_
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Todos los esfuerzos económicos son pocos si no están coordinados

En Europa, se echa de menos más unidad de criterio, y como en otras crisis del pasado, se evidencia que la Unión Europea no está plenamente construida

CINCO DÍAS

La dificultad a la que se enfrenta Europa y cada uno de sus países esta primavera es seguramente la más complicada de cuantas ha afrontado, excepción hecha de los conflictos bélicos. La pandemia global del coronavirus que se expande con intensidades crecientes va a poner a prueba en cada uno de los países la templanza de la población, la decisión de los gobiernos, la capacidad de los sistemas sanitarios y la fortaleza de las economías como ninguna otra en el pasado reciente. En todos los frentes los números y las decisiones de ayer se han quedado en anécdotas frente a los de hoy, y éstos pueden parecer bromas al lado de los de mañana. Los afectados, los fallecidos, las restricciones a la movilidad, los ajustes de las empresas, las caídas de las Bolsas, ... Pero como antes en otras ocasiones, se superará, porque nunca como ahora han sido tan fuertes las herramientas para el combate.

En Europa, no obstante, se echa de menos más unidad de criterio, y como en otras crisis del pasado, se evidencia que la Unión Europea no está plenamente construida. En términos sanitarios cada Administración toma sus decisiones, aunque el uso del criterio técnico termine unificando los procedimientos con la carencia que marca el avance de la epidemia. Y en términos económicos, el ofrecimiento de la Unión de movilizar hasta 25.000 millones ha sido desbordabo ya por las decisiones individualizadas de cada capital, que se ajusta, con sus posibilidades presupuestarias, a lo que considera suficiente, pero sin coordinación continental alguna. En el caso de España, Sánchez anunció ayer el primer gran plan de choque, que moviliza 3.800 millones para refuerzo sanitario y aplaza el pago de impuestos y cotizaciones por valor de 14.000 millones a las empresas. Un plan que ni siquiera tiene respaldo de un Presupuesto actualizado, porque de ello está huérfano el país desde hace años. Parece poco impulso, y bien podrían ser precisas nuevas inyecciones, sobre todo para evitar el bloqueo de los de cobros y pagos de las empresas.

A nivel europeo el BCE se limitó ayer a elevar el volúmen de deuda a adquirir en el mercado, además de proporcionar liquidez ilimitada a la banca; seguramente el preludio de una repetición de la operación que en 2012 salvó a Europa de la ruptura por la crisis de la deuda. Pero no hay un plan de estímulo fiscal común y potente que suture las heridas y estimule el crecimiento para evitar el cierre de empresas y una pérdida masiva de empleo y de capacidad fiscal. El BCE insiste en él, pero Europa sigue siendo un archipiélago en el que cada isla interpreta los acontecimientos como buenamente puede, y rema con el instinto de la urgencia como única brújula, sin darse cuenta de que todos corren el riesgo de hundirse en el mismo océano de la crisis.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_