El liderazgo político que debe llegar tras la hostilidad y la división
Liquidado el bipartidismo en España, llega el momento del diálogo y de la escucha
Tras una campaña electoral en la que han primado los enfrentamientos, la hostilidad y la división, los resultados de las elecciones del pasado domingo dibujan un panorama algo más claro y amable, pero no suficiente para dotar al país de estabilidad. El PSOE, tras sufrir ataques y acusaciones durante semanas desde ambos lados, con especial énfasis del sector de la derecha, es el gran reforzado con 123 diputados. El Partido Popular, con 66 escaños y un liderazgo quebrado, es el gran derrotado tras la irrupción de la extrema derecha de Vox y el firme paso de Ciudadanos, que reclama su lugar en el eje derecha tras protagonizar una dura campaña contra Pedro Sánchez.
A pesar de esto, opina José Rama, profesor del departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, los dirigentes políticos deben entender el panorama claro que han dibujado las urnas. “Hemos visto que España tiene un electorado moderado que muestra que el vaticinio de la extrema derecha se ha quedado en nada. Ese es el mensaje, que las formaciones moderadas, el PSOE y Ciudadanos, son las que reciben mayor apoyo, y como tal, deben actuar en consecuencia”. Por eso, en opinión del docente, los dos grandes triunfadores del domingo tienen dos opciones. Por un lado, Pedro Sánchez puede “escuchar los gritos de Ferraz” contrarios a un pacto con Rivera y erigirse como el nuevo líder de la izquierda, tratando de rascar más seguidores a Unidas Podemos y de recuperar a los votantes tradicionales del PSOE que abandonaron la formación. Al mismo tiempo, Rivera tiene la ocasión de dirigir el sector de la derecha, de continuar desangrando al PP y de mantener un discurso duro contra la política territorial de Sánchez o UP.
Sin embargo, el liderazgo político que necesita la sociedad española, prosigue José Rama, “pensando en la estabilidad económica, en las peticiones del sector empresarial y en los votos del domingo”, es otro. Así, y para estar a la altura de las circunstancias, “se podría entender que PSOE y Cs, que en su día firmaron una hoja de ruta para gobernar juntos, consigan ponerse de acuerdo”. Todo va a depender de lo que suceda tras las elecciones autonómicas y municipales de mayo, pero “Sánchez ya dicho que no va a poner ningún cordón sanitario, y la respuesta de Rivera puede cambiar”.
Con el bipartidismo finiquitado, lo que se impone ahora es ejercer un liderazgo acorde con el multipartidismo, en el que es importante, así lo asegura Jon Segovia, responsable del departamento de liderazgo y personas de Deusto Business School (DBS), saber gestionar las pérdidas. Para ello recrea el escenario del Senado de la antigua Roma y aconseja que el estilo de liderazgo sea con arreglo a la auctoritas y no la potestas.
“Ya no sirve el ordeno y mando, la dureza, sino que hay que buscar el diálogo, la empatía y la escucha, ya que es necesario inspirar para rebajar la incertidumbre, pero a la vez tomar decisiones seguras, con determinación”, agrega este experto, que también destaca la capacidad de resiliencia que ha de tener la clase política. Un ejemplo de esa resistencia es el caso de Pedro Sánchez, que “aparentemente estaba muerto, pero va a ser el próximo presidente del Gobierno”. Por tanto, no descarta una resurrección de Pablo Casado, que está ahora en este mismo lugar. Lo que también afirma el docente de la citada escuela de negocios es que una vez bajado el telón del show es el momento de hacer tres lecturas: de autoconocimiento, autogestión y de gestión de terceros.
De autenticidad habla Margarita Mayo, profesora de liderazgo y comportamiento organizacional en IE, para referirse al nuevo perfil que han de tener los políticos españoles para enfrentarse a esta nueva legislatura. “Han de ser fieles a sí mismos, coherentes sobre todo con sus programas, pero a la vez tienen que transmitir confianza”. Porque esa es una de las asignaturas de la clase política, con una aguda crisis de credibilidad. “La gente quiere estabilidad, convivencia y prosperidad. Todos quieren mejorar, pero no una gran revolución, y queda claro que no se quiere a líderes arrogantes, ya que se desea una convivencia con grandes dosis de normalidad”, afirma Mayo, que aporta otro trazo a su dibujo, el del líder que reconoce sus errores, pero sobre todo que no comprometa el futuro de las nuevas generaciones, a quienes preocupan temas como el cambio climático. “No ha de ser de vuelos cortos, sino con visión a largo plazo, debe resolver problemas de hoy sin comprometer el mañana”.
El profesor de Esade Ceferí Soler resalta la juventud de los candidatos a presidir España, “a todos les falta el seniority, la experiencia que se requiere para gestionar situaciones complejas”, pero también pecan de estar alejados de la realidad de los ciudadanos. “El despacho te protege, pero hay que salir a la calle, escuchar las necesidades de la gente”, explica. En su opinión, la flexibilidad debe ser determinante. “Deben estar constantemente aprendiendo, tienen que saber escuchar antes de tomar decisiones y demostrar que tienen pasión por lo que hacen, que hacen las cosas porque se las creen”, asegura el experto en gestión de personas de Esade