La Audiencia Nacional juzgará a principios de 2020 a los Salazar por el agujero de Sos Cuétara
La fiscalía pide 30 años de cárcel por un presunto desvío de más de 200 millones
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional juzgará en los primeros meses de 2020 a los hermanos Jesús y Jaime Salazar Bello, durante años máximos accionistas y gestores de Sos Cuétara, el grupo de alimentación origen de la actual Deoleo. En un principio había fijado la fecha del 20 de enero de 2020, en la sede del tribunal en San Fernando de Henares (Madrid), según explican fuentes cercanas al caso a CincoDías, pero algunos de los abogados de las partes han pedido su retraso, que de concederse, no debería pasar del primer trimestre.
La instrucción finalizó en 2016, y la fiscalía reclamó para los Salazar 30 años de cárcel. Además, el juez instructor Femando Andreu les instó a indemnizar a Deoleo con cerca de 250 millones de euros por responsabilidad civil, cantidad que no han repuesto al estar embargados.
El caso se extiende a otro hermano Salazar, Raúl, y a seis exdirectivos más de la antigua Sos Cuétara. A todos ellos se les acusa de los delitos de estafa, blanqueo de capitales, delito societario, encubrimiento, administración desleal e insolvencia punible por la gestión de la compañía entre 2007 y 2009.
El caso gira a un agujero de más de 200 millones de euros en la contabilidad de Sos Cuétara. La fiscalía ha sostenido que los acusados utilizaron una serie de sociedades vinculadas para, supuestamente, desviar fondos de esta compañía.
En el centro de ese entramado estaba la sociedad Cóndor Plus, controlada por Jesús y Jaime Salazar. En las cuentas del ejercicio 2008 se reflejó un crédito concedido por Sos Cuétara a esta mercantil, por valor de 205 millones. Entonces, ambos sumaban el 30% del capital del grupo alimentario. Jesús era consejero delegado y presidente, y su hermano, vicepresidente.
Cóndor Plus cedía el dinero a otra mercantil de los Salazar, Unión de Capitales, y esta lo distribuía entre otra serie de empresas vinculadas al grupo.
Según han sostenido las defensas de los acusados durante todo el proceso, aquel esquema societario se llevó a cabo para facilitar la llegada al capital del fondo soberano libio, que se comprometió a adquirir en 2008 el 29,9% de las acciones del grupo, siempre que una parte de ellas procediesen del mercado. Aquellas sociedades se dedicaron a acumular títulos de Sos en Bolsa con esos 205 millones para después venderlas al fondo libio, que se esfumó a escasos días de cerrar el acuerdo, dejando en el limbo esas acciones. Estas se mantuvieron intactas durante años perdiendo su valor.
El consejo de administración acabó destituyendo a Jesús y Jaime Salazar el 30 de abril de 2009 y les llevó a los tribunales. Fuentes de la defensa de Jesús Salazar, que ahora lidera José Antonio Choclán, rechazan a este periódico haber cometido delito alguno. Niegan haber desviado fondos a paraísos fiscales o haberse llevado dinero de la compañía, y defienden que todo se estructuró para facilitar la venta de acciones al fondo soberano libio. Salazar basará su defensa, principalmente, en un informe de la Agencia Tributaria en el que se rechazaría delito fiscal o desvío de fondos; otro de KPMG que negaría cualquier irregularidad en la compra venta de acciones; y un acta del consejo de administración donde se expuso la operativa y se aprobó. Las acusaciones sostienen que de aquellas operaciones se desviaron fondos y que el consejo fue ajeno a todo ello.
El caso significó el punto de partida del progresivo declive de lo que hoy es Deoleo. Durante años, Sos Cuétara fue un gigante que había basado su crecimiento en compras y un alto endeudamiento. Durante aquellos meses de negociación con el fondo libio, la empresa había comprado la aceitera italiana Bertolli a Unilever por 630 millones. En los años previos había acometido adquisiciones como las de Koipe o Cuétara, siempre con el crédito bancario como herramienta.
La crisis financiera llegó y el grupo se topó con un endeudamiento de más de 1.500 millones, además del presunto agujero contable superior a los 200 millones de euros. Comenzó entonces un proceso de reestructuración, con la venta de Cuétara y luego Sos, en este caso a Ebro Foods.
Desde 2008, Deoleo acumula pérdidas de cerca de 1.200 millones de euros. En esos 10 años solo ha cerrado en números negros dos. Se han sucedido seis consejeros delegados [tres en lo que va de 2019] al frente de su gestión diaria, ha acometido cinco ampliaciones de capital y tres reducciones [llegará una nueva antes del verano], y sus ingresos han caído un 52%, de 1.259 millones a 605 en el último año. La acción, apenas vale hoy cinco céntimos de euro, con una capitalización de 80 millones.
En causa de disolución desde febrero
Cuenta atrás. Deoleo se encuentra en causa de disolución desde el pasado 28 de febrero, cuando reveló unas pérdidas consolidadas de casi 300 millones de euros en el ejercicio 2018, lo que provocó que su patrimonio neto cayese a menos de la mitad de su capital social, a solo 35 millones. Por ello, el consejo de administración ha tenido que anticipar la celebración de su junta de accionistas al 3 de junio, cuando habitualmente se llevaba a cabo ya entado julio. En ella se apobará una reducción del capital del 90%.