Un puente tecnológico hacia la paz
La ‘startup ‘ social Paz conecta el talento de los refugiados con empresas vinculadas a la tecnología
Grecia acoge actualmente a unos 75.000 refugiados, la mayoría procedentes de Siria, un conflicto que ha provocado la mayor crisis de refugiados en el mundo, con más de cinco millones de personas desplazadas viviendo en países vecinos. Las personas que buscan asilo en Europa se encuentran atrapadas en una vida caracterizada por la incertidumbre, el aislamiento y el desánimo ante la falta de oportunidades.
Sin embargo, estos campamentos están llenos de personas con talento y altamente motivadas que pueden ser un gran activo para Europa, pues muchas de ellas cuentan con una amplia formación en áreas como la programación, perfiles muy demandados por las empresas europeas. Así lo ha detectado Paz, una startup de acción social que pone en contacto el talento de estos refugiados con empresas del sector tecnológico.
“Somos una startup de impacto social, estamos constituidos como empresa, pero lo que nos mueve es el impacto social”, comenta Leticia Galdón, su CEO. “Lo que hacemos es llevar educación en competencias digitales altamente demandadas en el mercado laboral a campos de refugiados y buscamos talento también en otras ciudades, como Madrid”, explica.
“Desde el momento que estas personas dejan de depender de la ayuda social, dejan de ser un problema y empiezan a aportar”, señala Leticia Galdón
Ha sido precisamente en Madrid donde la compañía ha cosechado su primer éxito de mediación. Bassel Al Balkhi, un refugiado sirio de 27 años que lleva viviendo en Madrid dos años, ha desarrollado durante un mes en BlaBlaCar España un programa de conexión de puntos de quedada para los usuarios que comparten coche.
“Este proyecto tiene una parte que es un poco manual, que ocupa bastante tiempo y no teníamos recursos internos para hacerlo, por lo que buscamos ayuda externa y ahí conocí el proyecto de Paz”, relata Álvaro Zamácola, country manager de BlaBlaCar España y Portugal. “Una de las grandes sorpresas es que aparte de hacer el trabajo, y como es programador, Bassel nos ha dejado el principio del proyecto para automatizar esta herramienta, que podría ayudar en los otros 22 países en los que estamos trabajando estos puntos de encuentro”, continúa Zamácola.
Paz fue creada hace cerca de dos años por tres emprendedores españoles: Álvaro Sanmartín, ingeniero especializado en educación; Aída Martínez, directora de programas de formación de inteligencia artificial para Google, y su CEO, Leticia Galdón, trabajadora social especializada en conflictos internacionales. Después de una visita de varios meses a los campamentos de refugiados en Grecia, sus fundadores diseñaron y pusieron en marcha el verano pasado un programa piloto para formar a 47 refugiados del campo de Katsikas en habilidades tecnológicas. Para ello contaron con la colaboración de dos formadores, que eran tecnólogos y programadores, y con la ONG Habibi.Work, que cedió el espacio donde se impartieron las clases, así como sus voluntarios para el funcionamiento del día a día.
Ahora buscan empleo para los alumnos. La idea es que estas personas puedan trabajar para las compañías en remoto. “Hemos visto en la tecnología una oportunidad para tender un puente entre esta situación de crisis humanitaria y las empresas”, afirma la CEO de Paz. “Ellos están en Grecia y tienen permiso de trabajo allí, pero en Grecia no hay empleo. Sin embargo nosotros, que estamos en Londres, tenemos contacto con muchas empresas tecnológicas a nivel internacional y que sí tienen mucho empleo que pueden externalizar fácilmente. A través del trabajo en remoto desde Grecia, ellos van a trabajar, pero igual están trabajando para Londres, Madrid o donde sea”, señala Galdón, que asegura que de esta manera se reactiva la economía de la zona. “Desde el momento que estas personas dejan de depender de la ayuda social, dejan de ser un problema y empiezan a aportar”.
La startup está embarcada ahora en un nuevo proyecto de formación para 50 refugiados en Grecia, para lo que está en conversaciones con diferentes empresas tecnológicas, que aportarán además de financiación, la posibilidad de hacerse mentores e incluso colaborar en la formación. “Creo que esa comunicación en la que las empresas puedan orientar a los campos de refugiados hacia dónde va la tecnología, cuáles son las habilidades más requeridas, es la parte más importante”, destaca Zamácola.
El enfoque de Paz, asegura su CEO, es dejar de ver esta crisis humanitaria como un problema para ver la oportunidad de que toda esa gente joven pueda aportar al máximo y las empresas puedan beneficiarse de ello. “Lo que estamos haciendo es impact sourcing, que es outsourcing, externalizar, pero con impacto social”, remarca.
Camino hacia la integración
Paz pretende proporcionar a las personas en los campamentos de refugiados un camino hacia la integración y el desarrollo profesional basado en cinco principios.
Formación en competencias digitales. Mejorar las cualificaciones profesionales a los refugiados en aquellas actividades que tienen la mayor demanda, facilitando su acceso al primer trabajo en Europa.
Inmersión lingüística. La competencia en inglés es uno de los componentes clave para poder trabajar y comunicarse en las sociedades europeas.
Apoyo legal. A los refugiados se les concede permiso de trabajo, pero la formalización de este proceso requiere apoyo legal para proporcionar una integración completa.
Redes de orientación. Redes de apoyo de personas y empresas que creen en el potencial humano de los refugiados que están tratando de comenzar una nueva vida en Europa es fundamental para el éxito de este proceso.
Bienestar. La mayoría de los residentes de los campamentos atraviesan un proceso de duelo debido a los traumas de la guerra y el viaje migratorio, y el apoyo psicosocial y la capacitación en habilidades sociales es clave para el éxito del programa.