Los reguladores ponen en el punto de mira en los acuerdos para compartir redes móviles
Amplían la investigación de pactos en Chequia, Bélgica e Italia Las revisiones podrían extenderse a otros países europeos
Los reguladores, tanto comunitarios como de distintos países del Viejo Continente, han empezado a poner su mirada en los acuerdos establecidos por las operadoras para compartir redes de telefonía móvil. Una tendencia que se ha acelerado ante la llegada del futuro móvil 5G y ante la necesidad de las telecos de buscar reducciones de costes.
La agencia Moody’s plantea que estos reguladores podrían poner objeciones a algunos de estos acuerdos, indicando que no están dispuestos a autorizarlos acuerdos porque implican una menor competencia en infraestructuras.
Este escenario podría socavar la estructura financiera y operativa de los acuerdos que las telecos están diseñando. Fuentes del sector indican que la mayor vigilancia se va a centrar en las llamadas infraestructuras activas, que incluyen los equipos de transmisión y el espectro. En su opinión, en las infraestructuras pasivas, básicamente las torres, no habría problemas.
Una de las primeras amenazas para este tipo de alianzas se planteó el pasado verano, cuando la Comisión Europea publicó una serie de objeciones al acuerdo establecido por O2, antigua filial de Telefónica, y T-Mobile en la República Checa. La opinión de Bruselas es que algunos acuerdos podrían eliminar los incentivos para que los operadores móviles mejoren sus redes y servicios, en lugar de generar mayores eficiencias y mayor calidad de los servicios.
Competencia
En este sentido, Bruselas cree que se podría estar infringiendo el artículo 101 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que prohíbe prácticas anticompetitivas. Margrethe Vestager, vicepresidenta de la CE, destacó que los acuerdos son generalmente beneficiosos para los usuarios en términos de rapidez del despliegue de red, ahorro de costes y aumento de la cobertura en zonas rurales, si bien advirtió de que hay señales de que estos acuerdos pueden dañar al consumidor, el papel de la Comisión es investigarlo y asegurar que estos mercados permanecen realmente competitivos.
La cuestión que se plantea es que esta visión de Bruselas podría extenderse a otros países europeos, donde se han establecido este tipo de acuerdos. “El riesgo es que se pueda producir un efecto contagio a otros países”, señala Carlos Winzer, vicepresidente de la agencia Moody’s.
La Autoridad de la Competencia de Bélgica, por ejemplo, ha puesto en revisión, al menos hasta mediados de marzo, el acuerdo para compartir redes entre Orange y Proximus para permiten un examen en profundidad, ante las preocupaciones sobre el efecto en la competencia planteadas por su rival Telenet. En Italia, a su vez, Iliad ha denunciado el acuerdo para compartir redes entre Vodafone y Telecom Italia, pidiendo la paralización de forma inmediata.
A su vez, Bloomberg Intelligence advierte que los acuerdos han ampliado las preocupaciones de las autoridades antitrust. En opinión de estos expertos, los reguladores adoptarán condiciones en lugar de bloquear los acuerdos. Otras fuentes del sector advierten, no obstante, que de la dureza de estas condiciones dependerá el futuro de la transacción, con el riesgo de hacerla inviable.
Impacto en el consumo de energía
Orange. En este escenario de la compartición de infraestructuras terció la semana pasada el consejero delegado adjunto del grupo Orange, Ramón Fernández, quien advirtió de que sería un error por parte de las autoridades reguladoras el bloquear los acuerdos para compartir redes, dado el impacto positivo que esas alianzas tienen en términos de ahorro en el consumo de energía por parte de las infraestructuras, así como por la disponibilidad del servicio para los usuarios.
Revisión. Las palabras del directivo llegaban solo dos semanas después del anuncio de los reguladores belgas, sobre la ampliación de la investigación al acuerdo en el país entre Orange y Proximus.