_
_
_
_
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las finanzas sostenibles, un nuevo nicho de asesoramiento

Mujeres y mileniales lideran la presión sobre los asesores en este ámbito

GettyImages

Las finanzas sostenibles se han convertido en un tema de gran interés para el sector financiero desde hace algunos años, aunque el énfasis actual se remonta al último año y medio, cuando el tema se ha priorizado a muchos niveles, en especial en la distribución y en el ámbito del asesoramiento financiero.

Con toda probabilidad, la adopción por parte de la Comisión Europea de su Action Plan on Sustainable Finance, en mayo 2018, derivado directo de las adopciones en 2015 tanto de la Agenda 2030 de Naciones Unidas para un desarrollo sostenible y sus 17 objetivos, como del Acuerdo de París sobre el cambio climático, han sido detonantes para que las finanzas verdes y sostenibles empiecen a ocupar un lugar que será central en el rediseño de los servicios financieros de las próximas décadas. Una transformación que ya venía empujada por la creciente y exigente regulación, por los radicales efectos de la digitalización e introducción de nuevas tecnologías y por las presiones de una demanda cada vez menos fiel y más exigente.

Las finanzas sostenibles son aquellas que suministran financiación a inversiones que tengan en consideración prioritaria o relevante los aspectos sociales, de gobernanza y los medioambientales (ESG). Precisamente, este componente busca fomentar el crecimiento económico, reduciendo la presión sobre el medioambiente, confrontando las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación y reduciendo los residuos mejorando la eficiencia en el uso de recursos naturales. La necesaria movilización de recursos financieros para acometer los objetivos de la agenda 2030 (entre otros, una reducción de las emisiones de un 40% para ese año), que se cuantifican solo en Europa en unos 180.000 millones de euros anuales, requerirá de un gran esfuerzo que implica reorientar los actuales servicios financieros. Para ello, se necesita un trabajo ingente para concretar estándares y taxonomía, generar una elevada transparencia y divulgación de la aplicación de las medidas a nivel de cada empresa y producto, y conocer los riesgos implícitos de no actuar y los derivados de los cambios. No podemos aquí detallar excesivamente los procesos, –que por cierto han cogido un buen ritmo–, para afrontar la necesaria infraestructura de las finanzas sostenibles, pero sí otras vías de trabajo fijadas por el Plan de Acción de la Unión Europea, para hacer realidad el objetivo urgente de sostenibilidad en las finanzas, que fijó tres grandes áreas de progreso. Dos de ellas se refieren a lo que denominábamos infraestructura de los cambios, como el fomento de la transparencia y del buen gobierno para reducir el cortoplacismo en los mercados de capitales, o incorporar todos los elementos de análisis del riesgo y prudenciales a las finanzas verdes y sostenibles.

Junto a ellas, el área fundamental que trata de reorientar los flujos de capital (por cierto, no suficientemente abundantes hoy en Europa) hacia una economía más sostenible, primero conociendo y acordando lo que realmente es verde, o lo que es solo pálidamente verdoso; y en segundo lugar promoviendo la financiación de los proyectos sostenibles. Para ello, un elemento clave, según la Unión Europea y los propios actores financieros, es la incorporación de la sostenibilidad en el asesoramiento financiero.

El asesoramiento financiero es, como servicio regulado, joven. Surgió en Mifid I y se ha consolidado con Mifid II. Se hace imprescindible adaptar este todavía nuevo marco legal (también el de mediación de seguros) y sus derivadas reglamentarias a las nuevas condiciones que van a exigir incorporar todos estos aspectos verdes y de sostenibilidad a la práctica del asesoramiento, a las descripciones de los productos financieros y, por supuesto, a la gestión y planificación financiera. Todavía estamos recomponiendo el sector de servicios financieros a la gran transformación que ha representado Mifid II y la IDD y ya tenemos que incorporar a nuestros análisis de idoneidad las consideraciones y las preferencias ESG de nuestros clientes, para ofrecer en nuestras recomendaciones inversiones que tengan en cuenta los prismas de sostenibilidad medioambiental, social y de buen gobierno.

¿Incorporan ya nuestros clientes demandas y exigencias bajo los criterios de sostenibilidad? Sin duda, será algo inminente. La toma de conciencia de que la lucha contra el cambio climático no es una opción, sino una obligación en aspectos como el reciclaje, el consumo energético y general, y una imposición para las políticas públicas, se está generalizando y llegando a los aspectos del ahorro y la inversión. Presionados por las mujeres (claramente con mayor concienciación) y los milleniales, los asesores financieros tienen el reto, primero, de ampliar sus competencias de acuerdo a las exigencias de las finanzas sostenibles y, en segundo lugar, de modificar y adaptar sus estrategias y planes de inversión a los criterios ESG y de finanzas sostenibles. Van a ser, a la vez, receptores y acomodadores de los requerimientos que nuestros clientes incorporen a la demanda y educadores o agentes del cambio para aquellos inversores que puedan resistirse más.

Ante los desafíos que la crisis de las pensiones, la represión financiera o los nuevos riesgos geopolíticos plantean a la labor del profesional del asesoramiento, se le une sin duda la incorporación de la sostenibilidad, el reflejo del problema quizás más serio que confrontaremos en los próximos años.

Josep Soler Albertí es delegado ejecutivo de EFPA España

Archivado En

_
_