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Asia

La líder hongkonesa retira el polémico proyecto de ley de extradición

El decreto, que ya estaba paralizado, fue el detonante de las protestas hace tres meses

Fuerzas antidisturbios vigilan el metro de Hong Kong.
Fuerzas antidisturbios vigilan el metro de Hong Kong. REUTERS

Después de tres meses de protestas que han sumido a la ciudad de Hong Kong en la crisis más grave de la década, la jefa del Gobierno, Carrie Lam, anunció este miércoles la retirada definitiva del polémico proyecto de ley que detonó las marchas, aunque no cedió a las otras demandas de los manifestantes.

"El Gobierno retirará formalmente el proyecto de ley para tranquilizar completamente las preocupaciones públicas", afirmó la jefa del Ejecutivo en una declaración televisada grabada previamente.

Así, el responsable de Seguridad de su gobierno "presentará una iniciativa en este sentido, cuando el Parlamento retome sus trabajos", una decisión que busca relajar la tensión, cada vez más frecuente en las marchas.

La retirada definitiva de esta ley era una de las cinco exigencias de los manifestantes para cesar las protestas que llevan más de tres meses sacudiendo la urbe y que han acabado en ocasiones con escenas violentas.

El resto de peticiones son el establecimiento de una comisión independiente que investigue la supuesta brutalidad policial, la retirada de cargos contra los detenidos por las protestas, la retirada del calificativo de "revuelta" sobre las manifestaciones y la aplicación del sufragio universal para la elección del jefe del Ejecutivo local.

Ninguno de estos otros asuntos ha sido aceptado por la líder hongkonesa. "Reconozco que estas medidas pueden no ser capaces de abordar todas las quejas de las personas en la sociedad. Sin embargo, ¿deberíamos pensar profundamente si la escalada de violencia y disturbios es la respuesta? O si es mejor sentarse para encontrar una salida a través del diálogo".

Lam reconoció que tras las protestas ha quedado claro que "el descontento se extiende mucho más allá del proyecto de ley" y "cubre cuestiones políticas, económicas y sociales".

Por ello, anunció la creación de un comité independiente que revise "los problemas más arraigados de la sociedad" y asesore al Gobierno sobre la búsqueda de soluciones.

La declaración fue publicada después de que Lam se reuniera con un grupo de legisladores pro Pekín y delegados de Hong Kong ante el congreso de China y ante el órgano consultivo político legislativo del país en su residencia oficial el miércoles por la tarde.

La líder del Gobierno ya había anunciado el 15 de junio la "suspensión del proyecto de ley" y su "muerte", y "fracaso total" unas semanas después, pero esta es la primera vez que explica cómo va a tener lugar la retirada de esta ley que habría permitido que los fugitivos de Hong Kong fueran extraditados a China continental para afrontar juicios en tribunales controlados por el Partido Comunista Chino.

Ya que los medios locales filtraron el anuncio de Lam horas antes de producirse, antes del vídeo comenzaron a llegar las primeras reacciones, que no apuntan hacia el fin de la crisis ya que los manifestantes insisten en que deben cumplirse las cinco peticiones. "Cinco demandas, ni una menos", ha sido uno de los principales lemas coreados en las marchas.

El coordinador del Frente de Derechos Humanos Civiles, Jimmy Sham, apuntó que las medidas de Lam son como echar "un cuenco de agua" en un gran incendio en el Amazonas.

"Cuando acaba de estallar un incendio, un tazón de agua puede apagarlo. Pero esto (las protestas) es una conflagración en la Amazonía. Un tazón de agua no puede apagar el fuego sino que puede alimentarlo", comparó el coordinador de esta organización que ha estado detrás de tres manifestaciones masivas que atrajeron a más de un millón de personas.

Por su parte, el veterano comentarista Simon Lau Sai-leung de radio Sing Jai apuntó que la reacción de Lam podría ser el preludio de una mayor represión contra los manifestantes.

"Se dice que (el proyecto de ley) será retirado. Esa no es una respuesta a (las demandas de) los manifestantes, sino un movimiento pasivo-agresivo. A primera vista, es un paso atrás. Si las luchas callejeras continúan, se invocaría la ley estatal de emergencia. Las manifestaciones y el uso de máscaras se prohibirían primero y se intensificarían (los esfuerzos de represión)", aseguró.

