Satélites para extender la conectividad en la reconstrucción
Implantar redes satélitales en las zonas donde no llegan otras es la mejor opción para llevar internet a zonas rurales
La crisis sanitaria que hemos vivido durante los últimos meses, y a la cual seguimos haciendo frente con esperanza, pero sin bajar la guardia, ha hecho tambalear los pilares sobre los que se asienta nuestro modelo social de vida. La forma en que nos relacionamos con nuestros seres queridos, la manera en la cual desempeñamos nuestra actividad profesional o educativa y nuestra propia actividad de ocio se han visto modificadas. Sin embargo, ante todos estos cambios hay un aspecto que ha destacado y crecido exponencialmente en nuestras vidas durante los últimos meses: la necesidad de estar conectados.
Si la sociedad española ha podido hacer frente al impacto del Covid-19 ha sido, en primer lugar, por el esfuerzo inconmensurable de los profesionales sanitarios y de las personas que han seguido trabajando para prestar los servicios esenciales. Han sido nuestra primera línea de defensa y a ellos les debemos una gratitud infinita. En segundo lugar, a la convicción colectiva y a la perseverancia de una sociedad española comprometida con su deber cívico, con sus conciudadanos y dispuesta a ayudar en todo lo posible. Y, en tercer lugar, a la fuerza de la conexión. Una conexión a internet que ha garantizado la prestación de servicios fundamentales como la telemedicina y la educación a distancia; que ha permitido trabajar desde el confinamiento, manteniendo activas muchas empresas y salvaguardando puestos de trabajo; que ha sustituido en muchos casos la presencia cercana de nuestros seres queridos, la alegría de ver por primera vez a un hijo o nieto, y que ha permitido guardar duelo y mostrar respeto a aquellos que nos han dejado.
Sin embargo, no todos los ciudadanos españoles han tenido la misma facilidad para conectarse a internet. Es necesario afrontar ese hecho con valentía y sin ponernos de perfil, puesto que esta crisis nos ha enseñado que debemos trabajar día tras día para mejorar la forma en la que convivimos y asegurar que nadie se queda atrás. A día de hoy todavía hay más de 1.100 municipios del territorio nacional que no disponen de acceso a internet con una velocidad de conexión mínima de 30 Mbps, tal como establece la agenda digital europea, y miles de hogares ni siquiera tienen cobertura.
Superados los momentos más complicados de la crisis sanitaria, es necesario hacer balance sobre cómo recuperarnos de la paralización sufrida por el país durante prácticamente tres meses. Es también momento de evaluar cómo podríamos minimizar el impacto de posibles rebrotes en los meses venideros o de situaciones similares que se puedan dar en el futuro. El diagnóstico de las implicaciones del Covid-19 pone de relieve que ha habido una desigualdad manifiesta de oportunidades entre los que viven en grandes urbes y los que viven en la España vacía. En las áreas menos pobladas de España los empresarios han tenido más dificultades para poder transformar digitalmente sus negocios; los trabajadores, para desarrollar sus funciones de manera telemática; los estudiantes, para poder acceder a clases online y las familias para comunicarse entre sí.
En cuanto a la propuesta de soluciones, si algo nos ha dejado claro la crisis es que la reconstrucción social y económica se cimenta sobre la conectividad. Será la apuesta decidida por la digitalización lo que permita impulsar nuestra economía, paliar la previsible caída del turismo exterior durante el verano, promover la interrelación social y recuperar nuestro desarrollo económico previo. Es hora de que la capacidad para conectarse a la red sea algo factible para cualquier ciudadano español, sea cual sea su lugar de residencia. Desde las calles de la capital hasta los pueblos más recónditos.
Si bien es cierto que en estos momentos de grave crisis económica la conexión a internet ha de hacerse sin asumir un coste excesivo, tanto para los ciudadanos como para los operadores que lo proveen, este objetivo debe ejecutarse sin mayor dilación. En este sentido, las conexiones satelitales cuentan con la importante ventaja de una accesibilidad al 100% del territorio español sin mayor necesidad de infraestructura que la instalación de una antena parabólica, cobrando por tanto especial sentido en la digitalización del mundo rural, menos accesible para las conexiones de telecomunicaciones terrestres. Por ello, es imprescindible incluir las comunicaciones por satélite en el mix de soluciones a utilizar para llevar la banda ancha a todos los rincones de España, ya que es la única herramienta viable y asequible que puede hacer posible en poco tiempo la vertebración de todo el territorio, la equidad a través de la conectividad y la competitividad-país, poniendo fin a la exclusión digital de algunas regiones.
La conectividad que facilita el satélite permitirá mejorar la calidad de vida de aquellos que viven en la España vacía dando respuesta a los numerosos retos que se nos presentan. La implantación de redes satelitales en aquellas zonas donde no pueden llegar otras es la mejor solución tecnológica para garantizar el acceso a Internet y a las tecnologías de la información en zonas rurales o remotas sin tener que esperar años al despliegue de redes terrestres. Esto fomentará, entre otras cuestiones, el desarrollo de la administración electrónica, la transformación de las pequeñas y medianas empresas para hacerlas más competitivas, la digitalización en el sector agroalimentario, el fomento de la telemedicina, el acceso a una educación a distancia y una mayor cohesión social de nuestro territorio.
Además, el desarrollo de proyectos de esta índole puede fomentar la participación de la industria espacial española en proyectos europeos de gran valor en un futuro próximo, lo que sin duda redundará en el impulso de nuestro tejido tecnológico y del empleo de calidad relacionado con el espacio y las comunicaciones.
Necesitamos avanzar hacia un país más interconectado, dónde seamos capaces de prestar servicios de comunicaciones de calidad a todos los ciudadanos independientemente de donde vivan, tanto en las ciudades como en el campo. Con un mayor equilibrio y empleando para ello todas las soluciones tecnológicas existentes. En definitiva, se trata de resurgir juntos. Juntos y sin dejar a nadie atrás.
Miguel Ángel Panduro es Consejero delegado de Hispasat