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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La industria debe centrar el debate electoral

Es necesario y urgente que España avance hacia modelos productivos más eficientes, flexibles y robustos

Bloomberg
CINCO DÍAS

Si hay algo que llamó la atención del mundo empresarial en España en la elecciones generales de abril fue el escaso protagonismo que concedieron los partidos políticos a la industria durante la campaña electoral. Es cierto que todos recogían en sus programas medidas para favorecer la industria, reindustrializar el país, impulsar su avance hacia el paradigma 4.0, etc., pero lamentablemente la industria estuvo ausente del debate.

Esta ausencia provoca una gran preocupación entre las empresas del sector industrial, que ya están percibiendo una ralentización en la actividad y no alcanzan a entender la escasa relevancia de la industria en el debate político. La nueva convocatoria de elecciones se presenta como una nueva oportunidad para que los partidos reconsideren sus posturas y concedan a este sector el protagonismo que merece.

Hace ahora 10 años estábamos planteándonos la necesidad de que España cambiara el modelo productivo, y se miraba a la industria como la solución a los males por los que atravesaba en aquel momento el país. Se hablaba de la necesidad de impulsar la actividad industrial y de desarrollar una industria competitiva y avanzada. Se establecieron planes y se fijaron objetivos, como que el PIB industrial representara el 20% del PIB en 2020.

De 2014 a 2018 la industria ha vivido una etapa de expansión que, en algunos casos, ha ido acompañada de procesos de transformación estructurados hacia modelos de fabricación avanzada, pero en otros casos han quedado pendientes de hacer muchos deberes. Desde el punto de vista regional, hay comunidades autónomas cuyos gobiernos han entendido la importancia del sector industrial en la economía, y han adoptado medidas y puesto en marcha programas para impulsar iniciativas industria 4.0. En otros casos las iniciativas han sido tímidas o inexistentes. La realidad es que algunas comunidades presentan un peso de la industria en la economía que se encuentra por encima del 20% y, sin embargo, hay una mayoría de regiones por debajo del 15% y algunas cercanas al 10%.

A partir de 2018 la desaceleración de la economía ha tenido un reflejo directo en el sector industrial. El PIB industrial ha retrocedido hasta el 16% y prácticamente todos los indicadores muestran la desaceleración (Índice de producción industrial, entrada de pedidos, cifra de negocios de la industria, …). Las causas son diversas y aunque es cierto que los factores externos han tenido una gran importancia, de nuevo nos encontramos con el reto de activar las palancas necesarias para reactivar la industria. La revisión y mejora de la competitividad de nuestras empresas se encuentra de nuevo en el centro del debate.

Para abordar este reto debemos abandonar modelos gastados con el foco en la reducción de costes laborales. España ya no puede competir con otros mercados reduciendo salarios, sino que tiene que impulsar una transformación guiada por unos modelos productivos altamente eficientes, flexibles y robustos. La incorporación de nuevas tecnologías de información, la urgente transformación digital y la evolución de las capacidades de las personas deben convertirse en prioritarias en la agenda de cualquier industria.

En esta ecuación, el papel de las personas es fundamental. Se habla continuamente de la destrucción de empleo industrial como consecuencia de la digitalización, cuando la realidad demuestra que esa transformación, bien planificada y ejecutada, traerá consigo una evolución de las personas que siempre van a ser necesarias en las plantas de producción. Solo hay que prepararlas para ello.

Estamos observando además una caída en la demanda de carreras stem por parte de los jóvenes españoles. Algo se está haciendo mal, y es urgente corregirlo, porque nos jugamos la competitividad ya no como sector productivo, sino como país. Es necesario establecer planes que contribuyan a revertir la situación desde las primeras etapas escolares.

Son muchas las medidas que se pueden adoptar desde el Gobierno central para promoverlo, analizando y replicando las estrategias impulsoras que han demostrado eficacia, tanto a nivel regional como internacional. Tenemos el diagnóstico, conocemos nuestras carencias y también las soluciones. Disponemos de las herramientas para desarrollar una industria avanzada y competitiva, que no dependa de factores externos.

Esperemos que nuestros políticos sepan poner en el centro de sus prioridades y su discurso la necesaria transformación industrial.

 Alfonso Ganzabal es Director general de Sisteplant

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