La demanda eléctrica desciende el equivalente a cuatro centrales nucleares
Se desploma un 8% en los cuatro días primeros del estado de alarma, al pasar de 32.446 MW a 28.214 MW
La demanda de energía eléctrica se desplomó un 8,2% en los cuatro días siguientes a la declaración del estado de alarma decretada por el Gobierno el pasado 14 de marzo para hacer frente a la pandemia del coronavirus, respecto a los mismos días de la semana precedente. Según datos por horas de la web Esios del operador del sistema, Red Eléctrica de España (REE), entre el lunes y el jueves de la semana pasada la demanda media pasó de 32.446 MW a 28.214 MW, algo más de 4.200 MW, lo que equivale a la capacidad de cuatro grupos nucleares de 1.000 MW.
Se trata de la consecuencia directa del apagón económico sin precedentes provocado por las medidas de confinamiento de la población para poner freno a la pandemia que azota a todo el mundo y especialmente, a España. Los datos, según un experto, pueden estar distorsionados porque el pasado jueves 19, día de San José, fue festivo en varias comunidades autónomas: Galicia, País Vasco, Navarra, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Murcia.
Esto conlleva una caída mayor de la demanda por el efecto de la laboralidad (aún queda una parte de la población trabajando) que se suma al del propio coronavirus que es necesario tener en cuenta a la hora de analizar la situación. Tras el puente del fin de semana en estas comunidades se podrá comprobar más objetivamente la caída del consumo, según este experto.
Aun con todo, sin contar esa fiesta, en los tres primeros días de la semana pasada también el descenso de la demanda eléctrica, aunque menor, fue considerable: un 6,2% comparado con los mismos tres días de la semana precedente. Este es el método de cálculo que el operador del sistema eléctrico aplica para medir, por ejemplo, la incidencia de una huelga general en el consumo de la luz. Entre el lunes y el miércoles pasado, la demanda se contrajo una media de 1.800 MW cada hora, equivalente, en ese caso, a casi dos grupos nucleares.
Por días, la caída más estrepitosa se produjo el miércoles como consecuencia del efecto de los cierres en cadena de las grandes fábricas de automóviles o de las cadenas de distribución que han anunciado expedientes temporales de empleo (ERTE) para todas sus plantillas. A las 9 de la mañana de esa jornada la demanda eléctrica cayó un 15%, hasta situarse en 4.600 MW.
Más de un millón de trabajadores están afectados por los ajustes derivados del cierre de fábricas y centros de trabajo, casi un millar de expedientes. Además, buena parte de los que mantienen su empleo están teletrabajando, con lo que el consumo se traslada a los hogares.
Hábitos
Respecto a un posible cambio de hábitos, fuentes próximas al operador de las redes consideran que aún es pronto para apreciarlo, aunque es posible que la próxima semana se pueda ver. De momento, la curva de demanda se ha desplazado a horas más tardías, lo que demuestra que los ciudadanos se levantan más tarde que antes de la crisis que les obliga a permanecer en casa.
En cuanto a los datos del conjunto de la semana, al comparar este último fin de semanas con el anterior al decreto de estado de alarma (el del 7 y 8 de marzo) que obligó a la reclusión de los ciudadanos, se puede observar en los gráficos del operador del sistema, especialmente el domingo, cómo los consumidores ya se quedaban en sus domicilios.
Así, la demanda a las 9 de la mañana del sábado día (en que aún había fútbol y se podía salir a la calle) fue 2.000 MW superior al de este sábado, 21. El impacto en la hostelería, restaurantes, actividades de ocio, deportes, puede apreciarse en esa diferencia en la punta entre los dos sábados, el del 7 y el 21: de 30.500 MW a 28.500 MW), según Red Eléctrica. Otro indicador claro en las gráficas es que los españoles madrugan menos.
Aún no existen datos del operador del traslado del consumo empresarial al doméstico como consecuencia del confinamiento de los ciudadanos.
Interrumpibles
Una decisión que sí tendrá consecuencias en el sistema eléctrico es la de eliminar las obligaciones del servicio de interrumpibilidad a las industrias, que el Ministerio para la Transición Ecológica aprobó en una orden ministerial el viernes.
A los grandes consumidores industriales el operador no les podrá interrumpir el suministro de electricidad, como fija la normativa, por necesidades del sistema o por razones económicas, para frenar subidas de precios (ambos extremos, muy improbables en la actual situación). Tampoco estarán obligadas, como hasta, ahora, por razones de gestión de la demanda de REE a consumir más en las horas valle que en las horas punta. Este cambio sí tendrá un efecto en la distribución diaria del consumo podría hacer variar la curva de demanda.
El derrumbe apreciado esta semana también tendrá consecuencias sobre los precios del mercado marginalista, que caerán al dejar de marcar precio el combustible más caro (el gas natural, aunque ya no tanto) y se queden como generación prioritaria las energías renovables (eólica, fundamentalmente) y la nuclear.
La situación de estos días críticos contrasta con la de los 10 primeros días de marzo, hace apenas dos semanas, cuando la demanda eléctrica acumulaba una subida del 2%. El pico mayor de la demanda en el sistema español se remonta a diciembre de 2006, antes de la crisis económica, con 45.000 MWh. Posteriormente, con una estructura menos industrial, los picos no han llegado a superar los 43.000 MW.
Los españoles se levantan más tarde
A la vista de la curva de demanda que Red Eléctrica de España proporciona en tiempo real en su web, se observa cómo el consumo por las mañanas comienza más tarde, lo que da idea de que los ciudadanos madrugan menos y comienzan su correspondiente actividad (trabajo, teletrabajo o las que realicen en sus hogares) más tarde de lo que venía siendo habitual.
Por el momento, los consumidores, según el gráfico, mantienen su hora de comer (en la que siempre se produce un descenso del consumo eléctrico) que antes del confinamiento. En esas horas las curvas coinciden, con la distancia, no obstante, del derrumbe que se ha producido en todas las horas del día desde que se decretó el estado de alarma el pasado fin de semana.