Tecnología de ciencia ficción para blindar los aeropuertos españoles
Los nuevos sistemas mejoran los controles de seguridad, acortan los tiempos de espera y optimizan la experiencia
En apenas dos décadas el número de pasajeros aéreos se duplicará hasta alcanzar una cifra de 7.800 millones en todo el mundo en 2036, según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés). Lo que supone un crecimiento anual del 3,6%. Un dato y una circunstancia que no ha pasado desapercibida ni para los gestores aeroportuarios ni para las autoridades reguladoras que imponen nuevas medidas y normas para garantizar la seguridad de pasajeros y mercancías.
La implantación de soluciones automatizadas de control de fronteras, tecnologías de reconocimiento facial y biometría son ya una realidad en algunos de los aeropuertos más importante del mundo, entre ellos, los españoles. Una tecnología que, además de optimizar “los controles de seguridad, tiene un doble objetivo: acortar los tiempos de espera y mejorar la experiencia de los pasajeros durante su estancia en el aeropuerto” explica Rocío Gutiérrez Richaud, arquitecta y profesora del Máster de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Europea.
No hay que olvidar que “la aviación es un sector tremendamente regulado tanto por el tema de seguridad como por la complejidad del mismo y de los aeropuertos, y eso afecta tanto al espacio aéreo como al diseño de aeropuertos y terminales”, apunta su compañero de universidad Pablo Gil, también arquitecto y profesor de Arquitectura, Diseño y Construcciones Civiles.
Soluciones automatizadas como la biometría y el reconocimiento facial evitan agujeros en el acceso de pasajeros
Los Automatic Border System (ABC System), soluciones automatizadas para el control de fronteras, están implantados en los aeropuertos de Madrid, Barcelona, Alicante, Málaga o Ibiza, “son equipos que realizan una verificación documental junto con una comprobación biométrica facial y/o dactilar a las personas mayores de 18 años que posean un DNIe o un pasaporte electrónico y sean residentes en un país dentro del espacio Schengen. Tras la verificación del documento identificativo, el viajero habrá pasado el control fronterizo en unos 20 segundos”, comentan fuentes de Aena.
Nuevas tecnologías
Esta medida se comenzó a aplicar como complemento a los puestos fronterizos de la Policía Nacional para verificar la documentación de los pasajeros, atendiendo así las exigencias derivadas del nuevo reglamento de la Unión Europea, que entró en vigor en abril de 2017 y que obliga a los Estados miembros a realizar controles sistemáticos de todas las personas, tanto en la entrada como en la salida de las fronteras, para reforzar la seguridad.
Aena –añaden desde la gestora de aeropuertos– “trabaja de manera continua en el desarrollo de soluciones digitales y tecnologías innovadoras que permitan mejorar la experiencia del pasajero a su paso por las instalaciones aeroportuarias, así como optimizar los procesos para maximizar la capacidad y reducir los costes”.
Un ejemplo de ello es la prueba piloto biométrica que se puso en marcha en marzo pasado en el aeropuerto de Menorca. Este sistema utiliza el reconocimiento de la cara para embarcar sin necesidad de mostrar la documentación, por lo que acelera el paso por el filtro de seguridad y embarque de pasajeros, mejorando el servicio a estos últimos al tiempo que aumenta la seguridad.
“Menorca es el primer aeropuerto europeo en integrar filtro de seguridad y embarque en un solo proceso. En esta prueba no interviene para nada la Policía”, explican desde Aeropuertos Españoles.
La prueba piloto estará en marcha alrededor de doce meses y “deberá sentar las bases del futuro desarrollo de la biometría en el entorno aeroportuario, en función de los resultados del mismo. El objetivo es ir ampliando progresivamente la validación del proceso biométrico con la intención de definir el mejor sistema global”, indica Aena.
Pequeñas grandes ciudades
Safety and security. Desde los atentados del 11-S en Nueva York se han modificado y endurecido muchas normas para evitar agujeros de seguridad y blindar los aeropuertos tanto desde el lado operacional (safety) como desde el control físico de los pasajeros (security), prioritarios para garantizar que todas las operaciones de vuelo funcionen, señala Rocío Gutiérrez.
Más tiempo de espera. En aras de esa seguridad el tiempo de espera en las terminales ha aumentado y los trámites de acceso son más estresantes para los usuarios –advierte la arquitecta–, lo que ha obligado a los gestores aeroportuarios a mejorar la experiencia y el tiempo de estancia en los aeródromos, convirtiéndolos en pequeñas ciudades donde podemos encontrar de todo para relajarnos. Una vez pasados los controles, tendremos tiendas de todo tipo, restaurantes cada vez más sofisticados, zonas de ocio, descanso y todo tipo de servicios y ofertas personalizadas.
Sostenibilidad. Los aeropuertos del futuro tendrán que ser sostenibles desde el punto de vista medioambiental (contaminación del subsuelo por los combustibles, acústica...); social, con una gestión óptima de los grupos de interés afectados por la construcción de aeródromos (poblaciones, aerolíneas...), y económico: deberán ser autofinanciables, lo que generará nuevos modelos de negocio.