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Breakingviews
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las cotizaciones directas se parecerán cada vez más a las OPV

Se convertirán en formas híbridas que permitan captar nuevos fondos

Logo de Spotify.
Logo de Spotify.REUTERS

Una cotización directa es “solo una OPV sin la O”, dice Barry McCarthy, jefe de finanzas de Spotify, que usó ese método no estándar en 2018, mientras que el servicio de mensajería laboral Slack le siguió en 2019. Puede que haya más.

McCarthy cree que la vía tradicional ya no sirve, un sentimiento que comparten capitalistas de riesgo como Bill Gurley, de Benchmark Capital. Los críticos están resentidos por las comisiones que se pagan a los bancos y las a menudo cuantiosas ganancias de las acciones en su debut, que indican una infravaloración del precio.

Estas y otras consideraciones –como permitir a todos los inversores y empleados vender acciones el primer día– llevaron a Spotify y Slack a listar simplemente sus acciones en una Bolsa un día determinado, dejando que compradores y vendedores fijaran el precio.

Eso resulta atractivo para muchas empresas. Airbnb planea salir a Bolsa en 2020. Es posible que decida cotizar directamente, y es probable que otros la sigan. Pero no es para todo el mundo. Una gran limitación es que los listados directos no recaudan nuevos fondos.

Goldman Sachs o el despacho Latham & Watkins están trabajando en estos inconvenientes. Aunque la SEC lo rechazó al principio, la Bolsa de Nueva York inició en noviembre la discusión proponiendo que se permita a las cotizaciones directas incluir nuevas acciones, como en una OPV. Los nuevos títulos se incluirían en la primera negociación pública de acciones a cualquier precio que tuviera suficiente demanda, en lugar de mediante una colocación. Eso significa que la compañía no sabría exactamente cuánto va a recaudar.

El modelo podría aplicarse en otros lugares. Las Bolsas europeas tienen sus propias reglas, incluida la típica directriz de que el 25% de las acciones de una cotizada deben poder negociarse libremente. Es mucho más que en algunas OPV de EE UU, aunque esas reglas no siempre están grabadas en piedra.

Las OPV no desaparecerán, pero las cotizaciones directas ganarán aceptación y se convertirán en formas híbridas. Para las Bolsas y las firmas que quieren cotizar, que haya más opciones solo les ofrece ventajas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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