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Tribuna

La calma, antes y después de la tormenta

Episodios de escasa volatilidad en las divisas son la antesala de fluctuaciones abruptas en el mercado

Olivia Álvarez, analista de Monex Europe para España.
Olivia Álvarez, analista de Monex Europe para España.

La reducida volatilidad en el mercado de divisas durante los últimos meses ha sorprendido a más de un analista y decepcionado a numerosos operadores en busca de márgenes de rentabilidad. El cruce euro-dólar en particular, el par de divisas que genera los mayores volúmenes de operación en el mercado, se encuentra entre sus menores niveles de volatilidad histórica, solo comparables con episodios puntuales en 2007 y 2014. Una mirada al panorama global justifica en alguna medida la tranquilidad relativa en los mercados.

Por una parte, el ajuste acomodaticio implementado por los principales bancos centrales ha reforzado la liquidez disponible en el mercado, lo cual obstaculiza la variabilidad excesiva del equilibrio entre la oferta y la demanda de monedas. En segundo lugar, el panorama de riesgos económicos y políticos se ha atenuado gradualmente, invitando a los inversores a suavizar sus estrategias de cobertura.

Las perspectivas más relajadas de un proceso de Brexit más ordenado tras la victoria electoral de Boris Johnson y la tregua comercial pactada entre EE UU y China alivian el escenario de incertidumbre financiera global; mientras que el repunte de los datos económicos y las encuestas de confianza inversora en la eurozona desde finales de 2019 despejan los temores a una potencial recesión doméstica. La mejora relativa de las perspectivas económicas se ha reflejado en la activa dinámica bursátil, el menor apetito por activos de renta fija y el repunte de las expectativas de inflación en la eurozona. En este contexto, el reducido coste de cobertura de las divisas a través de opciones de cambio en plazos de hasta un año muestra de manera implícita la menor volatilidad esperada por los inversores desde la creación de la moneda única.

Sin embargo, este patrón de complacencia es rápidamente susceptible de cambio. Los datos históricos sugieren que los episodios de escasa volatilidad son la antesala de fluctuaciones abruptas en el mercado. Es razonable argumentar que, en un entorno financiero distendido donde pocas “sorpresas” están descontadas de los precios de equilibrio, las novedades económicas y los eventos geopolíticos pueden generar una mayor sensibilidad en los mercados. Los riesgos potenciales abundan en el horizonte, entre ellos, las tensiones comerciales entre EE UU y el bloque europeo, una posible disrupción de las negociaciones postBrexit y alteraciones políticas en Italia y otros países del área.

Por otra parte, la gradual reanimación económica en un contexto de reducida incertidumbre financiera incrementa el apetito de los inversores por oportunidades de negocio con un mayor perfil de riesgo, lo que viabiliza una actividad más convulsa de las divisas. Además, el repunte de las expectativas de inflación en la Eurozona podría alimentar previsiones de mayor volatilidad, aun cuando el BCE está lejos de reajustar las condiciones de liquidez monetaria en el corto y medio plazo. El riesgo de una potencial reversión de la volatilidad en los mercados aconseja a los inversores no confiar demasiado en la relativa tranquilidad que están observando por el momento.

Capítulos de reducida volatilidad efectiva y esperada suelen anteceder a una explosión de los mercados.

Olivia Álvarez, analista de Monex Europe para España

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