Microsoft deja de dar soporte este martes a Windows 7, presente en el 26,6% de los PC
Los usuarios no recibirán actualizaciones ni parches de seguridad. Expertos en seguridad recomiendan cambiar a Windows 10 u otras alternativas de código libre
Microsoft deja de dar soporte desde hoy a su sistema operativo Windows 7 para centrarse en tecnologías más nuevas como Windows 10. La medida supone que los usuarios que tengan W7 dejarán de recibir actualizaciones y parches de seguridad con el consiguiente riesgo de que los hackers puedan explotar agujeros en este sistema operativo, que salió al mercado en octubre de 2009.
Según los datos de NetMarketShare y StatCounter, Windows 7 todavía es utilizado en un 26,8% de los ordenadores del mundo. Es decir, uno de cada cuatro PC ejecuta aún esa versión de Windows, la segunda más utilizada tras Windows 10, presente en el 54,6% de los ordenadores a nivel global.
Expertos en ciberseguridad recomiendan a los usuarios que busquen soluciones alternativas, bien pasarse a Windows 10 o utilizar otros sistemas operativos basados en código abierto, como Ubuntu o Linux Mint. “Ejecutar una máquina sin parches supone que los agujeros de seguridad que aparezcan nunca serán reparados y a medida que se conozcan y se generalicen esas vulnerabilidades las posibilidades de ser atacado con éxito crecen rápidamente”, ha asegurado a la BBC Rik Ferguson, vicepresidente de investigación de seguridad de Trend Micro.
En mayo de 2017, cuando se produjo el ataque del ransomware WannaCry, los expertos en seguridad defendieron que si las empresas hubieran actualizado sus sistemas y aplicado los parches de seguridad necesarios, se podrían haber evitado muchos problemas.
Las empresas, no obstante, podrán seguir recibiendo actualizaciones para Windows 7 Professional o Windows 7 Enterprise hasta 2023 pagando a Microsoft. El coste va desde los 25 a los 200 dólares por dispositivo (22,5 a 180 euros) y aumenta cada año. Esta solución puede interesar a empresas que ejecuten aplicaciones que solo funcionan con W7.
La cuestión es que sustituir Windows 7 por Windows 10 (la recomendación que hace Microsoft) sin cambiar de ordenador tampoco está exenta de problemas, pues el ordenador irá seguramente más lento y el trabajo se ralentizará. Para ejecutar Windows 10 sin esos inconvenientes se aconseja que el ordenador tenga un procesador de 1 GHz, 16 GB de espacio en el disco duro y 1 GB de memoria RAM. La licencia de Windows 10 cuesta 145 euros por equipo (en versión Home) y 259 euros (versión Pro para profesionales) en el retail.
Según advierte Microsoft, lo mismo que está ocurriendo con Windows 7 ahora pasará pronto con Office 2010. ¿Su recomendación? que los usuarios se pasen a Office 365, aunque hay otras opciones como G Suite de Google.