que tenga cada una.

Pese a un beneficio contable en números rojos, estos no afectan a la liquidez del banco, ni a sus ratios de capital, razón por la que el banco se encuentra fuerte para poder repartir dividendo cuando el supervisor lo permita.

"Espero que haya una mayor discriminación en función de la situación de las entidades y la capacidad de generar resultados que tengan; esto no puede ser café para todos", ha subrayado. Y ha explicado que el banco ya ha devengado unos 400 millones de euros (6 puntos básicos del capital CET 1 en el trimestre) para pagar dividendos en efectivo con cargo a los resultados de 2020 cuando los reguladores lo permitan, cifra que espera incrementar en el segundo semestre.

El consejero delegado entiende que el BCE, desde su perspectiva de regulador prudencial frente a una crisis de dimensión incierta, haya decidido recomendar que los bancos no paguen dividendos en efectivo, pero ha advertido del perjuicio que supone para la cotización de las entidades, al elevar el coste del capital.

El ejecutivo también ha confirmado el objetivo del grupo de alcanzar un retorno sobre el capital tangible (RoTE) del 13-15% que la entidad se marcó en el Investor Day del año pasado, aunque reconoce que no será hasta medio plazo cuando pueda alcanzar esta tasa. El grupo tiene previsto dar más información sobre su plan estratégico en los próximos meses.

Los modelos internos con los que trabaja la entidad asumen una caída del PIB del 10%, un escenario próximo al del Fondo Monetario Internacional (FMI) que considera como "el más probable".

La acción del banco cae un 3,21%, con lo que se recupera sobre el desplome de más del 4,85% que llegó a tener antes de que se iniciara la rueda de prensa de la presentación de resultados del primer semestre, influenciado por la crisis del Covid.

Cierres de oficinas, pero sin fusiones

Álvarez ha alejado la posibilidad de que Santander participe en una nueva oleada de fusiones, ni en España ni en Europa. "En Santander no estamos en eso ahora, estamos en gestionar los negocios que tenemos y en transformarlos, elevando los niveles de eficiencia usando nuestra escala, que ya es grande, y las posibilidades de transformación regional que tenemos", ha declarado.

Pero ha admitido que la oficina física es cada vez menos reclamada por los clientes. De hecho, su operativa cae un 8% anual. En esta línea, el ejecutivo ha avanzado que las lecciones aprendidas de la crisis del Covid-19 permitirán acelerar los planes de transformación de la entidad, aprovechando la escala y la fortaleza conjunta de las regiones y negocios globales y aprendiendo del cambio de comportamiento de los clientes.

El pasado año el banco anunció en su Investor Day que reduciría en 1.000 millones de euros sus costes nominales en tres años. En 2019 ya se ejecutó un recorte de 150-200 millones de euros y en lo que va del presente ejercicio se han rebajado los gastos en 300 millones de euros, por lo que Álvarez ve probable alcanzar niveles más elevados de reducción de costes que en los que en un primer momento preveía.

Ha explicado que la forma en que los clientes operan con la entidad determinará la intensidad y adecuación de los medios que esta utiliza para ello, dejando la puerta abierta a una nueva oleada de cierre de oficinas. Ha matizado que las sucursales físicas están perdiendo importancia y que la plantilla "disminuirá en unos sitios y crecerá en otros", adaptándose continuamente en función del comportamiento de los clientes.

De momento, el banco tiene aún un 10% de su red de oficinas cerradas desde el estado de alarma, y ahora en agosto tiene previsto cerrar otras 400 en polígonos industriales durante ese mes, pero no descarta clausurarlas definitivamente, aunque ello no supone un recorte de plantilla.

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