Por qué el Círculo de Empresarios se equivoca con la gran coalición
Un pacto PSOE-PP-Ciudadanos es una temeridad. Si hay una crisis económica, quien que quiera castigar al Gobierno elegirá Vox o Podemos
El Círculo de Empresarios le ha cogido gusto a opinar de casi todo, especialmente de política, de tal manera que a veces dan la sensación de que son la CEOE sin filtro o Empresarios sin complejos. Hablan con tanta seguridad y desparpajo que parece que saben de política más que los políticos.
Conviene recordar aquellos meses de mayo y junio de 2012, cuando los líderes del empresariado español, aglutinado alrededor del Consejo Empresarial de la Competitividad, llamaban insistentemente a Mariano Rajoy y a Luis de Guindos para que pidieran a Europa el rescate de España, para ver si así la prima de riesgo bajaba de los 700 puntos. Afortunadamente, el presidente del Gobierno resistió a las presiones fruto de las urgencias entendibles de los empresarios. Si España hubiera sido intervenida en toda regla, no ayudada con una línea de crédito de 100.000 millones, hoy estaríamos mucho peor. Esto ya lo han reconocido hasta los que llamaban sin parar.
La cuestión es que el Círculo de Empresarios “hace un llamamiento al presidente del Gobierno en funciones, así como a los líderes del PP y Ciudadanos, para que alcancen un pacto de Gobierno entre los partidos que defienden la Constitución y los consensos del 78, mayoritariamente votados por los ciudadanos en las últimas elecciones”. Por cierto, en su carta abierta no mencionan al PSOE, y el llamamiento lo dirigen al presidente del Gobierno en funciones, no al secretario general del PSOE. Esto da idea de la confusión que tienen, pese a tanta seguridad en el mensaje.
La argumentación por la que esta fórmula de gobierno es la que les parece más adecuada la sustentan en los pactos transversales que se hicieron en Bruselas recientemente para la renovación del gobierno de la Comisión Europea. Esta vez se han ahorrado poner el socorrido ejemplo alemán, que es muy conveniente estudiar antes de avanzar en la propuesta que han realizado, y que es muy defendida en el ala más conservadora del PP, la que duda si saltar a Vox.
En Alemania, las elecciones de 2017 no dieron mayoría absoluta a ninguno de los dos grandes partidos, la CDU de Angela Merkel, que sería el homónimo del PP, ni al SPD de Martin Schulz, el PSOE alemán. La CDU obtuvo el 32,9% de los votos y el SPD el 20,5%, porcentajes no muy diferentes a los que en España acaban de obtener PSOE (28,0%) y PP (20,8%).
A la vista de esos resultados, los dos grandes partidos alemanes apostaron por la gran coalición, decisión de la que seguramente están muy arrepentidos. Dos años después de las elecciones, la caída en intención de voto de ambas formaciones es significativa. Dependiendo del mes, la CDU sale por delante de Los Verdes o por detrás, con un apoyo que se mueve entre el 25% y el 27%, mientras que el SPD oscila entre el 12%-13%, hasta el punto de que se ve superado por el partido de ultraderecha Alternativa por Alemania, que como en España, apunta a tercera fuerza política.
Habrá quien piense que esto son cosas de las encuestas, pensamiento absurdo dado lo que ya hemos visto en España, pero es que en las elecciones regionales de Alemania ya se está concretando el desastre de los grandes partidos de centro-derecha y centro-izquierda y la expansión de los extremistas.
El 27 de octubre pasado fueron las elecciones de Turingia, uno de los länder pequeños, ya que con 2,3 millones de habitantes es el número 12 de los 16 estados de Alemania. El electorado castigó a los dos grandes, la CDU bajó al 21,7% y SPD al 8,2%; de modo que juntos no alcanzan ni el 30%. Mientras, Die Linken (lo más parecido a Podemos) y Alternativa por Alemania (Vox) han obtenido el 31% y el 23,4%, respectivamente. En 1990, tras la integración de las dos alemanias, CDU y SPD sumaban el 70% de los sufragios.
Las elecciones españolas del 28 de abril sí daban juego para que hubiera habido un pacto del PSOE con el PP o con Ciudadanos, cualquiera de las dos agrupaciones sumaba mayoría absoluta, y el que no se asociara con el PSOE tenía el premio de liderar la oposición o disputarse el puesto con Podemos.
Tras el 10N, este escenario ha saltado por los aires. Es inviable. El PP se sabe alternativa al PSOE y Ciudadanos está fuera de la ecuación. Sus 10 diputados son insuficientes para pacto y para oposición; son el quinto partido. El liderazgo de la derecha se lo juega ahora el PP con Vox.
Con los resultados del 10N en la mesa hoy parece más prudente descartar un pacto como el que propone el Círculo de Empresarios. Si la ralentización económica se convierte en crisis o recesión y el paro vuelve a tasas del 20% no hace falta que llegue al 27% del primer trimestre de 2013 , ¿quién recogería el descontento de la población con un gobierno PSOE-PP? Podemos y Vox se darían un gran festín.
Por tanto, todo apunta a que lo mejor es que el PSOE gobierne, y aquí los 10 diputados de Ciudadanos pueden hacer una gran labor para centrar a Podemos, y el PP lidere la oposición. Es más, lo ideal es que el PSOE y el PP faciliten de manera inteligente la labor del otro, de modo que salgan reforzados y limiten el crecimiento de los spin-off que han salido de sus entrañas.
Conviene recordar al Círculo de Empresarios que los partidos políticos son máquinas electorales con un instinto de supervivencia enorme (con excepción de Ciudadanos). Por tanto, empresarios y políticos, cada uno a lo suyo; ni empresarios haciendo política, ni políticos gestionando empresas. Para mezclarlo todo y juzgarlo ya están los tertulianos.
Aurelio Medel es Doctor en Ciencias de la Información. Profesor de la Universidad Complutense