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En colaboración conLa Ley
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Día internacional de la Felicidad
Tribuna
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Una oportunidad para cambiar nuestra visión del tiempo y la felicidad

El 82% de los abogados estaría dispuesto a reducir sus ingresos para tener más tiempo para su vida personal

Thinkstock

Hoy es el Día Internacional de la Felicidad, y no es un tema banal. La ONU estableció este día porque eran conscientes de que su búsqueda es un derecho humano Fundamental, y en estos momentos tiene más importancia por la incertidumbre que estamos viviendo por el COVID-19.

La felicidad tiene implicaciones a nivel colectivo e individual, y el tiempo que le dedicamos también. El tiempo es oro. Esto lo aplicamos en el ámbito laboral, pero no en nuestra vida personal. Ahora más que nunca, la forma en la que gestionamos nuestro tiempo incide en nuestra felicidad.

El profesor de Harvard Tal Ben-Shahar, explicó en Aprendemos Juntos de BBVA, que la ciencia de la Felicidad da la razón a nuestros abuelos, cuando afirma que para ser feliz es importante: socializar, pensar en los demás, hacer buenas acciones por los otros, agradecer lo que se tiene, tener tiempo para crear hábitos saludables como el sueño y ejercicios, y dedicar tiempo a ser conscientes del presente (aquí y ahora).

Lo que debes preguntarte es: ¿cómo de satisfecho te sientes con tu vida aquí y ahora?

El 63% de las personas a nivel global, quisiera que sus vidas fueran más sencillas según Global Trends 2020: Understanding Complexity de Ipsos. Asimismo, más del 60% desearía poder reducir el ritmo de sus vidas. En España es un 71%.

Entre los abogados, el 60,6% dedica al trabajo entre 40 y 60 horas a la semana y un 12,8% más de 60 horas. Es decir, 73,4% trabaja más de 40 horas semanales según el estudio sobre Salud y el Bienestar de la Abogacía Española.

¿Hasta qué punto la felicidad está en conseguir dinero o bienes materiales? Ahora que desde casa nos vemos obligados a observar nuestra vida, nos damos cuenta que trabajamos sin parar y sin prestar suficiente atención a nuestro alrededor, familia o amigos. Esto crea personas pobres de tiempo que son menos felices, menos productivas, con más ansiedad, depresión y estrés.

La situación actual cambia este paradigma, porque tenemos más tiempo en casa y más horas disponibles, aunque sigamos trabajando. Sin embargo, nuestra felicidad está amenazada por la salud colectiva y la incertidumbre al futuro. Es ahora que debemos replantearnos el concepto que tenemos de ella, porque:

La gente feliz es más saludable. Es más positiva, ejercita más, tiene mejores hábitos de sueño y más energía. A su vez, la gente saludable es más feliz.

Las personas felices socializan más, conocen gente nueva e invierten más tiempo con sus seres queridos.

La persona feliz es más resiliente. Tiene más capacidad de actuar, de resolver problemas y buscar alternativas. La que no lo es, se queja más, pero hace poco por solucionar sus problemas.

La vida de pareja de las personas felices tiende a ser más duradera y con menor propensión a las crisis.

La gente feliz es más altruista. Tiene más disposición a ayudar y de centrase menos en sí mismos.

Ahora somos testigos del altruismo del personal sanitario y otros colectivos, del aislamiento de la población, la resiliencia al teletrabajar y del ajuste de las parejas a nuevas circunstancias. Un cambio que nos invita a reflexionar para hacer una mejor sociedad.

La percepción del tiempo

Confundimos el tiempo que dedicamos a trabajar con el tiempo dedicado a conseguir la felicidad. Creemos que ese es el camino que nos llevará a ser felices: bienes materiales o metas como el reconocimiento social. Gastamos tiempo para conseguir dinero, viendo nuestro tiempo personal como algo secundario y el tiempo del trabajo como prioritario.

No obstante, esto está cambiando. El 82% de los abogados estaría dispuesto a reducir sus ingresos para tener más tiempo para su vida personal. Solo tenemos 1.440 minutos al día y hasta hace poco, se nos escapaban sin saber cómo. Actualmente, se nos hacen eternos por el aislamiento.

Las agendas de muchos profesionales del derecho han cambiado. La cancelación de visitas, el cierre de despachos, empresas y juzgados, hacen de este un evento sin precedentes. Nos invita a reconsiderar nuestra forma de trabajar y de relacionarnos con clientes y compañeros. La solidaridad debe primar en este entorno.

Esta adversidad representa una oportunidad para ser resilientes y aprender nuevos formatos de trabajo, para actualizarnos con herramientas que lo facilitan como Skype, Zoom y Trello. Ahora estos conceptos han entrado a golpe de coronavirus en las vidas de muchos profesionales, para replantearse el trabajo y entender que se puede teletrabajar siendo un profesional del derecho.

Todo esto influye en la conciliación, que no sólo es cuidar de los hijos. Es cuidar de uno mismo, de la pareja y de los padres. Es el sentido de pertenencia a una comunidad y que lo que hacemos influye en la felicidad propia y colectiva.

Entonces ¿cómo administrarás tu tiempo para ser más feliz a partir de ahora?

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