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Cristiano Ronaldo: Balón de Oro en inversiones

El astro portugués es mucho más que sus jugadas en el césped y ha erigido un verdadero imperio de hoteles, gimnasios, líneas de ropa y centros de salud capilar

Cristiano Ronaldo recibe su quinto Balón de Oro
EFE

Tiene un contrato vitalicio de 885 millones de euros con Nike, abandonó el Real Madrid por la Juventus por 100 millones, sus 400 millones de seguidores en todas sus redes sociales le han convertido en el deportista más seguido de todos los tiempos y según la lista Rich List 2019 cobra 871.000 euros por publicación publicitaria y es la tercera persona más influyente en internet.

Cristiano Ronaldo ha demostrado ser toda una máquina tanto dentro del campo –en el Madrid marcó 450 goles en 438 partidos– como fuera de él, en el mundo de los negocios. CR7, el sello seriegrafiado en su equipación deportiva, ha trascendido el campo de fútbol y se ha convertido en toda una marca empresarial.

A la ocasión la pintan calva. Esto debió de pensar el jugador portugués para invertir en implantes de pelo en España, el segundo país del mundo con mayor índice de alopecia. El delantero de la Juventus anunció en febrero que había adquirido el 50% de la clínica de salud capilar Insparya a través de su sociedad CR7 Unipessoal y del grupo Saúde Viável. Pero no fue hasta un mes después cuando este aclamado negocio desembarcó en Madrid, con una inversión inicial de tres millones de euros.

De hecho, el máximo goleador de la historia del Real Madrid se decidió a invertir en crecepelo solo después de ver los buenos resultados que un trasplante de cejas le dieron a su madre. Visto lo visto, el segundo atleta mejor pagado del mundo –cuyo patrimonio roza los 100 millones de euros según Forbes– solo invierte en productos en los que cree firmemente.

Su pasión por el entrenamiento le llevó a aliarse hace tres años con Crunch Franchise y sacar su propia línea de gimnasios. CR7 Crunch Fitness ya ha abierto dos centros en Madrid y más de 265 en América.Asimismo, en 2015 creó Dutton Invest, una empresa que alquilase su avión privado valorado en 19 millones de euros cuando él no le estuviera sacando partido. Los 3.000 euros la hora que cuesta darse un paseo por las nubes en el jet de Ronaldo han hecho que el volumen de negocio de la compañía pase de los 227.000 a los 964.000 euros en menos de un año.

Siguiendo con las inversiones en lujos, en 2015 el delantero se asoció al 50% con el magnate Dionísio Pestana para crear la cadena hotelera Pestana CR7 Lifestyle, que ya ha abierto en Lisboa y Madeira y tienen su punto de mira en Marruecos, Nueva York, la Gran Vía de Madrid y París, donde el cinco veces ganador del Jugador del año de la FIFA ha invertido 30 millones de euros para su apertura en 2021. Pero su aventura en hostelería no se detiene aquí. En 2017 siguió el ejemplo de Rafa Nadal y Pau Gasol y comenzó a ser socio del Restaurante Tatel que se expande por Madrid, Ibiza y Miami.

Además, bajo su patentado logo CR7 se ha adentrado en el mundo de la moda a través de acuerdos con distinguidas marcas. Con Eden Parfums ha sacado colonias, con JBS Textile colecciones de ropa interior, con Unity Fashion se pasó al tejido vaquero e incluso ha estrenado una línea de ropa de cama con Denali. Como invertir en marca personal siempre le ha dado resultado al atleta, en 2013 edificó su propio museo en Fanchul, donde exhibe algunos de los 28 galardones que ha acumulado a lo largo de su trayectoria.

No es oro todo lo que reluce

Problemas con Hacienda. La Sección de Delitos Económicos de la Fiscalía Provincial de Madrid presentó en junio de 2017 una denuncia ante el Juzgado de Instrucción Decano de Pozuelo de Alarcón contra el delantero que en aquel entonces vestía la camiseta del Real Madrid.

Cuatro delitos por evasión de impuestos. El 22 de enero de 2019 se celebraba el juicio en la Audiencia Provincial que acusaba al portugués de defraudar 14,76 millones, al ocultar a Hacienda ingresos en relación con sus derechos de imagen por valor de 59,9 millones de euros entre los ejercicios fiscales del 2011 y el 2014.

Incumplimiento “voluntario” y “consciente”. El atleta se aprovechó de una estructura societaria creada en 2010 para ocultar las rentas generadas en España.

Acuerdo con la Fiscalía. El atleta se declaró culpable de los cuatro delitos fiscales que rebajaron el importe defraudado a 5,7 millones de euros y se le exigió pagar una multa cercana a los 19 millones. En el acuerdo de conformidad con la Fiscalía, fue condenado a 23 meses de cárcel que no tuvo que cumplir.

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