Un hombre tenaz y valiente
No resulta fácil escribir desde la emoción que te embarga tras la pérdida de un compañero y de un amigo. Alfredo Pérez Rubalcaba era un hombre sencillo y honesto. Alguien que tras haber desempeñado responsabilidades públicas durante décadas pensó que su vida debía continuar en la facultad, volviendo a dar clase. Esa era su profesión. Siempre distinguió la condición de político de la profesión de enseñante y sabía que debía haber un refugio, el de tu oficio, tras la vida pública. Diputado socialista, Ministro de Educación, de la Presidencia y portavoz durante los gobiernos de Felipe González y Ministro de Interior y Vicepresidente en los gobiernos presididos por Jose Luis Rodríguez Zapatero. ¿Cómo no recordar hoy su papel trascendental en la lucha contra el terrorismo coronando una labor de décadas que hizo posible la victoria de la democracia española contra la violencia y el crimen político? Y al hacerlo, resulta imposible dejar de recordar su desazón ante la insidia que entonces y ahora tanto espacio ocupan en la vida pública española.
Hombre culto y delicado, pero tenaz y valiente. Trabajador incansable. Amante del deporte, al que dedicó los mejores años de su juventud. Capaz de disfrutar de la música y del fútbol, sus grandes pasiones. Creía en una sociedad de personales libres y pensaba que la educación era la gran palanca de la igualdad y la riqueza. Formó parte, como Secretario de Estado y después como Ministro de Educación de aquel inolvidable equipo humano que impulsó la primera gran reforma educativa en la España del último cuarto del siglo pasado. Defendía la igualdad de oportunidades como uno de los pilares de las sociedades libres pero era consciente de sus limitaciones: nunca habría oportunidades iguales y reales para todos sin equilibrio en los resultados, sin asegurar que unos y otros puedan caminar de la mano aunque sus capacidades sean distintas.
Fue también, como no evocarlo, Presidente y portavoz del Grupo parlamentario Socialista. Su discurso en la sesión en que el Congreso de los Diputados debatió las propuestas contenidas en el Plan Ibarreche no solo figura en el Diario de Sesiones sino que permanecerá en el recuerdo de todos los socialistas, de esa parte de la sociedad española que quiere construir cada día un espacio de convivencia conscientes de que la igualdad y la democracia, la libertad y la dignidad no pueden estar en baúles separados.
Alfredo Pérez Rubalcaba fue también Secretario General del Partido Socialista. Cuando España atravesaba una de las peores crisis en su historia moderna, aceptó hacerse cargo de la dirección del PSOE. Por supuesto, era muy consciente de las enormes dificultades y, europeísta convencido, nunca aceptó la ceguera de las instituciones europeas al imponer una política de austeridad a ultranza que está detrás de los ingentes costes sociales y políticos que la crisis ha ocasionado a buena parte de las economías europeas. Ahora Rubalcaba ya descansa pero somos muchos los que le recordaremos como uno de los mejores en el tiempo que nos ha tocado vivir.
Valeriano Gómez es ex ministro de Trabajo e Inmigración del PSOE