Lau se refería a la Ordenanza de Regulaciones de Emergencia, una ley draconiana que recientemente se ha convertido en motivo de preocupación en Hong Kong.

Utilizada por última vez en 1967 durante los disturbios izquierdistas en Hong Kong, la ordenanza podría otorgar al presidente ejecutivo amplios poderes, que incluyen autorizar arrestos y castigos, censurar a la prensa y confiscar propiedades, así como cambiar leyes y promulgar otras nuevas.

Un periódico en idioma chino en Hong Kong publicó un informe la semana pasada que citaba a fuentes del Ejecutivo diciendo que el gobierno de Hong Kong consideraba que la ordenanza era una forma de sofocar las protestas. Lam ha manifestado que su administración está "mirando otras leyes y ver si son aplicables o no".

extradición que suscitó las multitudinarias protestas registradas en la ciudad desde hace tres meses, según varios medios de la ciudad. Según fuentes citadas por el diario South China Morning Post y por el portal de noticias HK01, Lam ha convocado a los 43 diputados progubernamentales a las 16.00 hora local (08.00 GMT) de hoy para una reunión en su residencia oficial, tras lo que anunciaría la retirada definitiva del texto.

Aunque primero suspendió su tramitación y luego aseguró reiteradamente que el proyecto estaba "muerto", los manifestantes no se dieron por satisfechos; una de las cinco demandas del movimiento es precisamente la retirada efectiva y definitiva de esa reforma legal. La Bolsa de Hong Kong ha subido con fuerza nada más conocerse la noticia. Las movilizaciones han distorsionado gravemente la economía local, y las amenazas de Pekín a las empresas instaladas en Hong Kong han tensado el sector empresarial. 

De finalmente producirse, la retirada del texto significaría que tras trece semanas de protestas las autoridades locales accederían finalmente a cumplir con una de las cinco exigencias, en un gesto para "calmar el ambiente", según una de las citadas fuentes.

El resto de peticiones son el establecimiento de una comisión independiente que investigue la supuesta brutalidad policial, la retirada de cargos contra los detenidos por las protestas, la retirada del calificativo de "revuelta" sobre las manifestaciones y la aplicación del sufragio universal para la elección del jefe del Ejecutivo local.

Lam goza, según las últimas encuestas, de la popularidad más baja jamás registrada por un líder del Gobierno local desde que Hong Kong regresó a manos chinas tras siglo y medio de dominación colonial británica.

No obstante, y pese a que los manifestantes han exigido una y otra vez su dimisión, la política negó ayer que hubiera ofrecido su renuncia a las autoridades chinas: "Jamás he ofrecido mi dimisión al Gobierno Popular Central (el Ejecutivo de Pekín). Nunca me he planteado dimitir. La elección de no dimitir es mía propia".

Así, Lam respondía a unas grabaciones obtenidas por la agencia de noticias Reuters durante una reunión con empresarios locales en las que se le escucha decir: "Si tuviera elección, lo primero (que haría) sería dimitir, después de haberme disculpado convenientemente". En sus últimas intervenciones, los portavoces del Ejecutivo chino han reiterado su apoyo a Lam, a su Gobierno y a la Policía de Hong Kong para que resuelvan la situación.

Las manifestaciones comenzaron el pasado mes de marzo como oposición a una polémica propuesta de ley de extradición que, según abogados y activistas, podría haber permitido a Pekín acceder a "fugitivos" refugiados en territorio hongkonés. Éstas han movilizado desde junio a cientos de miles de personas y han dejado enfrentamientos entre algunos manifestantes violentos y la policía, a la que se ha acusado de abusar de su poder a la hora de disuadir las protestas.

Aunque a principios de julio las autoridades hongkonesas declararon "muerta" esa propuesta de ley, los manifestantes exigen que se retire oficialmente y han ampliado sus demandas con el objetivo de mejorar los mecanismos democráticos de la ciudad y, en definitiva, oponerse al autoritarismo chino.

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