La pandemia multiplica el emprendimiento tecnológico altruista
Pulseras detectoras del virus, robots que fabrican mascarillas, impresión de material sanitario en 3D o ‘apps’ de apoyo son algunas iniciativas que han proliferado durante la crisis
A nadie se le pasó por la cabeza hace tres meses que la vida de la mayoría de la población iba a verse trastocada por la situación a la que ha dado lugar la pandemia causada por el Covid-19. Sin embargo, tras el estupor y el desconcierto iniciales, no son pocos los que se han puesto manos a la obra para colaborar en la lucha contra la enfermedad. Los casos de emprendimiento en estado puro se están multiplicando para, haciendo uso de los recursos tecnológicos disponibles, aportar ayudas y medios a la población.
Es el caso de la pyme BHDynamics, nacida en diciembre de 2018 para proyectar y desarrollar innovación tecnológica. Después del empujón que le supuso que una de sus ideas, una pulsera dotada de sensores para medir la temperatura o la saturación de oxígeno en sangre y de un acelerómetro para controlar caídas u otros incidentes, quedara finalista en el concurso internacional anual de Shenzhen (considerada la Silicon Valley china), se ha lanzado a la lucha contra el Covid-19 con otro proyecto innovador.
Se trata de un dispositivo, también en forma de pulsera, que logra algo muy demandado en estos momentos: obtener los parámetros fisiológicos y biométricos de un sujeto concreto de una manera personal e intransferible para detectar su estado de salud y evitar contagios si está infectado.
“La gran novedad es que es un objeto personal, no como las apps al uso que se utilizan a través de los teléfonos móviles y que no pueden garantizar la confidencialidad de los datos”, explica José Luis Tajada, CEO de la compañía, La pulsera, ya patentada, cuenta además con la ventaja de tener un coste muy bajo. BHDynamics se encuentra actualmente en la fase de búsqueda de financiación para el desarrollo de esta idea y, para ello, ha contactado en primer lugar con el Ayuntamiento de Madrid, ya que nació “alojada” en el Madrid International Lab o laboratorio de impulso y ayuda a empresas tecnológicas de nueva creación o startups.
Una filosofía similar, la de contribuir con la propia tecnología a dotar al mercado de productos contra la pandemia, es la que ha llevado a la empresa Francodolfini Automatismos a poner en marcha una máquina robotizada capaz de fabricar 160.000 mascarillas diarias de tipo quirúrgico.
Franco Dolfini, administrador de esta compañía con sede en Valdemoro (Madrid) y dedicada desde hace 22 años al manipulado y empaquetado industriales, cuenta que al empezar la crisis sanitaria pensaron en diseñar esta máquina “inspirándonos en las que utilizan en China, pero basada en las normas europeas y con componentes de aquí”.
A este dispositivo industrial se añade una variante “en la que somos auténticos pioneros: una máquina ya montada en un contenedor de mercancías completamente aséptico o sala blanca con filtrado del aire interior para evitar cualquier contaminación y que reduce tiempos de montaje y desplazamientos”, señala Dolfini. Aunque vendan el producto, “no nos vamos a aprovechar de la situación para lucrarnos por el pico de la demanda”, aclara.
Viseras impresas en 3D
Incrementar la producción de material de protección frente al Covid-19 y de manera altruista es el trabajo que han puesto en marcha en Inmersion Studio, centrada en el desarrollo de soluciones de realidad virtual, a través de redes de makers. Según Luis Villarejo, CEO de la compañía, la idea surgió hace pocas semanas en colaboración con Cervemarkers, red de conocimiento compartido de Cervelló (Barcelona), al detectar la falta de material de protección y comprobar la idoneidad de la impresión 3D para paliarlo.
“Nos pusimos en contacto con las autoridades sanitarias para ver qué necesitaban y empezamos a generar modelos 3D de piezas homologadas, fundamentalmente viseras de protección y soportes traseros de plástico para mascarillas que sustituyen a las gomas”, declara Villarejo.
Inmersion Studio y Cervemarkers producen material de protección para los sanitarios
Ellos realizan un fichero de un programa para imprimir en 3D estos productos, lo distribuyen por las redes de makers y, luego, cada uno de ellos lo imprime. Protección Civil recoge el material en los domicilios de los makers y después lo distribuye, mientras que “el Ayuntamiento de Cervelló ha asumido el coste de las bobinas de plástico que necesitan las impresoras para funcionar y se encarga de distribuirlas”.
El emprendimiento por medio de plataformas digitales en esta crisis tiene su expresión en la aplicación TeAyudo, iniciativa de carácter altruista, que varios colaboradores de empresas tecnológicas decidieron crear “al observar la cantidad de carteles con ofertas de ayuda entre vecinos que hay en los portales”, explica Jorge Lana, uno de los fundadores.
TeAyudo es una app que conecta a personas de un mismo vecindario para que puedan solicitar y prestar ayuda en tareas tales como hacer la compra, realizar gestiones, sacar a los perros, arreglar desperfectos o “tener conversaciones privadas con gente que se siente sola en su casa”. Los vecinos reciben una notificación y entran en la plataforma, que funciona en toda España.
Para el caso de personas mayores no habituadas al mundo digital puede iniciar los trámites un tercero. Jorge Lana añade que la plataforma quiere recoger también peticiones dirigidas a los servicios sociales y que la idea es darle continuidad una vez pasada la fase de confinamiento.
TherapyChat utiliza igualmente una plataforma digital para proporcionar ayuda en tiempos de coronavirus. Esta app, que antes de la crisis prestaba tratamiento por parte de psicólogos colegiados, se ha adaptado a la situación y ahora ofrece una primera sesión gratuita.
La utilidad es de doble dirección, afirma Alessandro de Sario, director general de la compañía, “pues los usuarios tienen la oportunidad de probar sin necesidad de suscribirse una ayuda psicológica que necesitan y, a la vez, seguimos contratando profesionales”.
Más de 150 contratos ha firmado TherapyChat en las últimas semanas, pues la demanda de ayuda psicológica “es altísima, hay días que hemos tenido hasta 500 peticiones y lo normal es una media de entre 50 y 100 diarias”. Ansiedad, depresión y conflictos de pareja son los problemas que más se atienden estos días, sin que tengan visos de reducción.