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La tribuna de los fondos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El mundo pos-Covid-19: una visión inversora más holística

Si se adopta una visión más amplia de las empresas y los factores extrafinancieros, las carteras serán más resistentes

Gettyimages

Podemos decir que 2020 ha quedado definido por su incertidumbre. La pandemia ha supuesto un punto de inflexión en nuestras vidas, marcando un antes y un después, y ha hecho reflexionar a los gestores de fondos sobre la forma en que el mundo cambiará, posiblemente para siempre. Y hay dos grandes temas que pueden tener un impacto importante en cómo evolucione el sector de gestión de activos en el futuro: la globalización y la respuesta al cambio climático.

Estamos acostumbrados a las crisis, esta es la tercera desde que comenzó el siglo XXI. Sin embargo, la crisis actual es completamente diferente de las anteriores. Aunque hace tiempo que el mercado amenazaba con una corrección, en este caso se ha producido por algo más intangible que las variables económicas: un patógeno microscópico de la misma familia de virus que el resfriado común, pero mucho más contagioso y mortal.

A medida que los científicos de todo el mundo trabajan para entender este nuevo coronavirus, parece que la vuelta a una cierta normalidad queda bastante lejana en el tiempo. En realidad, ciertos aspectos de la vuelta a la actual normalidad en los negocios estaban ya en marcha, en transición, antes de la crisis. Se discutía ya en profundidad sobre algunos riesgos significativos y megatendencias y sobre algunas formas de hacer negocios que, como consecuencia de la actual crisis, están pasando a un primer plano. Nos estamos planteando lo que realmente queremos que sea la normalidad en los negocios tanto en el futuro inmediato como en las próximas semanas o meses.

La crisis puede suponer una oportunidad para provocar un cambio positivo en la sociedad, tanto en el sentido económico como sostenible o social. Y los gestores de activos, al igual que los Gobiernos, pueden jugar un papel importante en este cambio.

Inicialmente se ha asignado una gran cantidad de dinero a asegurar que las personas que trabajen en un sector de difícil recuperación puedan subsistir. Más a largo plazo, ¿cuántos puestos de trabajo se van a recuperar? Y si no se recuperan, ¿será necesario activar alguna forma de renta básica universal? Habrá que hacer frente también al gran reto de la desigualdad y puede que esta etapa, gracias a los programas de expansión cuantitativa de los bancos centrales, sea la oportunidad para desplegar importantes medidas fiscales como forma de mitigar esos desequilibrios.

Uno de los puntos que han atraído una más amplia polémica es la creencia de que el Covid-19 tendrá como consecuencia una reducción en la globalización de las cadenas de suministro. Se espera que tenga lugar un cambio prolongado en las cadenas de suministro a medida que se encuentran nuevos suministradores locales, al menos para suministros de carácter crítico.

Un ejemplo puede ser el de los componentes químicos de bajo valor añadido, que de repente se han convertido en esenciales por ser ingredientes de medicamentos básicos libres de patente. Es una tendencia que puede que veamos en alimentación, a medida que las cadenas de suministro se adapten a los cambios y se haga frente a la fragilidad de las actuales redes de suministros. También se habrán sin duda acelerado la automatización de procesos industriales, el almacenamiento y la solución de los cuellos de botella logísticos, para poder hacer frente a las recientes urgencias, y probablemente continúen siendo una prioridad para los negocios incluso bastante después de la pandemia.

Ahora bien, aunque las naciones van a requerir de sus Gobiernos un mayor control sobre el destino de su propio país con una producción más localizada, un cambio radical de este tipo podría ser contraproducente, ya que restaría diversificación. No parece sensato depender de uno o varios proveedores de una sola área geográfica. El coronavirus nos ha enseñado la necesidad de diversificar, tanto en términos de compañías como de localización geográfica.

Comparada con la crisis financiera de 2008/2009, esta es sobre todo una crisis de salud pública, que nos ha llevado a una crisis de consumo –por el periodo de confinamiento– y, por extensión, ha llegado a ser una crisis financiera causada por el estrés generado sobre la renta de los consumidores. Si a corto plazo los negocios se centrarán en la pura supervivencia, a medio plazo la crisis podría actuar como un catalizador para una mayor adopción de comportamientos ASG (cumplimiento de los factores ambientales, sociales y de gobernanza) por parte de las compañías.

Veremos cómo aquellas empresas que hayan conseguido resistir los embates de la crisis serán las que hayan avanzado hacia una mayor apreciación de los factores ambientales y sociales, así como de los riesgos y oportunidades de gobernanza a los que van a tener que hacer frente. La crisis del Covid-19 podría redirigir el foco hacia los temas sociales, restando protagonismo a los ambientales, que tanta atención atrajeron en los dos últimos años. Tecnología y salud continuarán siendo sectores clave para los gestores de activos en el futuro.

Un informe de la Agencia de Energía Renovable, una organización intergubernamental con sede en Abu Dabi que promueve la transición hacia energías no fósiles, argumenta que las renovables podrían dirigir la recuperación económica. Según el estudio, la creciente inversión en energías renovables podría aumentar el PIB mundial en casi 100 billones de dólares desde ahora hasta 2050. Ya antes de la pandemia, la venta de automóviles propulsados por motores de combustión interna estaba bajo presión, como respuesta de los consumidores a los impuestos sobre el carbono y las restricciones sobre cuándo podrían sustituir sus vehículos usados.

No parece por tanto que la ASG vaya a quedar atrás como una mera moda, sino más bien que los inversores van a tener una visión más completa y holística. Si los inversores tienen una visión más amplia de las compañías en las que invierten y conocen las fuerzas extrafinancieras que actúan sobre los negocios y el capital que pueden generar a partir de sus negocios, estarán en mucha mejor posición para poder construir una cartera resistente que pueda hacer frente con fortaleza a cualquier reto que pueda presentársele.

Paula Mercado es Directora de análisis de VDOS Stochastics

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