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Breakingviews
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Hay motivos para ser precavidos respecto a la fortaleza de Santander

Dada la incertidumbre que se avecina por el Covid-19, parece justificado un mayor escepticismo

Logo de Santander
Logo de SantanderEdgard Garrido (REUTERS)

Banco Santander ofrece a los inversores del banco una apuesta binaria ante el virus. El prestamista dirigido por Ana Botín comunicó el martes sólidos beneficios en el primer trimestre a pesar de las fuertes provisiones contra las pérdidas de crédito esperadas por el Covid-19. Aun así, que la recuperación se prolongara provocaría más daños, y justificaría la baja valoración de la entidad.

Es impresionante el hecho de que el banco de Botín exhibiera haber obtenido un rendimiento anualizado de casi el 9% del capital tangible en el primer trimestre durante una pandemia mundial, incluso con 1.600 millones de euros en pérdidas crediticias previstas por el Covid-19.

Excluyendo los cargos extraordinarios, esa métrica aumentó un potente 11%, ya que disminuyeron los costes como porcentaje de los ingresos y el crecimiento de los préstamos a empresas compensó la debilidad del consumo.

Y lo que es más importante, el reciente giro de Santander hacia América ha dado muy buenos resultados: con la excepción de Chile, los beneficios subyacentes de Estados Unidos y de todos los mercados suda­mericanos crecieron a tasas de dos dígitos interanuales, compensando las caídas generalizadas en Europa.

Incluso su bajo coeficiente de capital ordinario de nivel 1 (una debilidad perenne) se convirtió en una fuente de fortaleza: su CET1 cayó solo 7 puntos básicos en tres meses; Deutsche Bank casi multiplicó eso por diez.

Eso refuerza el argumento que viene sosteniendo Botín desde hace mucho tiempo de que, si bien un coeficiente de capital del 11,58% puede ser bajo en comparación con sus homólogos, también es significativamente menos volátil gracias al negocio relativamente seguro del grupo, centrado en los préstamos al consumo y a las empresas.

La cuestión clave es si Santander puede repetir su rendimiento. Las pérdidas esperadas por el Covid-19 equivalen actualmente a alrededor del 0,17% del total de los préstamos: significativamente más bajas que las de su homólogo Unicredit, que predijo unas pérdidas potenciales aproximadamente comparables de unos 80 puntos básicos.

Si la recuperación resulta más lenta de lo esperado y Santander tuviera que repetir las mismas provisiones trimestrales durante el resto del año, entonces alcanzaría un ROTE (retorno sobre el capital tangible) de solo el 2%, según un cálculo en el que asumimos un valor contable tangible de 70.000 millones de euros, e ingresos y costes estables.

Los inversores no están convencidos. Tras una caída del 47% este año, las acciones de Santander cotizan a menos de la mitad de su valor contable tangible, lo que implica que los accionistas esperan una rentabilidad sobre fondos propios muy por debajo del probable 10% de coste de fondos propios del banco durante algún tiempo.

Botín puede celebrar justificadamente el “impacto relativamente limitado” del virus hasta la fecha. Dada la incertidumbre que se avecina, parece justificado un mayor escepticismo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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