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Pardubice, la capital que suspira por sus caballos

La pequeña y desconocida joya barroca de Bohemia del Este

Plaza de los Pernštejn.
Plaza de los Pernštejn. Inma Moscardó

La República Checa es conocida como el país de los castillos –atesora más que ninguno–, de la cerveza –son los mayores consumidores del mundo– y de los escenarios de cuento, pero hacerse un hueco como destino local emergente teniendo como rivales a las bellas Praga o Český Krumlov parece una tarea titánica.

La región de Bohemia del Este encierra pequeñas joyas que merece la pena descubrir y disfrutar. Una de ellas es su coqueta y encantadora capital, Pardubice. A unos 104 kilómetros al este de la alargada sombra de Praga, en la confluencia del gran Elba y el modesto Chrudimka, su historia se remonta al año 1295 y su prosperidad y señorío están ligados al todopoderoso Guillermo de Pernštejn.

Animada, aristócrata pequeña y coqueta, su historia está ligada a los antiguos señores de Pernštejn

Su vida y milagros están omnipresentes en la ciudad. Monumentos, calles, plazas y hasta sus históricos caballos rinden homenaje al aristócrata. El corazón de Pardubice es su bonita plaza renacentista, que cobija edificios con fachadas de colores ocres. Es, no podría ser de otra manera, la plaza de los Pernštejn. Adoquinada y rectangular, mezcla estilos gótico, renacentista y barroco. Animada y llena de terrazas, aproveche para degustar la famosa cerveza negra artesanal o cenar de forma informal algunos de los platos locales, como el smažený sýr (queso frito), una típica klobasa (salchicha) o, si se atreve, un vepřové koleno (codillo de cerdo asado). Al anochecer, la iluminación de las farolas crea una atmósfera muy sugerente y de fábula; sentirá trasladarse en el tiempo.

Puerta parece, torre es

El ayuntamiento, a uno de los lados de la plaza, lo reconocerá por sus dos torres y los medallones que adornan –o afean, según se mire– su fachada, y la Puerta Verde, en realidad una torre renacentista de 60 metros de altura que forma parte de la muralla medieval, al otro lado de la casa consistorial; son las construcciones más emblemáticas. La torre es también el mejor mirador de la ciudad, si logra subir los 154 peldaños de una escalera de madera y tramos de caracol. Suena peor de lo que parece; según vaya ascendiendo, encontrará animaciones que narran leyendas de Pardubice. En los descansillos, aproveche para recuperar el resuello.

En la plaza está también la Casa de Jonás, quizá el edificio más bonito, barroca y decorada con relieves del profeta bíblico en la boca de la ballena. La iglesia de San Bartolomé, de primeros del XVI, con su gran aguja coronando el tejado negro por el paso del tiempo, es otro edificio singular, cuyo interior es realmente pequeño.

Un palacio inexpugnable

La pequeña y desconocida joya barroca de Bohemia del Este

Tendrá que realizar una pequeña excursión para llegar al castillo de Kunětická Hora, cuya historia data del siglo XIV, pero que los Pernštejn convirtieron en una fortaleza inexpugnable entre el XV y el XVI, ni siquiera sucumbió en la guerra de los Treinta Años. A la entrada le recibirán gritones pavos reales. Hoy alberga el museo regional. En el sótano de la capilla hay un gran arcón de madera, que nunca pudo ser trasladado y que se supone estaba lleno de tesoros y joyas perteneciente a los Habsburgo. Su desaparición es un misterio.

Desde ese imponente escenario es fácil imaginar caballos y príncipes trotando a su antojo. Pardubice tiene una de las yeguadas más antiguas del mundo. Hasta esta localidad se desplazaban nobles de todo el mundo para realizar monterías. En Kladruby nad Labem está una de las cuadras reales de más rancio abolengo de Europa, cuyo esplendor lo alcanzó en el XVIII y que dio origen al famoso caballo Kladruber, una de las razas más viejas y raras, de origen español y 400 años de historia, que se utilizaba para el tiro de los carruajes de las cortes imperiales.

En la actualidad solo quedan 150 caballos de esta raza que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La entrada cuesta 120 coronas (4,6 euros) y podrá sentirse como un príncipe o una princesa dando un paseo en carruaje tirado por estos ejemplares (unos 57 euros, previa reserva).

En el hipódromo local se celebra, el segundo domingo de octubre y desde 1874, una de las carreras de obstáculos más prestigiosas del mundo, célebre por el foso de Taxis, una zanja de 9 metros, considerada la más difícil y peligrosa de cualquier competición. Si Pernštejn podía saltarlo, ¿por qué lo iba a reducir?

Castillo de Kunětická Hora.
Castillo de Kunětická Hora.I.M.

Cómo moverse

En avión. Iberia y Czech Airlines tienen varias frecuencias semanales desde Madrid a Praga. Desde la capital checa, deberá tomar un tren hasta Bohemia del Este. Ryanair vuela desde Alicante a Pardubice los lunes y jueves.

En tren. Regiojet enlaza Praga y Pardubice –y otras localidades– con trenes de alta velocidad cada 20 minutos. El viaje dura 55 minutos y cuesta, por trayecto, entre 2,8 euros y 10,80 en business. Excelente servicio a bordo y barato. Wifi gratis. Reservas: Regiojet.com.

En bus. Esta misma compañía tiene autobuses de alta gama que recorren gran parte del país.

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