La Mamounia cierra tres meses por obras
El estudio parisino Patrick Jouin y Sanjit Manku renovará los restaurantes y habitaciones del hotel de Marrakech, considerado uno de los mejores del mundo
"Es uno de los lugares más hermoso del mundo", le confesó Winston Churchill, que acostumbraba a instalar allí su cuartel de invierno, a Franklin Roosevelt en 1943. De hecho, el exmandatario británico tiene un bar que lleva su nombre en La Mamounia, considerado uno de los mejores hoteles del planeta, en el que Alfred Hitchcock rodó El hombre que sabía demasiado en el vestíbulo, y en el que también se alojaron los Rolling Stones, Bill Clinton o el diseñador Yves Saint Laurent.
Este mágico lugar cerrará sus puertas el próximo año. Desde el 25 de mayo al 1 de septiembre de 2020, el emblemático hotel marroquí llevará a cabo trabajos de renovación centrados principalmente en las áreas gastronómicas. Esta reforma es fruto de la colaboración del estudio parisino Patrick Jouin y Sanjit Manku y el equipo del hotel. El objetivo, aseguran fuentes involucradas en el proyecto, es diseñar los nuevos espacios culinarios del hotel en sintonía con un estilo más contemporáneo sin perder su tradicional esencia.
Dentro de esta reforma habrá cambios estructurales también en las áreas de alojamiento y en los espacios públicos del hotel con el fin de mejorarlos y lograr una mayor armonía en su conjunto. Una renovación que, según el director general del hotel, Pierre Jochem, “tendrá el desafío de inscribir mejor a La Mamounia en su época, manteniendo intacto el encanto y el patrimonio de esta casa con 95 años de historia”.
Concebido en 1923 por los arquitectos Prost y Marchisio, es propiedad de la Compañía Nacional de Ferrocarriles de Marruecos (ONCF), con el 60% del accionariado, de la ciudad de Marrakech y de la Caja de Depósito y Gestiones (CDG), que se reparten a partes iguales el 40&% restante. y está considerado como una joya de la arquitectura árabe-andaluza. La historia del edificio se remonta al siglo XII, arropada por las murallas medievales de Marrakech, que cuenta además con un frondoso jardín de ocho hectáreas con olivos de más de 700 años, ofrecido al Príncipe Al Mamoun como regalo de bodas en el siglo XVIII.
El año pasado el Gobierno marroquí anunció que pondría en venta el hotel, junto a la compañía eléctrica Energie Electrique de Tahaddart (EET), por un valor de 553 millones de euros. Con esos ingresos, esperaba cubrir una cuarta parte de los gastos sociales adicionales previstos en 2019, según anunció entonces el ministro portavoz del Gobierno, Mustafa Jalfi.
Hace diez años, el hotel, situado a la vera de la famosa Koutoubia y a poca distancia de la plaza Jemaa el Fna (declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco), reabrió sus puertas, después de tres años de una profunda reforma por el arquitecto e interiorista francés Jacques Garcia, que rejuveneció este lugar, con la ayuda de artesanos marroquíes, y le devolvió el esplendor de antaño.
Cuenta con 136 habitaciones (de 30 a 45 metros cuadrados, a partir de 500 euros la noche), 71 suites, donde se incluyen siete suites estrella, entre ellas, la English Churchill (de 55 a 212 metros cuadrados), tres riads con tres habitaciones, salones y piscinas privadas de 700 metros; cinco bares, cuatro restaurantes de cocina marroquí, francesa, italiana e internacional, y un spa, entre otros servicios.