Los movimientos de CEO entre bancos europeos son la excepción
De las 20 mayores entidades, solo 4 las dirige gente de fuera
Los altos salarios de los banqueros parecen implicar un mercado libre de CEO, pero es una idea ilusoria.
La historia reciente sí aporta alguna base para esa teoría. El jefe de ING, Ralph Hamers, pasa a UBS. HSBC estaba considerando al de Unicredit, Jean Pierre Mustier, hasta que este se descartó. Y el FT informó el lunes de que Barclays está a punto de buscar sustituto para Jes Staley. Dada la falta de candidatos internos, los jefes de bancos rivales parecen un punto de partida obvio.
Sin embargo, son casos atípicos. El sustituto interno obvio para Staley habría sido su jefe de banca de inversión, Tim Throsby, hasta su abrupta salida el año pasado. Barclays tiene ahora un número excepcionalmente bajo de sucesores internos. HSBC puede optar por el CEO interno temporal Noel Quinn, especialmente si Mustier no está disponible. Y fue más fácil pescar a Hamers debido a las reglas salariales holandesas, que limitan los bonus al 20% del sueldo: ING era inusitadamente vulnerable.
Los hechos en general sugieren empero que los movimientos entre bancos son inusuales. De los 20 mayores valores del Stoxx Europe 600 Banks, solo 4 los dirige gente de fuera: Barclays, Unicredit, Standard Chartered y Lloyds. Todos son nombramientos de hace años. Dos de los cambios más recientes son internos: Thomas Gottstein lleva 20 años en Credit Suisse, y Alison Rose, 27 en RBS.
Las razones son numerosas, y probablemente persistentes. Los CEO de EE UU son demasiado caros, lo que limita su libre flujo a Europa. Y la promoción interna es más barata que la caza furtiva, ya que no tienes que compensar por una fuerte retribución diferida. Santander lo descubrió con el fallido fichaje de Andrea Orcel.
Por último, los consejos de los bancos sienten que gran parte de la reestructuración poscrisis ha terminado, lo cual limita el atractivo de traer reformistas radicales externos.
Veteranos como Rose y Gottstein pueden ser mejores para la moral del personal después de dolorosas reestructuraciones. Las sillas musicales actuales no deberían implicar una gran inflación salarial.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías