Los comicios gallegos refuerzan al gran barón del PP y restan visibilidad a Podemos
Feijóo se reinvidica como garante de la moderación y promete “mejorar la convivencia en España”
Las elecciones autonómicas celebradas en Galicia este domingo dan a luz a un Parlamento regional con solo tres partidos políticos, lo que distancia con fuerza a la comunidad de la tendencia nacional hacia la creciente atomización del Congreso de los Diputados, pero también arroja algunas tendencias que tendrán su eco en el panorama político del conjunto del país. La principal es que consagra a su ganador indiscutible, un Alberto Núñez Feijóo que iguala el récord de cuatro mayorías absolutas que logró en su día el histórico Manuel Fraga, como el gran barón autonómico del Partido Popular.
Un éxito del ramo moderado del partido encarnado en un candidato que ha hecho campaña centrando la cartelería en su imagen personal, y omitiendo el logo del partido al que representa, en un momento en el que el PP nacional que dirige Pablo Casado pugna por recuperar los votos transferidos a Vox endureciendo su mensaje. Factores que prometen alimentar la figura de Feijoo como contrapeso interno y posible candidato a disputar en el futuro la presidencia del Gobierno. De momento, el gallego se ha limitado a avanzar que esta será su última legislatura al frente de la Xunta, y a celebrar su decisión de concurrir a las elecciones regionales frente a otras posibles apuestas.
“No me confundí cuando aposté por Galicia y esta noche tengo claro que esa apuesta mereció la pena”, declaró Feijóo, al filo de la media noche, al comparecer para celebrar el resultado electoral, después de haber evitado concurrir en la batalla por suceder a Mariano Rajoy al frente del PP.
“Dije que no quería una Galicia dividida en partidos y mucho menos entre bloques irreconciliables y voy a poner todo por mi parte para evitarlo”, ha anticipado, recordando que él apuesta por la “moderación” en la izquierda y la derecha o por el diálogo entre partidos rivales.
“Me voy a comprometer a no generar problemas a Galicia y desde Galicia a mejorar la convivencia en España”, expuso. “Gobernaré para todos”, aseveró.
En paralelo, los comicios dejan al PSOE gallego estancando en un momento en el que Ferraz mide en todo momento cuál es la digestión que la ciudadanía está haciendo de su gestión de la crisis del coronavirus desde el Palacio de La Moncloa.
A falta de conocer su diagnóstico, el resultado resulta inevitablemente agrio para sus socios del Gobierno central, Unidas Podemos, a los que las urnas han invisibilizado en Galicia. Las disputas internas y escisiones de las antaño potentes confluencias regionales han terminado por pasar factura a la formación morada en la región pese a que en la campaña se han involucrado personalmente desde la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, al vicepresidente segundo del Gobierno, y líder del partido, Pablo Iglesias.
Finalmente, los comicios refuerzan de nuevo a los nacionalistas, que pasan de cuarta fuerza a liderar la oposición en Galicia. Un resultado que demuestra la resiliencia de las fuerzas regionalistas frente a los partidos de nuevo cuño que se registra en un momento en el que Cataluña se dan vueltas ya al calendario electoral.