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Planes ingeniosos que (siempre) salen mal

La mayoría de las veces somos menos hábiles que la realidad.

El Ejecutivo británico de Borís Johnson solicitó a la reina Isabel II que suspenda (prorroga) el Parlamento hasta el próximo 14 de octubre. Esta medida impediría a los diputados británicos tener tiempo suficiente para intentar evitar que se produzca un Brexit sin acuerdo. La oposición ha calificado de "ultraje constitucional" la decisión del Primer Ministro, e incluso el líder laborista, Jeremy Corbyn, llegó a pedir a la reina que no diese su consentimiento (a pesar de que su papel es más testimonial que verdaderamente decisivo).

Hay que puntualizar que, oficialmente, el Parlamento británico iba a entrar en un receso de tres semanas, que no es lo mismo que la suspensión actual, a partir del próximo 13 de septiembre por las conferencias anuales de los partidos. No obstante, los distintos grupos tenían pensado cancelarlo para tener más tiempo para controlar el proceso del Brexit. El siguiente paso que se está analizando por parte de la oposición es plantear cuanto antes una moción de censura.

Una suspensión del Parlamento no es algo excepcional ya que se trata de un procedimiento formal que suele ocurrir cada año cuando finaliza una sesión parlamentaria y que normalmente dura pocos días hasta que comienza una nueva sesión con el discurso de la reina. Lo excepcional es la duración de la actual suspensión, la más larga de la historia, pues durará 5 semanas.

Solo el tiempo dirá si esta "jugada maestra", como nos la presentan su partidarios, es lo que necesitaba el Reino Unido para salir de este "punto muerto". Por azares de la vida, esta decisión se producía justo con el desenlace de otra jugada política que también parecía hábil e ingeniosa.

El vice primer ministro de Italia y líder del partido ultraconservador Liga Norte, Matteo Salvini, ha salido finalmente derrotado tras romper su alianza de gobierno con el Movimiento 5 Estrellas, liderado por Luigi Di Maio, con la idea de celebrar elecciones anticipadas y así lograr ser elegido como primer ministro. Su "verano mediático" diseñado como un preámbulo a la conquista del poder en el otoño se ha quedado en eso: brillante campaña en las redes, pero poco efectiva en la realidad.

Ayer miércoles, los líderes del Partido Demócrata de centroizquierda y del populista 5 Estrellas llegaron a un acuerdo para formar un gobierno. El gran triunfador de la "jugada" ha sido el actual primer ministro, Giuseppe Conte, que se mantendrá en el cargo. El principal compromiso del nuevo gobierno italiano serán los presupuestos y todo apunta a que la confrontación con la UE, alentada por Salvini, será sustituida por la colaboración.

Italia ya se libró este año de un procedimiento de infracción por déficit excesivo, con el compromiso de que la previsión para 2020 sea más austera. Ahora será más fácil llevar a cabo esta tarea de ajuste presupuestario solicitado por la UE.

Conte en un discurso con un tono muy diferente del que utilizó en su anterior discurso/presentación como Primer Ministro hace algo más de un año, cuando se autoproclamó defensor de los italianos frente a Bruselas, parece dar por enterrada la confrontación con la UE. El nuevo gobierno, en palabras de esta misma semana de Conte, debe "...recuperar el tiempo perdido para que Italia vuelva a un rol protagonista en la UE”.

Los mandatarios de Berlín y París descansan por fin, pero quienes más aplauden estos cambios son los  mercados. La prima de riesgo italiana bajaba a 160 puntos y su diferencial con la española, que pasó de 60 a 200 puntos con la puesta en marcha del anterior gobierno y, con él, su espíritu de confrontación, parece tender hacia una normalización.

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