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La tarjeta roja de Reino Unido a Huawei tiene costes visibles y ocultos

Es posible que, al intentar resolver un problema de seguridad, Boris Johnson haya creado otro

Gettyimages

La tarjeta roja que Reino Unido le ha sacado a Huawei en la 5G comporta costes ocultos y visibles. Al conceder a BT y Vodafone siete años para eliminar el kit del gigante tecnológico chino de sus redes, el Gobierno espera rebajar la cuenta. Aun así, los rivales de Huawei, Nokia y Ericsson, acabarán con un control añadido del mercado. Y eso plantea una preocupación tanto desde el punto de vista financiero como en materia de seguridad.

La decisión constituye un embarazoso giro de 180 grados para el primer ministro Boris Johnson, que hace menos de seis meses decretó que Huawei podía proporcionar hasta un 35% de las partes menos sensibles de las redes móviles de nueva generación. Las sanciones establecidas por Estados Unidos en mayo han cambiado el cálculo. El peligro está en que Huawei se quede sin componentes, o acabe desarrollando nuevos chips chinos cuya seguridad sea más difícil de desentrañar por parte de los servicios de inteligencia. El severo tratamiento que China ha aplicado a Hong Kong en las últimas semanas no ha ayudado a mejorar las relaciones.

Johnson trata de amortiguar el golpe dándole a BT y a Vodafone siete años para acatar la orden. Algunos parlamentarios de su propio partido exigían la retirada de Huawei en menos de la mitad de tiempo. Pero ese calendario habría podido causar cortes del sistema e inflar los 2.000 millones de libras que costará la retirada del equipamiento de Huawei ya instalado. Sin embargo, ese cálculo de costes no tiene en cuenta el aumento de la cuota de mercado de Ericsson y Nokia, los únicos rivales verdaderos de Huawei como proveedores de equipamiento 5G a Reino Unido. Si se obliga este a hacer las maletas, el dúo nórdico tiene una oportunidad de sacar músculo e imponer los precios.

El tener solo dos proveedores también plantea dudas sobre la resistencia de la red. Para evitar puntos únicos de posibles fallos, los diseñadores de redes exigen al menos dos proveedores de kits. Si cualquiera de los dos patina, la infraestructura de 5G en Gran Bretaña dependerá de un solo fabricante. Es posible que, al intentar resolver un problema Johnson haya creado otro.

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