El plástico encuentra en la pandemia la oportunidad de reivindicarse
Las 3.000 firmas del sector se vuelcan en fabricar material sanitario Donan mascarillas, contenedores y envases para desinfectantes
Desde que el mundo tomó conciencia de la necesidad de detener el cambio climático, el plástico ha sido demonizado como uno de los principales agentes contaminantes. Pero para los médicos y enfermeras que luchan contra la pandemia del coronavirus ha resultado esencial como materia prima de guantes, mascarillas, batas, envases de geles y hasta piezas de respiradores.
“El plástico es flexible, transparente, antibacteriano, antiséptico, fácil de esterilizar, ligero, resistente... Por sus propiedades es insustituible en la fabricación de productos sanitarios. Si los respiradores se hicieran con cerámica pesarían tanto que serían muy incómodos”, comenta Isabel Goyena, directora general de Cicloplast, sociedad que promueve el reciclado en el sector.
Las toneladas de basura devueltas a la playa por la marea, las tortugas marinas atrapadas en redes abandonadas en el fondo de los océanos y los pescados con el estómago lleno de microfibras han impulsado multitud de iniciativas antiplástico, desde el uso de bolsas de papel en los supermercados hasta la aprobación de una directiva europea que prohíbe las pajitas a partir de 2021.
Si bien la pertinencia de estas medidas no está en discusión (ciertamente, el plástico representa el 85% de la basura marina), la emergencia sanitaria desatada por el Covid-19 ha venido a demostrar que quizá este material no se merece toda la mala fama que tiene y que, usado de manera sostenible, reviste utilidad.
La industria se adapta al parón de la automoción y la construcción, sus mayores clientes
EsPlásticos, una plataforma creada por los diferentes agentes del sector para defender la idea de que este recurso es un aliado y no un enemigo del planeta, destaca que desde que estalló la pandemia, las más de 3.000 empresas que conforman la industria en España han reconducido su producción para asegurar el suministro a los hospitales de multitud de artículos sanitarios: bolsas estériles para sangre, unidades de drenaje, tubos y catéteres, material intravenoso, guantes, geles hidroalcohólicos, material para batas o respiradores...
“El cierre temporal de algunos sectores a los que proveemos de material, productos o componentes, como automoción o construcción, ha sido un revés para nuestros fabricantes, los cuales también han tenido que adaptarse. No obstante, nuestra prioridad actual es prestar soluciones a los profesionales sanitarios”, dice Goyena, de Cicloplast, socia de la plataforma.
El instituto Aimplas invierte 1,5 millones de euros al año en avances médicos
La asociación da cuenta también de docenas de iniciativas altruistas. Aspla, en Torrelavega, ha donado contenedores reforzados para el transporte de 1.000 litros de desinfectantes y ha distribuido 15.000 envases para alcohol. Sp-Berner (Valencia) prevé donar más de 50.000 mascarillas al mes y trabaja en el desarrollo de un modelo lavable; Contenur (Getafe) ha regalado contenedores de desechos a hospitales de campaña como el de Ifema, y Torrent Closures (Cádiz) ha diseñado unos protectores faciales que repartirá de forma gratuita entre hospitales y residencias de ancianos.
En un mes normal, la industria española del plástico destina el 36% de su producción a embalajes y envases, el 34% a construcción y automoción y el 30% a otros, que incluyen agricultura, textil, ocio y electrónica. Sanidad también queda subsumido ahí, ya que, según explica Goyene, las mascarillas y guantes se importan casi todas de China. “Pero esta crisis ha demostrado la necesidad de contar con producción local”, apunta. En ese sentido, sostiene que el impuesto a los plásticos de un solo uso propuesto por Hacienda no ayudará a disminuir esa dependencia exterior.
En cualquier caso, el sector está innovando en productos médicos bastante más complejos. Aimplas, centro tecnológico del plástico con sede en Valencia, dedica 1,5 millones de euros anuales, el 10% de su presupuesto de I+D (14 millones de euros), al desarrollo de nuevas tecnologías sanitarias, como reproducción de órganos con impresión 3D, materiales capaces de reproducir su textura, accesorios quirúrgicos a medida y marcadores para el diagnóstico por imagen de cáncer de próstata.
“Buscarle un sustituto no tiene sentido”, afirma José Antonio Costa, director de Aimplas. “Desde luego, no se debe permitir que quede plástico abandonado en los mares. Pero su uso de manera sostenible es un aliado. Ayuda a reducir el peso de coches, aviones y barcos y se funde entre 200 y 300 grados centígrados; el vidrio necesita cinco veces más calor”, argumenta.
Greenpeace y Plastic Pollution Coalition no contestaron a peticiones de comentarios para este artículo.
Fe de errores. En la versión impresa de este artículo, publicado el jueves 30 de abril de 2020, se indicó por error que las familias sin casos de Covid-19 deben depositar guantes y mascarillas en el contenedor amarillo, cuando en realidad estos desechos deben ir siempre al contenedor de fracción resto.
Reciclaje y una alternativa, el cartón ondulado
Orden. El Ministerio de Sanidad publicó en marzo instrucciones sobre la gestión de los residuos de domicilios y hospitales durante el estado de alerta.
Hospitales. Los guantes, mascarillas y otros residuos hospitalarios se tratarán como infecciosos, un servicio que la mayoría de centros tiene externalizado.
Fracción resto. Si en el piso viven personas contagiadas de Covid-19, sus residuos se han de eliminar en una primera bolsa que, bien cerrada, debe meterse en una segunda que incluirá los del cuidador. Después pasará a una tercera que se depositará en el contenedor de fracción resto. Su destino final será preferentemente la valorización energética o, si no es posible, el vertedero. Si en casa todos están sanos, guantes y mascarillas deben ir siempre al contenedor fracción resto y los demás residuos plásticos (envases, latas, bricks), al contenedor amarillo.
Smurfit Kappa. El grupo irlandés ha desarrollado separadores y muebles de cartón ondulado que ha donado a hospitales de España. “No pueden considerarse de uso médico, pero sí ayudan a adecuar espacios vacíos a la emergencia que vivimos”, indica Teo Pastor, director de ventas de la filial del grupo. Aclara que tampoco pretenden sustituir otros materiales, solo proponer alternativas más sostenibles.