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El Teatro Real se digitaliza para seguir siendo el de siempre

La institución cultural lanzará en septiembre Palco Digital, el Netflix de la ópera

Pablo Sempere

Teatros, museos, galerías de arte, auditorios... El mundo cultural lleva ya un tiempo intentando hacerse a la tecnología para ampliar sus horizontes y llegar a más público. Tanto para mejorar la experiencia de los que ya le son fieles como para extenderse a los que todavía se resisten a entrar. Por eso, de un tiempo a esta parte es habitual encontrarse con gafas de realidad aumentada en las salas de las grandes pinacotecas, o con aparatos que convierten un concierto de música clásica en una experiencia mucho más inmersiva.

En el mundo de los teatros, al menos en España, quien lleva la delantera es el Teatro Real, que decidió aliarse hace tres años con diferentes empresas tecnológicas y que, a día de hoy, está a punto de recoger los frutos de una de las iniciativas más ambiciosas presentadas hasta ahora. Ya a la vuelta de verano, en septiembre, echará a rodar Palco Digital, una iniciativa que han desarrollado junto a Samsung, Telefónica y Endesa y que podría definirse como “el Netflix de la ópera”, explica Ignacio García-Belenguer, director general del Teatro Real.

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El proyecto, que funciona en forma de aplicación que lleva los espectáculos de ópera a los hogares españoles, nace para seguir creciendo en público, como reconoce García-Belenguer: “Si queremos llegar a más gente tenemos que hacerlo mediante estos métodos. El teatro tiene en torno a 1.700 butacas, esta es la única forma de ampliar a muchas más personas”. El director recuerda el caso de éxito que la institución cultural vivió hace ahora algo más de dos años, cuando se convirtió en el primer teatro del mundo en retransmitir un espectáculo por redes sociales. La ópera completa de Il Puritani corrió como la pólvora en directo por Facebook y fue vista por más de 170.000 personas, multiplicando por 100 el aforo analógico del centro.

En la misma línea se coloca Celestino García, vicepresidente corporativo de Samsung Iberia. La tecnología “contribuye a la divulgación de nuestro patrimonio artístico al mismo tiempo que fomenta la educación cultural. Un trabajo que, además, nos permite impactar en millones de personas incorporando a nuevos públicos mediante el desarrollo de experiencias innovadoras”. Así, trabajar a través de la innovación para ofrecer nuevas experiencias a través de nuevos soportes es, en definitiva, una forma “de democratizar el acceso a la cultura y acercar la ópera a toda la sociedad”, añade.

El del Palco Digital es uno de los proyectos más esperados. Pero el abrazo tecnológico de la institución cultural tiene ya algo más de recorrido. Otro de los proyectos estrella del teatro ha sido el de las grandes pantallas instaladas, también por Samsung, para alimentar la experiencia in situ. Es una forma de ofrecer mayor claridad al asistente, por ejemplo con una mayor visualización de los sobretítulos, un mecanismo típico de la ópera por el que se proyectan anotaciones, diálogos y, en definitiva, todo lo que sucede en tiempo real durante la representación. “Es algo que tiene que ir actualizándose a medida que avanza la historia, y eso con la tecnología es mucho más fácil de conseguir”, apunta García-Belenguer.

Al ser pantallas de grandes dimensiones, prosigue, permiten también “recrear imágenes, espacios y recursos”. Y al ser en formato LED ahorran en espacio, y donde antes había proyectores, ahora hay más hueco para los espectadores. “También se puede regular el brillo y la intensidad, por lo que el formato es mucho menos intrusivo”.

La apuesta innovadora del teatro no acaba aquí. Otra de las novedades viene en forma de gafas de realidad aumentada, desarrolladas también junto a la compañía tecnológica. Son dispositivos que están disponibles tanto para los espectadores como para los visitantes, y que están pensados para que el usuario se sienta como uno de los músicos, como un cantante o como un director de escena. “Con ellas también se pueden ver zonas tradicionalmente vetadas al espectador, como el foso o el backstage”, continúa García-Belenguer.

La cultura puede apoyarse en la tecnología sin perder su esencia

Todas estas herramientas, insiste el director, no chocan ni con el espacio ni con lo que sucede dentro de él. Y hasta la fecha han sido bien acogidas por un público que al contrario de lo que pueda pensarse “es innovador y tecnológico. La cultura puede apoyarse en la tecnología para mejorar la experiencia sin perder su esencia”. Es, por ello, uno de los métodos más efectivos para que el teatro se adapte a los nuevos tiempos y siga funcionando y llenando salas como ha hecho siempre.

En opinión de Celestino García, la tecnología tiene que servir para romper cualquier tipo de barrera que limite el acceso a toda persona, esté donde esté, a la cultura. Por eso, “seguimos trabajando en materia de innovación, ya que aspectos como la inteligencia artificial o el 5G nos abren una ventana al futuro que solo podremos abrir si trabajamos desde el presente”. El arte y la cultura, prosigue, son conceptos atemporales cuyo poder ha traspasado la barrera del tiempo. “No hay ninguna duda al respecto. La tecnología, por lo tanto, lo que busca es hacer la experiencia más rica y contribuir a llegar al mayor número de personas para transmitir la riqueza de su patrimonio”. La compañía, de hecho, trabaja en esta línea desde hace tiempo con otras instituciones de la talla del el Museo del Prado o el Museo Arqueológico Nacional.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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