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Editorial

Hora de pasar página y hacer de Dia una empresa viable

Es hora de que Letterone ponga en marcha esa inyección de capital (con respeto a los derechos de los minoritarios) y de que afronte su nuevo plan de negocio

El grupo Letterone, controlado por el magnate ruso Mijail Fridman, consumó en la madrugada de este martes su toma de control de Dia. Tras lograr la mayoría del capital en la opa y cerrar el acuerdo de refinanciación con los bancos, Letterone dio órdenes tajantes al consejo para que ejecutase los cambios que había decidido. El consejo, obediente, dimitió en bloque (con la excepción de Jaime García-Legaz, por decisión de Letterone), nombró a los consejeros que representan al accionista de control y también a los independientes que le dictaron, sin incluir a ninguna mujer entre ellos y sin guardar demasiado las formas sobre el nombramiento de independientes.

Letterone se ha hecho con el 70% de Dia por unos 943 millones, una fracción de lo que valía esa participación en la empresa hace menos de dos años, cuando el inversor ruso entró por primera vez en el accionariado, a precios entre 5,11 y 5,73 euros por acción. Cuando los representantes de Fridman aún no habían abandonado el consejo, estalló una crisis desde dentro en la que la empresa reconoció que sus cuentas estaban infladas. Eso provocó una crisis de confianza que ha puesto su viabilidad en entredicho y ha deteriorado la marca y el negocio hasta el límite. Tras el hundimiento de la acción, Fridman se ha presentado como salvador de la compañía con una opa a 0,67 euros por título para tomar la mayoría y con la promesa de una ampliación de capital de 500 millones condicionada a la refinanciación de la deuda.

La banca ha despejado el horizonte financiero de la empresa con el acuerdo cerrado el lunes. Se entiende que se queje del agravio comparativo frente a los bonistas, pero aceptar el acuerdo era la opción más responsable. Falta por ver si el compromiso de Fridman de otorgar en el futuro un trato equitativo a bancos y bonistas se cumple o queda en papel mojado.

En todo caso, Letterone se ha hecho ya con las riendas de la empresa. Es hora de que ponga en marcha esa inyección de capital (con respeto a los derechos de los minoritarios) y de que afronte su nuevo plan de negocio. Ha nombrado a consejeros con experiencia en el sector, empezando por el nuevo consejero delegado. Pero no hay soluciones mágicas tras una crisis como la que ha sufrido Dia y menos en un sector tan competitivo como la distribución. Toca pasar página y trabajar duro para volver a hacer de Dia una compañía viable y rentable, capaz de mantener el empleo y cumplir con sus obligaciones.

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