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¿Por qué el 5G ha desencadenado una nueva Guerra Fría?

EE.UU. y China luchan por su implantación en todo el mundo

A sign advertising 5G is seen at CES (Consumer Electronics Show) Asia 2019 in Shanghai, China June 11, 2019. REUTERS/Aly Song
A sign advertising 5G is seen at CES (Consumer Electronics Show) Asia 2019 in Shanghai, China June 11, 2019. REUTERS/Aly SongALY SONG (REUTERS)

Si lleváis en esto de la telefonía móvil desde sus inicios (considerando tales mediados de los 90, con la comercialización de los primeros dispositivos) seguro que os habrá extrañado que, de repente, se haya montado una Guerra Fría entre dos superpotencias a cuenta de algo que nunca había ocurrido con la implantación del 3G o el 4G. ¿Qué tiene el 5G para que EE.UU. y China se estén echando los trastos a la cabeza cogiendo de rehén a medio planeta?

Está claro que tiene que haber alguna razón extra más allá de que una compañía, o un país, esté desarrollando una tecnología como es la del 5G, que se ha convertido en la pieza que todos quieren cazar, esencialmente, porque lo que está en juego es mucho: nada más y nada menos que la información, esa materia prima en la que nos hemos convertido todos cuando hacemos cualquier tarea con nuestro ordenador, móvil o tablet.

¿Qué cambia el 5G?

Básicamente, y respecto de otras tecnologías como el 4G o el 3G, el nuevo 5G lo que hace es reducir prácticamente a nada (menos de 5ms) la latencia de las conexiones. Esto significa que podremos comunicarnos con cualquier objeto conectado en tiempo real, sin delay: coches autónomos, lavadoras, ordenadores, consolas... incluso hablan de operaciones quirúrgicas a distancia o realidad virtual a demanda.

Eso, además de suponer una ingente cantidad de datos (hasta 100 veces más que las redes móviles anteriores) que acaban dando vueltas por las redes 5G y que pueden ser "distraídos" por alguien para su almacenamiento, análisis y posterior comercialización/uso, significa una ventaja con un valor estratégico incalculable.

Pensaréis que disponer de más velocidad de conexión y una menor latencia es bueno y no debería asustar a nadie, pero lo cierto es que no es así. Pensando en un uso inadecuado de esas infraestructuras, el dueño de esa red podría conocer los movimientos a cada instante de una persona concreta, cuál es su coche (¿hackearlo?), por dónde circula, dónde acaba de comer e incluso a dónde se dirige por el patrón que ya tienen de él de su rutina habitual. Eso, si eres un agente "00" del Mi6 puede ser bastante útil. ¿No?

Europa tendrá el 5G de Huawei 

Y llegamos al caso de la empresa China, que ha sido (de momento) expulsada de ese paraíso de aplicaciones y servicios que ofrecen gigantes como Google, Facebook, etc. ¿Por qué los norteamericanos han puesto el ojo en esta compañía? Pues básicamente porque es la que más tiene avanzado el desarrollo del 5G y, por esa razón, está a punto de hacerse con la infraestructura en Europa (España y Portugal ya lo han anunciado).

La compañía fundada por Ren Zhengfei lleva entre uno y tres años de ventaja frente a todos sus competidores, que son Nokia, Ericsson o Samsung, por lo que muchos países europeos están confiando en Huawei para la llegada del 5G a sus redes de manera inminente.

Así que Europa, de rebote, se ha convertido en una pieza básica en el nuevo tablero geopolítico que se está dirimiendo en esta nueva Guerra Fría entre EE.UU. y China. Y los de Donald Trump no quieren que su viejo aliado caiga en las garras del que consideran uno de sus grandes enemigos. Aunque en este caso, y sabiendo que los dos extremos buscan lo mismo de nosotros (nuestros datos), ¿qué podemos hacer? Lo ideal sería desarrollar una red 5G propia en Europa pero a la velocidad que corre el mercado, cuando esa opción sea posible, ya estaremos hablando de otra cosa.

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